EFE | LA PATRIA | MANAGUA
Miles de nicaragüenses superaron ayer el miedo para salir a las calles en la marcha Juntos somos un volcán y decirle así con contundencia al presidente, Daniel Ortega, que quieren que se vaya.
Durante la manifestación convocada por la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, los nicaragüenses demandaron la dimisión de Ortega, a quien responsabilizan por las al menos 351 personas muertas en casi tres meses.
"Vamos a seguir en las calles por la justicia y la democracia", dijo el presidente de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic), Michael Healy, antes del inicio de la marcha, que arrancó una vez que los manifestantes entonaron el himno nacional.
La marcha se inició en la Rotonda Cristo Rey, cerca del centro de la capital nicaragüense, y culminó en la Rotonda Jean Paul Genie, sureste de la ciudad, y transcurrió sin incidentes.
"Estamos hartos de Ortega, de su corrupción: todos son un atajo de corruptos", dijo María Eugenia Narváez, en la marcha.
La joven Valentina Trejos afirmó que acudió a la marcha "para luchar por una causa, que es la libertad de nuestro país".
"El pueblo de Nicaragua está cansado de la historia dictatorial", dijo la joven, mientras caminaba con una bandera roja que "simboliza la represión contra nuestros hermanos caídos", explicó.
En la marcha participaron personas de distintas generaciones, como una abuela que se identificó como Rosa. "Marcho por mis hijos, mis nietos, por una Nicaragua libre", dijo.
La caminata partió en medio de un ambiente festivo, animado con bandas rítmicas, trompetas de todo tipo y disparos al aire de morteros artesanales, que normalmente son utilizados para animar fiestas patronales y últimamente como método de defensa ante la represión gubernamental.
La algarabía no impidió que se escuchara "El pueblo unido jamás será vencido", canción de protesta de las manifestaciones de Nicaragua.
Consignas como "¡Eran estudiantes, no eran delincuentes!", en referencia a los primeros fallecidos durante la represión, fueron continuamente repetidas en la marcha, a la que muchos acudieron con los rostros tapados, para evitar ser agredidos por personas afines al Gobierno al regresar a sus casas.
Los nicaragüenses también portaron pancartas con las leyendas "Protestar es mi derecho, reprimir es un delito", "Porque queremos justicia y democracia", "Hemos aguantado, pero ya explotamos", entre otras.
Algunos reconocieron su temor de marchar debido a las 351 personas que han muerto, según la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), en la represión contra las manifestaciones que comenzaron el pasado 18 de abril.
"Claro que tengo miedo de salir a la calle porque sé de lo que son capaces", explicó Henry Martínez, quien aseguró que formó parte del oficialista Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN).
"El Estado es el encargado de velar constitucionalmente por nuestra seguridad y es el que hoy nos está asesinando. Yo, como joven no puedo quedarme de ojos cerrados, de brazos cruzados sin alzar mi voz contra este Gobierno que desde hace 3 meses nos viene quitando la paz", agregó Martínez.
Esa marcha es la primera de tres días de protestas convocadas por la oposición que continuarán hoy con un paro nacional de 24 horas y concluirán mañana con una gran caravana.
El Gobierno llamó a los trabajadores del Estado y a sus simpatizantes a conmemorar el 39 aniversario del llamado repliegue táctico a Masaya.
"El día viernes 13 de julio estaremos conmemorando el 39 aniversario del histórico repliegue táctico a Masaya, #AlRepliegueConDaniel, con una caravana masiva de motocicletas, automóviles, camionetas y camiones, llenos de alegría, convicción y mística revolucionaria", dice la invitación del Gobierno.
Ortega encabezará la celebración del 39 aniversario del repliegue táctico que los guerrilleros sandinistas realizaron hacia Masaya (sureste) -declarada "territorio libre del dictador" por sus habitantes-, antes de derrocar al Gobierno de Anastasio Somoza Debayle.
Tanto la Iglesia católica como organizaciones de derechos humanos, empresarios, productores, y otros sectores de la población de Nicaragua han pedido a Ortega no celebrar el repliegue, porque consideran que agravaría la crisis.
Esa caminata, de unos 30 kilómetros, va desde Managua hasta la comunidad indígena de Monimbó, en Masaya, donde los pobladores que se mantienen atrincherados en barricadas han prometido no dejar entrar al mandatario, a quien tildan de "dictador".
Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, con Daniel Ortega también como presidente. Las protestas contra Ortega se iniciaron el 18 de abril, por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de 11 años en el poder.
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