EFE|LA PATRIA|DAMASCO
El régimen sirio amenazó ayer con usar sus armas químicas en caso de una intervención extranjera en el país, aunque descartó emplearlas para aplastar a la insurgencia interna, que libra intensos combates con el ejército.
El portavoz sirio de Asuntos Exteriores, Yihad Maqdisi, aseguró que "ningún arma química será utilizada en Siria, con independencia del desarrollo de los acontecimientos", en alusión a la reciente escalada de la violencia y los avances de los rebeldes.
"Esas armas están vigiladas y almacenadas, y no serán empleadas a menos de que Siria se exponga a una agresión externa", subrayó el portavoz.
La comunidad internacional recibió con alarma esta amenaza y la Unión Europea (UE) manifestó su "grave preocupación" ante la posibilidad de que Damasco puede utilizar o movilizar ese tipo de armas, pese aunque no se ha planteado la opción de una intervención en Siria.
En las últimas semanas se ha especulado con el potencial uso del arsenal químico por parte del régimen sirio, y hace cuatro días el Pentágono instó a Damasco a protegerlo y a no utilizarlo, por la dimensión que podría alcanzar el conflicto.
Y en el marco de los esfuerzos diplomáticos para dar una salida a la crisis, la Liga Árabe pidió al presidente sirio, Bachar al Asad, que renuncie al poder a cambio de garantizarle una salida segura del país.
En una reunión celebrada en Doha, los jefes de la diplomacia árabe pidieron a los opositores sirios, incluidos los rebeldes del Ejército Libre Sirio (Els), que formen un Gobierno de transición.
Esta última propuesta de la Liga Árabe fue calificada por Maqdisi de "interferencia flagrante" en los asuntos internos de Siria y recordó que es el pueblo sirio el que "decide quitar gobiernos o presidentes pero a través de las urnas".
"Nosotros hemos aceptado el proceso político contemplado en el plan (de Kofi) Annan", subrayó Maqdisi, en referencia a la iniciativa de paz del mediador internacional, que establece, entre otros puntos, el inicio de diálogo entre el régimen y la oposición.
Este diálogo parece cada vez más lejano después de que los combates entre las tropas leales a Al Asad y los rebeldes del Els se hayan extendido en la última semana a Damasco y Alepo, la segunda ciudad del país.
Además de los avances sobre el terreno en su lucha por el control de las principales urbes, los insurgentes protagonizaron el pasado 18 de julio su mayor golpe contra el régimen desde el inicio de la rebelión en marzo de 2011, al asesinar al ministro de Defensa, Daud Rayiha, y otro tres altos mandos de la seguridad.
Los combates entre los rebeldes y las tropas gubernamentales volvieron a librarse en Damasco, en especial en el barrio de Al Qadam y en las inmediaciones del aeropuerto militar de Al Mezzeh, un barrio en el que varias viviendas han sido demolidas por los bombardeos.
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