HUGO SÁNCHEZ
EFE | LA PATRIA | SAN SALVADOR
Elías Antonio Saca, de 53 años, pasó de ser el presidente más popular de la historia democrática de El Salvador a convertirse en un corrupto confeso, por lo que fue condenado a 10 años de prisión por malversar 300 millones de dólares del Estado.
Atrás quedó la imagen del carismático líder de la derecha salvadoreña que dejó los micrófonos de radio para dirigir al partido de derecha más exitoso de El Salvador y derrotar con contundencia al máximo referente de la izquierda, el excomandante guerrillero Shafick Handal, en las elecciones presidenciales del 2004.
Y es que ningún presidente, ni el izquierdista Mauricio Funes que rompió la hegemonía de la derecha en el poder en 2009, ha alcanzado o superado en la primera vuelta de una elección el 57,7% de votos a favor que registró Saca.
Saca, descendiente de emigrantes palestinos católicos, antes de ser jefe de Estado dirigió la principal gremial de empresarios del país, y entre 1997 y 2001 presidió la Asociación Salvadoreña de Empresas de Radio (ASDER) y el Comité Permanente de la Libertad de Expresión de la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR).
No concluyó la licenciatura en Periodismo en la estatal Universidad de El Salvador por dedicarse a trabajar como locutor y luego como presentador en un programa televisivo de deportes. Su carrera empresarial comenzó en 1980.
Su debacle dentro del partido que lo llevó al poder, la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), comenzó con la derrota en las elecciones presidenciales del 2009.
Saca fue acusado de participar en una "confabulación" para "dividir" a Arena y haber dirigido un "proceso viciado" en la elección de Rodrigo Ávila como candidato presidencial, por lo que en diciembre del 2009 fue expulsado del partido, cuando ya había voces que hablaban de irregularidades cometidas en su administración.
Toda esta actividad política se dio al margen de una trama de corrupción con la que Saca eliminó del presupuesto estatal 300 millones de dólares y cuyos cimientos fundó apenas tomó el poder.
Tuvieron que pasar nueve años desde el final de su gestión para que las autoridades lo detuvieron el 30 de octubre del 2017 durante la boda de un hijo.
El 9 de agosto, el expresidente confesó que en 2004 emitió un reglamento que daba la categoría de secreto de Estado a la información sobre los fondos manejados como "gastos reservados".
Bajo el amparo de esta normativa, Saca y sus presuntos cómplices movieron los millones a cuentas bancarias particulares y de ahí el dinero pasó a manos de agencias de publicidad, que acordaron cobrar una comisión, o "sociedades de papel", que llevaron los fondos hasta la empresas del exmandatario.
"Me aproveché de la organización y de los escasos dispositivos de control para trasladar fondos a otras personas sin relación con la Presidencia", dado que las auditorías se hacían "de forma superficial", dijo Saca.
"¿Acepta usted haber cometido de manera dolosa el delito de peculado y lavado de dinero que le está atribuye la Fiscalía?", preguntó un fiscal a Saca, quien respondió con un seco "sí".
Saca purgará 10 años de prisión por estos cargos, de los que se reducirán los casi 2 años que pasó en prisión preventiva, mientras que sus excolaboradores recibieron penas de entre 3 y 16 años de cárcel.
Elías Antonio Saca es propietario de 86 emisoras, las cuales podría perder si un juez emite una sentencia de responsabilidad civil.
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