Carla Vilas Boas es mulata, con raíces africanas, indígenas y europeas, como la mayoría de la población de Brasil. Pero dedica mucho tiempo a alisar su pelo crespo, forzada a mirarse en el espejo de la televisión, donde las rubias de ojos claros son el modelo de la mujer brasileña.
Vilas Boas, una trabajadora doméstica de 32 años, reconoce que las populares telenovelas están empezando a presentar algunos personajes como ella, que trabajan muchas horas por día y viven en “favelas” (comunidades pobres y hacinadas).
Aun así, siente que eso no es lo que ella ve en su espejo diariamente. En la publicidad “son unas pocas morenas entre muchas rubias de ojos azules. Y una se pregunta: ¿será que si compro el mismo champú y voy a la peluquería quedo igual?”, dice.
Pero ni con el nuevo champú ni yendo a la peluquería “queda igual”, y Vilas Boas concede que eso la hace “sentirse mal”.
Más de la mitad de las mujeres de este país no se identifican con la imagen que les devuelve el presunto espejo de la televisión. Y así, por prejuicios que prevalecen sobre la visión comercial, las empresas anunciantes se pierden un importante sector de consumidoras.
Alejados de la realidad
Las opiniones de la población femenina fueron sistematizadas en un estudio de la encuestadora Data Popular y del feminista Instituto Patrícia Galvão (IPG) para el que se realizaron 1.501 entrevistas a mujeres y hombres mayores de 18 años en 100 municipios de todas las regiones de este país con casi 200 millones de habitantes.
El estudio “Representaciones de las mujeres en la publicidad de TV” reveló que 56% de las personas entrevistadas consideran que los avisos publicitarios no muestran a las brasileñas reales.
Para 65%, el modelo de belleza en la publicidad televisiva dista mucho de la realidad de las brasileñas, y 60% consideran que las mujeres se frustran cuando no se ven reflejadas.
La mayoría de esas piezas publicitarias siguen el prototipo europeo de mujeres “jóvenes, blancas, delgadas, rubias, con cabello lacio y de clase alta”, dice el estudio.
A los 17 años, Karina Lopes se siente insegura como mujer. Su cuerpo está cambiando, pero no hacia las formas que ve en la publicidad que le ofrece ropa, maquillaje y yogures dietéticos.
“Aunque coma ese yogur todos los días nunca seré flaca como esa mujer que lo vende. Una se siente mal porque esa imagen es muy diferente a una. Las mujeres normales no estamos en la televisión”, dice la adolescente.
Pluralidad
Para Mara Vidal, vicedirectora del IPG, “somos una pluralidad de diferentes tonalidades y formas. No somos estereotipos. Es lo que está diciendo la población, no es cosa de organizaciones feministas ni estudios académicos”.
“Es la población la que dice queremos estar más representadas en la sociedad, y no por un sujeto único y universal”, agrega Vidal.
También ella sufrió en el pasado. De piel mulata y cabellera pelirroja, de niña no quería ir a la escuela porque le decían “negra pelo de escoba”, cuenta.
“Solo me empezó a gustar mi cabello en la universidad y dejé de alisármelo. Mi generación no tenía la conciencia de hoy. La imagen de ‘buena presencia’ no correspondía a la de nuestro cabello y color”, recuerda.
En el estudio, 51% de los encuestados señalan que les gustaría ver a más mujeres negras en la publicidad, y 64% a más mujeres de clases populares.
La televisión de este país y sus famosas telenovelas fueron superando poco a poco esos prejuicios, y hoy sus personajes negros o mulatos están menos limitados a los tradicionales roles discriminatorios de empleada doméstica, chofer de la familia o bandido. Algunas, inclusive, tuvieron negras y mulatas como protagonistas.
Pero la publicidad, a menos que esté dirigida específicamente a ese grupo étnico, todavía no representa a la población negra.
Publicidad
La publicidad del gobierno y de empresas estatales incorpora cada vez más la imagen “políticamente correcta” de la diversidad étnica nacional.
Pero “no hay aún el volumen deseado. Brasil, por su tradición de exclusión de los negros, todavía no se atreve a mostrar a pleno esa realidad”, opina Vidal.
Renato Meirelles, director de Data Popular, sostiene que el miedo que tienen los anunciantes es a que la mujer blanca no compre si la muchacha de la publicidad es negra. Pocos se preocupan de que la mujer negra no compra porque la modelo del anuncio es blanca”, reflexiona.
En su opinión, “los viejos factores de aspiración” son sustituidos por otros “de inspiración”, en el que los modelos son mujeres negras que han tenido éxito. “Las empresas deberían entender ese proceso de conquista que hemos vivido”, concluye.
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