EFE | LA PATRIA | MOSCÚ
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) inspeccionó ayer la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, controlada por las tropas rusas, tras lo cual el jefe de la misión de expertos, Rafael Grossi, decidió establecer una presencia “continuada” en la planta y dejar allí a parte de su equipo al menos hasta mañana.
Los expertos que inspeccionaron las instalaciones estuvieron acompañados por representantes de la corporación estatal de energía atómica de Rusia, Rosatom, y empleados de la planta, según la agencia oficial rusa RIA Nóvosti.
Grossi, director general del OIEA, abandonó tras unas dos horas el recinto y explicó que en este tiempo él y los otros 13 expertos habían “podido reunir mucha información” en un primer recorrido de las áreas clave.
Se quedan algunos expertos del OIEA
El argentino explicó que él se marchaba, pero que algunos “expertos del OIEA permanecerán en la central”.
Grossi no dejó claro si se trata de la presencia permanente del OIEA en la central de Zaporiyia que ha exigido el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y que él mismo había planteado a su llegada como “necesaria para estabilizar la situación y obtener regularmente datos fiables e imparciales”.
Según indicó en su cuenta de Telegram la empresa estatal de generación de energía atómica de Ucrania, Energoatom, “se quedan cinco representantes del OIEA” y “se espera que éstos estén en la central nuclear hasta el 3 de septiembre”.
El resto de la delegación, incluido Grossi, debían abandonar el territorio controlado por Rusia antes de las 8:00 de la noche de Moscú.
Durante la visita, siempre según las agencias rusas, algunos residentes de Energodar, controlada por Rusia, entregaron a Grossi, un llamamiento para “frenar las provocaciones de Ucrania contra la central nuclear” y un fragmento de un supuesto misil ucraniano.
Un viaje complicado
El viaje de la misión, que llegó la víspera a Zaporiyia, hasta la planta, ubicada a unos 120 kilómetros de la ciudad ucraniana de Energodar “no fue fácil”, según Grossi, pues fue de “alto riesgo” debido al recrudecimiento de los combates en la zona.
No obstante, el argentino consideró que existían “las mínimas condiciones para desplazarse” y que, “después de haber llegado tan lejos” el equipo “no iba a parar”.
Desde primera hora tanto Kiev como Moscú se cruzaron acusaciones de ataques contra la planta, Energodar y la ruta por donde iba a pasar el convoy de la misión, a fin de impedir la inspección.
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