Belén Delgado
Efe | LA PATRIA | Roma
El hambre creció en el 2016, por primera vez desde el 2003. Afecta a 815 millones de personas, la mayoría en países que han sufrido conflictos y desastres naturales relacionados con el clima.
Las agencias de la ONU para la alimentación con sede en Roma presentaron, junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), las últimas cifras sobre el estado mundial de la seguridad alimentaria y la nutrición.
El informe destaca que, tras más de una década de avances en la lucha contra el hambre, el año pasado el número de hambrientos aumentó en 38 millones de personas respecto al 2015 y su porcentaje, equivalente al 11% de la población, se sitúa a niveles del 2012.
De confirmarse las estimaciones preliminares, la comunidad internacional se alejaría así de uno de los objetivos que hace dos años se propuso para el 2030, el de erradicar el hambre y la malnutrición.
Deterioro
El director general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, apuntó que la seguridad alimentaria se deterioró principalmente en África subsahariana y distintas partes de Asia por el impacto de los conflictos, muchas veces combinados con sequías e inundaciones.
También mencionó que, en algunos países en paz como algunos de Suramérica, el auge del hambre se relaciona con la ralentización de la economía, que resta recursos a los gobiernos, reduce los salarios mínimos y disminuye las redes de protección social.
Según la FAO, dos tercios de quienes pasan hambre viven en países afectados por la violencia, al igual que el 75% de los 155 millones de niños que tienen retrasos en el crecimiento por la desnutrición crónica, una cifra que descendió en un millón en comparación con el 2015.
Ante ese panorama, Da Silva instó a proteger a los más pobres y a combinar la ayuda humanitaria de emergencia con acciones de desarrollo que, además de garantizar su supervivencia, salven los medios de vida de esas personas.
"La inseguridad alimentaria global ha aumentado y, con toda la tecnología y toda la riqueza que hay, es una vergüenza", afirmó Beasley, que reivindicó el trabajo de las agencias de la ONU porque, en su ausencia, los números serían "significativamente peores".
Abordar las raíces del problema y dedicar nuevos esfuerzos para asegurar la paz y la inclusión social forman parte de la receta recogida en el informe de la ONU, que advierte también de la coexistencia entre las distintas formas de malnutrición, incluida la obesidad, que se está extendiendo entre niños y adultos.
Casi 520 millones de personas no tenían lo suficiente para alimentarse en el 2016 en Asia, al menos 243 millones en África y 42,5 millones en América Latina y el Caribe.
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