El papa Francisco, que inició ayer una visita de una semana a Brasil para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, paseó con la ventana de su vehículo abierta por una zona de favelas de Río de Janeiro.
Pese a haber abordado por seguridad un vehículo blindado para desplazarse desde el aeropuerto internacional de Río de Janeiro, en donde fue recibido por la presidenta Dilma Rousseff, hasta el centro de la ciudad, en donde paseó en un papamóvil abierto y sin blindaje, el Pontífice abrió la ventana del automóvil para que el público pudiese verlo.
Francisco saludó a las pocas personas que vieron su comitiva pasar por la Línea Vermelha (Línea Roja), una vía expresa que atraviesa algunas de las barriadas pobres que componen el llamado complejo de favelas de la Maré.
La comitiva pasó por favelas como Parque Uniao, Nova Holanda, Baixa do Sapateiro, donde el gobierno regional aun no ha aplicado un programa destinado a "pacificar" las barriadas que son controladas por bandas de pistoleros e instalar puestos policiales permanentes.
A saludarlo
Unos pocos minutos después, cuando el pontífice ya se aproximaba a la catedral de Río de Janeiro, la comitiva prácticamente tuvo que parar debido a la cantidad de personas que quiso acercarse al vehículo para saludarlo.
Pese a que varias personas se acercaron a menos de un metro del vehículo, el papa, protegido por policías vestidos de traje civil, mantuvo la ventana del vehículo abierta para saludar a los fieles.
Tras su primer encuentro con la población, Francisco se dirigió al Palacio de Guanabara, la sede de la gobernación de Río de Janeiro, para la ceremonia protocolaria de recepción y para un primer encuentro privado con Rousseff.
En una rueda de prensa, el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, aseguró que la ciudad está preparada para garantizar la seguridad del Pontífice, aunque el mismo decida salirse de su agenda oficial para acercarse al público.
Paes aseguró que el propio papa, por su sencillez y por ser una persona que se sale de la agenda oficial para poder acercarse a las personas y conversar, sabrá ganarse el respeto de los cariocas.
"Sabemos que al Papa le gusta romper las reglas y eso es motivo de orgullo para Río de Janeiro. El Santo Padre podrá llegar cerca del pueblo, dialogar y hacer lo que desee durante su estadía en la ciudad. Estamos preparados y lisonjeados por su visita", afirmó.
Policía detonó bomba casera
Sao Paulo. La Policía Militarizada (PM) del estado de Sao Paulo detonó una bomba de fabricación casera encontrada en uno de los baños del Santuario Nacional de Nuestra Señora de Aparecida, que será visitado por el papa Francisco mañana, informaron ayer fuentes policiales.
El artefacto, que tenía una envoltura parecida a la que se usa con dinamita y una mecha, fue encontrado el domingo por personal de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) durante una inspección previa a la visita del papa.
"Se trataba de un artefacto casero y de bajo potencial lesivo", con "un cuerpo de plástico y envuelto con cinta adhesiva", divulgó en una comunicado la PM, que aclaró que el baño en el que fue encontrada la bomba no estaba previsto que fuera usado por los fieles durante la misa que oficiará el papa mañana.
Comitiva acorralada
La comitiva de vehículos en que el papa Francisco se desplazaba desde el aeropuerto de Río de Janeiro hasta el centro de la ciudad quedó acorralada por el tránsito de la segunda mayor metrópoli brasileña y por una multitud que quiso saludar al Pontífice, por lo que tuvo que parar algunos minutos.
Un error de los guías condujo a la comitiva por los carriles de una céntrica avenida que había sido bloqueada, pero en la que decenas de vehículos estaban detenidos, y no por los carriles que estaban despejados para el paso de la delegación oficial.
La equivocación dejó a la comitiva parada unos cinco minutos junto a decenas de autobuses, lo que fue aprovechado por una multitud para intentar acercarse al papa, que incluso así mantuvo la ventana abierta para poder saludar.
"No traigo oro ni plata, solo a Cristo"
El papa Francisco dijo ayer en Río de Janeiro en su primer acto con las autoridades de Brasil que no trae "ni oro ni plata, sino lo más valioso, Jesucristo", en su primer viaje internacional de su pontificado.
"Vengo en su nombre para alimentar la llama de amor fraterno que arde en todo corazón y deseo que llegue a todos y a cada uno mi saludo. La paz de Cristo esté con vosotros", afirmó Francisco en la ceremonia de bienvenida ante la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en el palacio de Guanabara.
Añadió que no concede entrevistas, porque "no puede" y es "muy fatigoso", pero se mostró encantado de saludar uno a uno a los 70 periodistas que le acompañaron en el avión que le llevó desde Roma a Río de Janeiro, con los que departió en ambiente de cordialidad y relajado.
Francisco, en una corta intervención, denunció los estragos que está haciendo la crisis económica con los jóvenes, que no encuentran trabajo y resaltó la importancia de los ancianos en la sociedad, de los que dijo tienen la sabiduría de la vida.
En nombre de los 70, la mexicana Valentina Alazraki, corresponsal de Televisa, la más veterana del grupo, agradeció al papa el encuentro y en un ambiente de cordialidad le dijo: "sabemos que los periodistas no somos precisamente santos de su devoción y a lo mejor ha pensado que el padre Lombardi (Federico Lombardi, el portavoz) le ha traído a la jaula de los leones, pero la verdad es que no somos tan fieros y agradecemos ser sus compañeros de viaje".
Francisco, riendo, respondió que había escuchado "cosas extrañas sobre leones, santos que no son de mi devoción...".
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