España ¿y ahora qué?

Efe | LA PATRIA | Madrid

La decisión del Parlamento catalán de declarar la independencia de esa región española abre un escenario insólito e incierto que hasta ahora ningún Gobierno español ha transitado.

Para reducir la tensión, y dentro de las medidas para restablecer la legalidad constitucional, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, convocó ayer mismo a elecciones regionales en Cataluña para el 21 de diciembre, con el argumento de "dar voz" a los catalanes.

El desafío independentista, fraguado durante los últimos años, desembocó en una resolución aprobada por un Parlamento regional dividido que insta a abrir un proceso para constituir una república independiente de España.

La ilegalidad de todos los pasos dados por los soberanistas catalanes, dictada por los tribunales españoles, no impidió la puesta en escena de esa declaración de independencia, sin valor legal alguno y sin ningún reconocimiento internacional.

La Unión Europea, las principales capitales comunitarias y EE.UU. se situaron del lado del Gobierno español y la legalidad y contra la declaración independentista.

El pulso

Consciente de esas limitaciones y con la perspectiva de una inminente respuesta legal del Estado, los independentistas fían el inmediato futuro a la movilización de los ciudadanos y a que la calle permita mantener el aliento soberanista.

Por eso ayer, tras la declaración de independencia, el presidente catalán, Carles Puigdemont, llamó a los ciudadanos para que mantengan "el pulso del país".

El problema, en el caso de Cataluña, es que la división existe no solo entre los políticos, sino en la sociedad.

Entre tanto, el Consejo de Ministros español aprobó el cese de todo el Gobierno de Puigdemont y la disolución del Parlamento regional, con la convocatoria de comicios autonómicos para el 21 de diciembre.

"No hay alternativa. Hay que proteger a los catalanes de una minoría se erige propietaria de Cataluña y considera como exclusiva una historia, cultura y sentimientos que son patrimonio de la comunidad”,dijo Rajoy.

Sin embargo, hay incertidumbre por la resistencia, institucional y ciudadana, que generen en Cataluña las iniciativas legales del presidente español, respaldadas también por los socialistas del PSOE y los liberales de Ciudadanos.

Por eso la respuesta del Estado, en aplicación del artículo 155 de la Constitución, es una ruta hasta ahora no recorrida en las cuatro décadas de la actual etapa democrática española.

Medidas del gobierno español

* El cese del Gabinete catalán

* La limitación de los poderes del Parlamento regional

* La celebración de elecciones regionales antes de seis meses, de acuerdo con el artículo 155 de la Constitución española.

Los principales países del mundo -entre ellos EE.UU., Alemania, Reino Unido, Rusia y Francia- y destacadas instituciones como la UE, la ONU y la OTAN rechazaron la independencia de Cataluña y mostraron su apoyo a la unidad de España.

Así votaron

La sesión registró momentos de tensión, en especial cuando la mayoría soberanista cambió el modo de votar al llegar la resolución independentista.

Mientras las de la oposición eran en voto electrónico, que permite identificar al votante, la declaración independentista se sometió al escrutinio secreto, en urna, con el fin de evitar posibles repercusiones penales.

La oposición protestó por el cambio de reglas de votación sobre la marcha y algunos diputados tacharon de "cobardes" a los secesionistas, por ocultar su voto.

"Asumimos el mandato del pueblo de Cataluña expresado en el referéndum de autodeterminación del 1 de octubre y declaramos que Cataluña se convierte en un Estado independiente en forma de república", proclama literalmente el texto presentado por JxSí y la CUP, las dos fuerzas secesionistas, que sumaron 70 votos, de un total de 135 integrantes del Parlamento.

En contra votaron 10 diputados y se abstuvieron otros dos, mientras que antes de la votación abandonaron el hemiciclo medio centenar de parlamentarios liberales, socialistas y conservadores en desacuerdo con la iniciativa secesionista.