MARTA RULLÁN
EFE | LA PATRIA | ROMA
El triunfo de Giorgia Meloni, la nueva reina de la ultraderecha europea, abre una etapa sin precedentes en la historia política italiana en las últimas décadas.
La abrumadora victoria de Meloni -la primera mujer en convertirse en primera ministra en Italia cuando dentro de algunas semanas reciba el encargo del jefe del Estado- junto a la coalición que forma con el soberanista Matteo Salvini y el consevador Silvio Berlusconi dará lugar a un Gobierno de ultraderecha que la Unión Europea mira con inquietud.
La alianza formada por Hermanos de Italia (FdI), Liga y Forza Italia (FI), que obtuvo el 44,1% de los votos, tendrá mayoría absoluta la Cámara de Diputados y el Senado, quedándose no muy lejos de la mayoría de tres cuartos que le habría permitido cambiar la Constitución sin consenso político ni la ratificación de los ciudadanos.
Liderazgo indiscutible
Y en ella el liderazgo de Meloni, de 45 años, es indiscutible: FdI, su partido, ha sido el más votado del país (26%); muy por delante de sus compañeros Salvini (8,8%) y Berlusconi (8,2%), dos pesos pesados en diversas épocas de la política italiana que tendrán que conformarse con ser meros comparsas de la política que mejor ha representado la opción de cambio en estas elecciones.
"Ahora trabajaremos juntos", dijo un Salvini que, acostumbrado a ser una estrella mediática, no pudo reprimir lanzarle un dardo a su aliada, al considerar que los italianos habían premiado "la oposición" de FdI, la única formación que no se integró en el Gobierno de unidad nacional de Mario Draghi.
El líder de la Liga y Berlusconi, que fueron esenciales para la caída de Draghi, tendrán que convivir juntos una larga legislatura y muchos se preguntan hoy si eso será posible, dados los egos y las distancias que les separan, aunque Salvini aseguró: "Nos mantendremos durante 5 años, sin cambios, y centrándose en lo que hay que hacer".
El que podría ser el próximo ministro del Interior, como él mismo ha manifestado, admitió que los resultados de la Liga habían sido "insatisfactorios", pero descartó su dimisión, a pesar del tremendo varapalo que le deja por debajo del 9%, frente al 17,3% de las últimas elecciones políticas y del 34% de las últimas europeas.
Meloni ha ganado a Salvini incluso en Lombardía, el bastión histórico de la Liga, duplicando los votos de su aliado: FdI sumó el 28% de los votos frente al 13,5% de Salvini, una hazaña impensable hace cuatro años, cuando la Liga obtuvo un 28% y FdI, un 4,1%.
La UE aguarda
La Unión Europea (UE) espera con inquietud la llegada a Italia, uno de sus países fundadores, de un gobierno encabezado por la ultraderechista Giorgia Meloni que, según analistas, puede generar cierta turbulencia entre Roma y Bruselas en materia migratoria, pero ven poco probable que las políticas exteriores, incluso hacia Rusia, cambien mucho.
Tirando de libro de estilo, la Comisión Europea se negó ayer a valorar el resultado salido de las urnas.
Bruselas espera una "cooperación constructiva con las nuevas autoridades italianas", dijo el portavoz del Ejecutivo comunitario, Eric Mamer, quien negó que los comicios se puedan leer como un "juicio" a las políticas europeas.
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