EFE | LA PATRIA | NAIROBI
El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, declaró ayer tres días de luto nacional tras la matanza del pasado jueves en la Universidad de Garissa en la que murieron 148 personas y pidió a los ciudadanos que permanezcan unidos.
En un discurso televisado, el primero desde que finalizó la operación de asalto, el presidente keniano condenó el ataque, que calificó de bárbaro, y prometió hacer todo lo posible para defender a los kenianos.
Kenyatta aseguró que las fuerzas de seguridad están haciendo todo lo que está en sus manos para capturar al cerebro del ataque, Mohamed Kuno, que el Gobierno keniano ha identificado como el líder de Al Shabab en la región somalí de Juba, fronteriza con las zonas más afectadas por los ataques del grupo islamista.
El ataque contra la Universidad de Garissa, el peor desde el atentado contra la embajada de Estados Unidos en Nairobi en 1998 que causó 213 muertos, ha vuelto a poner de manifiesto la división que existe en Kenia entre cristianos y musulmanes, pues estos últimos se consideran marginados por el Gobierno central.
A este respecto, Kenyatta pidió a la comunidad musulmana que colabore con las fuerzas de seguridad para combatir a los radicales que utilizan el islam para conseguir sus propios objetivos.
Los investigadores del caso creen que Kuno abandonó su escondite en Somalia para vengar la muerte del jeque Mohamed Ali Kheir, un amigo suyo que apareció muerto en extrañas circunstancias después de ser secuestrado en Garissa a finales de diciembre del año pasado.
La conmoción y el dolor todavía se podían sentir ayer en la ciudad de Garissa, que tres días después del ataque sigue paralizada y cuyos habitantes siguen consternados por la matanza en la universidad.
"La gente tiene miedo a salir a la calle, ni siquiera se atreven a ir a la mezquita a rezar, por lo que los ánimos están por los suelos y costará mucho recuperarse", explicó Mohamed Khalif, un respetado miembro del consejo de ancianos de la ciudad.
Identificaron un terrorista
Uno de los cuatro terroristas de Al Shabab fue identificado como el keniano Abdirahim Abdulahi, hijo de un político local de la ciudad de Mandera y un prometedor abogado. Abdulahi fue identificado ayer cuando las Fuerzas de Defensa de Kenia exhibieron los cadáveres de los cuatro atacantes en la parte trasera de un vehículo que conducía a baja velocidad por las calles de Garissa.
Su padre, cuyo nombre no ha transcendido, alertó a las autoridades de que su hijo había desaparecido y que sospechaba que había viajado a Somalia, ya que en el último año no había querido darle pistas sobre su paradero.
Al parecer, el padre ya había denunciado que Abdirahim podría haberse unido al grupo islamista Al Shabab cuando cursaba segundo año de Derecho en la Universidad de Nairobi.
Una persona de su entorno lo definió como un abogado brillante con un futuro prometedor y según su registro escolar acabó la escuela secundaria con un currículum escolar impecable.
Ayer los cuerpos de los cuatro terroristas fueron exhibidos, desnudos, para que la población local ayudara a identificarlos y cientos de personas, incluidos niños, se congregaron en las calles para ver los cadáveres y algunos les tiraron piedras e insultaron.
Destacado
En los dos últimos años Al Shabab ha perpetrado numerosas masacres en territorio keniano, entre las que destacan las del centro comercial Westgate de Nairobi (2013), las de Mpeketoni, Gamba y Mandera (2014) y la más reciente en Garissa (2015), que han causado 350 muertos.
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Cinco personas han sido detenidas en relación a la masacre, tres de ellas cuando intentaban huir a Somalia, y todavía se busca al presunto cerebro, Mohamed Kuno, que sigue en paradero desconocido.
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