Beatriz Pascual Macías
EFE | LA PATRIA | Washington
El plan de estímulo de 900.000 millones de dólares, aprobado en el Congreso de EE.UU., se enfrenta a un futuro incierto después de que demócratas y republicanos rechazaran este jueves los cambios que había exigido el presidente saliente, Donald Trump.
Los demócratas de la Cámara de Representantes querían aumentar de 600 dólares a 2.000 los pagos que recibirán millones de estadounidenses como parte de ese plan de estímulo, una petición que había formulado el mandatario; pero, los republicanos bloquearon cualquier intento.
Al mismo tiempo, los republicanos intentaron cambiar la cantidad de ayuda exterior incluida en el paquete de 2,3 billones de dólares de gasto federal, conocido como omnibús y en el que se incluye el plan de rescate y 1,4 billones para financiar la Administración hasta septiembre de 2021.
Los demócratas, sin embargo, rechazaron ese intento de modificar la ayuda exterior, otra exigencia de Trump.
Después de meses de duras negociaciones, los demócratas y republicanos llegaron a un acuerdo el pasado fin de semana sobre un plan de estímulo para ayudar a la economía estadounidense golpeada por el parón de la pandemia y, finalmente, aprobaron el lunes por la noche un rescate de 900.000 millones.
Sin embargo, el martes, Trump amenazó con vetar ese paquete de estímulo y el plan de gasto si no se incluyen una serie de modificaciones: desde un aumento de los pagos directos a los estadounidenses hasta la reducción a la ayuda exterior.
Teatro político
En respuesta a esas exigencias del mandatario, la Cámara de Representantes se reunió a las 9:00 de la mañana de este jueves, Nochebuena, y ambos partidos intentaron sin éxito aprobar por unanimidad sus cambios al paquete de estímulo y al plan de gasto.
La sesión duró solo 12 minutos y se convirtió en un teatro político en el que cada partido intentó impulsar sus intereses, valiéndose de los cambios que había exigido Trump.
El "número dos" de los demócratas en la Cámara de Representantes, Steny Hoyer, fue el primero en tomar la palabra para pedir la reconsideración "inmediata" del plan de estímulo para aumentar de 600 a 2.000 dólares los pagos directos a los contribuyentes; pero, fracasó porque se necesita el apoyo unánime de todos los legisladores y los republicanos rechazaron la propuesta.
Poco después, el legislador republicano de Virginia, Rob Wittman, hizo lo mismo en nombre de su partido para que se reconsidere la provisión de ayuda exterior incluida en la ley de gasto y los demócratas bloquearon esa iniciativa.
Siguiente fecha
De esa forma, la siguiente fecha en la batalla por el estímulo será el lunes, cuando la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, vuelva a someter a voto la propuesta de aumentar de 600 a 2.000 dólares la ayuda directa a los estadounidenses.
Pelosi explicó en un comunicado que la votación será nominal, lo que forzará a cada legislador republicano a decidir si quiere respaldar a Trump o, si por el contrario, apoya al liderazgo republicano en el Congreso.
Paradójicamente, el mandatario y los demócratas están de acuerdo en aumentar los pagos directos que recibirán aquellos individuos con una renta inferior a los 75.000 dólares anuales; pero, el liderazgo republicano en el Congreso se opone a esa petición porque tradicionalmente el partido ha abogado por la disciplina fiscal y el control del gasto público.
Los demócratas han aprovechado la división entre el presidente y los líderes republicanos del Congreso para presionar por una mayor ayuda a los estadounidenses, una idea por la que llevan luchando meses.
Pelosi avisó a los republicanos que si votan en contra de aumentar la ayuda a los estadounidenses, como ha pedido Trump, estarán negando las dificultades que enfrentan millones de familias.
En vilo
Y es que los desacuerdos entre el Congreso y la Casa Blanca amenazan con impactar la vida de millones de estadounidenses.
Primero, si Trump no firma el proyecto de la ley de gasto antes de la noche del lunes 28, se agotarán los fondos para la Administración y entrará en parálisis parcial desde el martes 29, algo que se produciría en un momento en el que las autoridades necesitan dinero para distribuir las vacunas contra la covid-19.
Para solucionar esa circunstancia, el Congreso podría aprobar un proyecto de ley para ampliar la financiación federal durante unos días, pero para que entre en vigor necesita el aval del gobernante.
En segundo lugar, si Trump finalmente no ratifica el paquete de estímulo, 14 millones de estadounidenses podrían ver cómo el sábado expiran sus prestaciones al desempleo y, a finales de mes, 30 millones se enfrentarían a desahucios, que hasta ahora han estado bloqueados.
Por el momento, el mandatario no ha clarificado si finalmente dará o no el visto bueno al paquete de estímulo.
Trump viajó ayer miércoles a su club privado de Mar-a-Lago, en el estado de Florida, para pasar sus vacaciones; y este jueves salió a jugar al golf.
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