EFE | LA PATRIA | WASHINGTON
El FBI dio por cerrado ayer nueve días de más pesquisas por la polémica gestión de comunicaciones oficiales de la candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, cuando era secretaria de Estado, que dio a su rival republicano, Donald Trump, un impulso de última hora.
A dos días de las elecciones en Estados Unidos, el director del FBI, James Comey, volvió a sorprender al asegurar en una misiva a congresistas que tras revisar sin descanso unos 650 mil correos electrónicos "no hemos cambiado nuestras conclusiones expresadas en julio respecto a la secretaria Clinton".
No obstante, al reabrir las pesquisas a finales de octubre, Comey, que pese a ser republicano fue puesto en el cargo por la administración de Barack Obama, dio munición a la campaña de Trump, que podría haber tomado un impulso mayor en la encuesta.
En julio, Comey concluyó que al haber utilizado un servidor privado para correos electrónicos del Departamento de Estado, Clinton había actuado de manera imprudente, pero sin que se observara ningún indicio de delito.
La polémica resucitó a finales de octubre durante una investigación sin relación directa al excongresista Anthony Weiner, marido en proceso de divorcio de una de las confidentes de Clinton, Huma Abedin.
En un ordenador de Weiner, que en 2011 dimitió de su cargo en el Congreso por enviar fotos en redes sociales de él en ropa interior, encontraron correos electrónicos que Abedin habría intercambiado con Clinton o personas del Departamento de Estado.
Según una fuente gubernamental consultada por el canal MSNBC, la mayoría de los correos electrónicos analizados, unos 650 mil, eran duplicados ya examinados con anterioridad.
Cuando Comey reabrió las pesquisas un Trump exultante alabó la integridad del director del FBI, mientras que la campaña de Clinton le criticó por haber aireado en un período electoral tan delicado un proceso de revisión sin saber si quiera si había nueva información relevante.
La noticia ayer fue recibida por ambas campañas en el esprint final, con una agenda apretadísima por Clinton, que estuvo en Filadelfia (Pensilvania), Cleveland (Ohio) y Manchester (Nuevo Hampshire) en busca de asegurarse estados clave para obtener los 270 votos electorales que conceden la presidencia.
Trump tenía una maratoniana jornada en el Medio Oeste, donde confía en dar la sorpresa y arrebatar, además de Ohio (18 votos electorales), plazas de influencia demócrata como Michigan (16 votos electorales) y Minesota (10 votos electorales).
Conseguir el corazón del Medio Oeste, una región agrícola e industrial que está experimentando un rápido cambio demográfico con la llegada de hispanos más allá del sur, aumentaría mucho las opciones de Trump de ser presidente, ya que los datos de participación en el voto por adelantado le auguran una posible derrota en Nevada, Carolina del Norte y Florida.
En Minesota, Trump dijo que la decisión de no imputar a Clinton, ayer reafirmada por Comey, es un ejemplo de que "el sistema político está amañado", una denuncia que ha reiterado durante meses en campaña.
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