EFE | LA PATRIA | Río de Janeiro
Los restos hallados el miércoles en una remota región de la Amazonía brasileña corresponden a los del periodista británico Dom Phillips y del indigenista brasileño Bruno Araújo Pereira, que estaban desaparecidos desde el 5 de junio y fueron asesinados a balazos con un arma de caza.
El anuncio de que los restos rescatados corresponden a los de los dos desaparecidos y de que la pericia confirmó su muerte por heridas de arma de fuego fue hecho este sábado por la Policía Federal, que coordina las investigaciones sobre el crimen que conmocionó a Brasil y ha generado protestas en todo el mundo.
De acuerdo con un comunicado divulgado por el organismo, parte de los restos humanos encontrados el miércoles fueron identificados como pertenecientes a Araújo Pereira, un especialista en indígenas no contactados en la Amazonía y que le servía de guía a Phillips.
La identificación fue posible gracias al examen de arcada dental hecho por los especialistas del Instituto Nacional de Criminalista de la Policía Federal en Brasilia.
El viernes el organismo ya había informado que algunos de los restos mortales hallados dos días antes corresponden a los del periodista británico, que era colaborador del diario inglés The Guardian.
Su identificación también fue posible gracias a "un examen de odontología legal combinado con antropología forense".
La Policía Federal informó igualmente que las pericias permitieron establecer que el indigenista fue tiroteado en la cabeza y en el tórax y el periodista en el tórax.
El examen médico legal estableció que la muerte de Phillips "fue causada por traumatismo toracoabdominal por disparo de arma de fuego con munición típica de caza, con múltiples balines, que provocaron lesiones principalmente en las regiones abdominal y torácica (1 tiro)", según el comunicado.
La de Araújo Pereira, por su parte "fue causada por traumatismo toracoabdominal y craneano por disparos de arma de fuego con munición típica de caza, con múltiples balines, que provocaron lesiones en las regiones tórax/abdomen (2 tiros) y cara/cráneo (1 tiro)".
Varias personas protestan para exigir justicia por la muerte del periodista británico Dom Phillips y el indigenista brasileño Bruno Araújo, ayer, en Sao Paulo (Brasil).
La dificultad en la identificación obedeció a que, como lo confesó uno de los autores del crimen, las dos víctimas fueron asesinadas a tiros y descuartizadas antes de que sus restos fueran incinerados y ocultados en un lugar de difícil acceso en medio de la selva.
La confirmación de la identificación de los restos y de las causas de la muerte fue anunciada poco después de que el tercer sospechoso de los asesinatos se entregara a las autoridades y fuera inmediatamente detenido.
Se trata de un hombre identificado como Jeferson da Silva Lima, conocido como "Pelado da Dinha" y que es sospechoso de haber sido cómplice de los hermanos Amarildo y Oseney da Costa Oliveira, el primero de los cuales es reo confeso en el crimen.
Da Silva Lima se presentó voluntariamente a primera hora de este sábado en la comisaría de la vecina Atalaia do Norte.
"Según todas las pruebas y todos los testimonios que hemos escuchado hasta el momento, él (Da Silva Lima) estaba en la escena del crimen y participó activamente en el doble homicidio", afirmó el comisario Alex Perez Timoteo, de la Policía Civil de Atalaia do Norte.
La Policía Civil de Atalaia do Norte y la Policía Federal, que colaboran en el caso, investigan hasta cinco sospechosos por los crímenes de desaparición y doble asesinato, y por la ocultación de sus cadáveres.
Phillips y Araújo estaban desaparecidos desde el 5 de junio y habían sido vistos por última vez cuando navegaban por un río de la región del Valle do Jaravi, en una recóndita zona de la Amazonía brasileña fronteriza con Colombia y Perú.
Los dos hermanos arrestados por el crimen son pescadores y ya habían sido reprendidos por Araújo por pescar en áreas de jurisdicción de reservas indígenas, lo que es prohibido.
El preso que confesó el crimen condujo a las autoridades hasta el lugar en que enterró los cuerpos de sus víctimas, ubicado a unos 3 kilómetros selva adentro del río en que los interceptó y los mató.
Pereira había recibido amenazas en varias oportunidades por sus denuncias contra organizaciones que se dedican al narcotráfico, la tala, la pesca ilegal y la caza en las reservas indígenas del Vale do Javari.
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