EFE | LA PATRIA | Bogotá
El papa, los gobiernos y las organizaciones gallegas de América Latina mostraron ayer su consternación y su solidaridad con España por el accidente ferroviario que se ha cobrado la vida de 80 personas, entre ellas al menos tres latinoamericanas.
Dos mujeres, la mexicana Yolanda Delfín y la colombiana Sara Fuenmayor, murieron en el accidente ocurrido el miércoles cerca de Santiago de Compostela, al igual que otra persona colombiana a la que no se ha identificado por petición de su familia, según informaciones oficiales.
Además, una alta funcionaria del ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo de República Dominicana, Rosalina Ynoa, está "técnicamente desaparecida", porque "no está en los listados y su cadáver no ha aparecido", señalaron a Efe fuentes oficiales, y cuatro ciudadanos colombianos resultaron heridos.
No hay por ahora otra información acerca de víctimas latinoamericanas del accidente, ocurrido en las inmediaciones de la ciudad gallega de Santiago de Compostela (noroeste de España), precisamente la víspera de la festividad del apóstol al que debe su nombre y cuando está repleta de peregrinos de todo el mundo.
Según el último recuento oficial, hasta ahora está confirmada la muerte de 80 personas, de las cuales 53 han sido ya identificadas, y además entre los 178 heridos hay una treintena de personas en estado crítico, entre ellas cuatro niños.
Se descarriló
El tren, que circulaba a gran velocidad, descarrilló en una curva por causas que todavía no han sido determinadas.
Nada más conocer el accidente, el papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, se unió el miércoles desde Brasil al dolor de las familias de las víctimas mortales y de los heridos, según informó el portavoz vaticano, Federico Lombardi.
El sumo pontífice, nacido en Argentina, ofreció la misa que ofició ayer por la mañana en la residencia de Río de Janeiro donde se aloja por las víctimas del accidente y envió un telegrama de pésame al arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, informaron a Efe fuentes vaticanas.
Por su parte, el Gobierno brasileño trasmitió "su solidaridad y sus condolencias a los familiares de las víctimas, así como al pueblo y al Gobierno de España", en una breve declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El Gobierno de Paraguay manifestó su "hondo pesar" por el accidente y lamentó "profundamente" la pérdida de vidas humanas.
En tanto, la Hermandad Gallega de Venezuela manifestó, a través de un comunicado en su página web, su "tristeza, afecto y solidaridad" con los familiares de las víctimas de la tragedia que ha "llenado de dolor a todo el pueblo gallego".
Dos colombianos muertos y cuatro más heridos, uno de ellos de gravedad, dejó el accidente ferroviario ocurrido el miércoles en Galicia, norte de España, que causó 80 muertos, confirmó ayer la Cancillería.
"En coordinación con la Embajada de Colombia en España, el Consulado en Madrid confirmó que hasta el momento se han reportado dos colombianos muertos y cuatro heridos tras el descarrilamiento de un tren Alvia en Santiago de Compostela", señaló la Cancillería en un comunicado.
Una de las víctimas fue identificada como Sara Fuenmayor, mientras que el nombre del segundo fallecido no ha sido divulgado aún por petición de los familiares, dijo el embajador de Colombia en España, Orlando Sardi, al canal de televisión Caracol Noticias.
Fuenmayor, de 36 años, natural de Antioquia, también tenía la nacionalidad española, vivía en Madrid desde hace 15 años y era madre de una niña de 11 años y un niño de tres, según informaciones del diario El Colombiano.
Según el embajador, "dos de las personas heridas vivían hace 13 años en España y también tienen ciudadanía española".
Sardi dijo que dos de los heridos son Amparo Grajales de Pulgarín y Jesús María Pulgarín, que están ingresados en el Hospital de Santiago de Compostela, mientras que los nombres de los otros dos se mantienen en reserva también a pedido de los familiares.
La embajada colombiana envió una comisión al lugar del accidente "para atender personalmente a los colombianos afectados y los posibles nuevos casos", ya que se teme que aumente el número de víctimas cuando concluya la identificación de los cuerpos.
El exceso de velocidad es la principal hipótesis con la que se trabaja como posible causa del accidente ocurrido en las inmediaciones de Santiago de Compostela, en Galicia.
"Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer", exclamó el maquinista, quien admitió haber tomado la curva en la que se produjo el descarrilamiento a unos 190 kilómetros por hora, en lugar de 80, que era la velocidad máxima permitida en esa zona.
El siniestro tuvo lugar poco antes de las 21.00 horas, cuando el tren descarriló en una curva pronunciada de la línea Madrid-Ferrol, la víspera de la festividad de Santiago, patrón religioso de España y Fiesta Nacional de Galicia.
El tren había sido revisado el miércoles mismo, por lo que la velocidad, que más que duplicaba la permitida, se maneja como primera hipótesis del siniestro a falta de los informes de los peritos.
Fuentes de la investigación explicaron que, tras el accidente, el conductor del tren admitió que iba a unos 190 kilómetros por hora en una conversación que mantuvo con el delegado del Gobierno en Galicia y que también lo había dicho a través de la radio del tren.
En el convoy viajaban 247 pasajeros y cuatro tripulantes, según informó la compañía de ferrocarril. La "caja negra" está en manos del juez y, según el presidente de la compañía ferroviaria pública española Renfe, no se tardará mucho en conocer las causas del siniestro.
El accidente ferroviario de Santiago de Compostela es el más grave registrado en el mundo en lo que va de año y el segundo peor en España desde 1944.
El accidente de tren con más fallecidos este año, después del de Santiago de Compostela, ocurrió el 6 de julio en Lac-Megantic (Canadá), a 250 kilómetros al este de Montreal, y ha sido considerado el peor en Norteamérica desde 1989.
En ese accidente en Canadá, en un primer momento se ofrecieron los datos de 20 muertos, 50 desaparecidos y 2.000 evacuados tras el descarrilamiento e incendio de un tren cargado con hidrocarburos.
La semana pasada, las autoridades canadienses informaron que faltaban por recuperar cinco cuerpos del lugar del siniestro ocurrido en la provincia de Québec, lo que elevará a 47 el número total de fallecidos.
El tercer accidente más grave de este año ocurrió el 15 de enero en Egipto, y causó la muerte de 19 personas y un total de 107 heridos al descarrilar un tren que transportaba a reclutas del Ejército en la provincia de Guiza.
En cuanto a España, el mayor accidente fue un tren correo expreso que se dirigía a Galicia desde Madrid en 1944, en el que se estima que pudieron morir unas 500 personas al chocar en un túnel con una locomotora en maniobras.
La censura del régimen franquista silenció entonces el grave accidente que causó centenares de muertos, aunque la cifra oficial facilitada poco después por la compañía ferroviaria Renfe fue de 78 muertos y 75 heridos.
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