HELEN COOK
EFE | LA PATRIA | NUEVA YORK
El Chapo, considerado el rey de las drogas tras dirigir el cartel de Sinaloa durante un cuarto de siglo, fue declarado culpable de narcotráfico ayer tras 40 sesiones judiciales en los que 14 de sus antiguos empleados y socios delataron su extensa red de operaciones y su carácter despiadado.
Se han escuchado en la sala desde crueles asesinatos de miembros de su propia familia, colaboradores y narcotraficantes rivales, hasta pormenores del transporte y distribución de cientos de toneladas de estupefacientes, o supuestos pagos de sobornos a los más altos cargos de México, como el expresidente Enrique Peña Nieto.
Estas historias, contadas por 14 de los antiguos colaboradores de Joaquín Guzmán, sumadas a las de otros 42 testigos de la Fiscalía, son las que han llevado al jurado a alcanzar una conclusión tras seis días de deliberaciones.
Entre ellos, miembros tan importantes del cartel de Sinaloa como Jesús Rey Zambada y Vicentillo Zambada -hermano e hijo de Ismael Mayo Zambada, colíder de la organización, respectivamente-, o Juan Carlos Ramírez Abadía Chupeta, que fue líder del cartel del Norte del Valle.
El veredicto se conoció alrededor de las 12:30 del día, el jurado neoyorquino, integrado por 12 miembros, consideró de manera unánime culpable al narcotraficante de los delitos de liderazgo y mantenimiento de una empresa criminal continuada, tráfico internacional de drogas, uso de armas de fuego y blanqueo de dinero procedente de la venta de narcóticos.
Debates
El jurado solo consideró que no habían sido probadas más allá de la duda razonable dos de las 27 violaciones que componían el primer cargo, que es el más importante y que debería suponerle una condena a cadena perpetua: un envío a EE.UU. de 19.000 kilos de cocaína en marzo del 2007 y un envío de marihuana en enero del 2012.
El lunes el jurado cuestionó si era necesaria una decisión unánime en todas y cada una de las violaciones, lo que ya hacía entrever que existía un debate en el seno de las deliberaciones.
Sin embargo, eso no evitó que ayer lo encontraran culpable de todos los cargos, en un esperado veredicto con delitos que implican cadena perpetua, aunque la duración de la pena no se conocerá con detalle hasta la lectura de la sentencia el 25 de junio de este mismo año, responsabilidad del juez Brian Cogan.
El Chapo, de 61 años y vestido con traje azul y corbata oscura, permaneció impasible durante la lectura de la sentencia -algo que sucedió durante todo el juicio-, al igual que su mujer, Emma Coronel, cuya salida de la Corte de Brooklyn se produjo entre una avalancha de periodistas.
Vida y prontuario
Nacido el 4 de abril de 1957 en la localidad de Badiraguato (Sinaloa, norte de México) y apodado el Chapo por su baja estatura, el todopoderoso emperador de las drogas creció en una familia pobre en un rancho conocido como La Tuna, y se inició en el mundo de las drogas a los 15 años cuando comenzó a cultivar y vender marihuana y opio, "la única manera de tener dinero para comprar comida y sobrevivir", según dijo en su entrevista con el actor Sean Penn.
Pero el historial criminal por el que se le condenó no comenzó hasta los años ochenta, como lugarteniente y hombre de confianza de Miguel Ángel Félix-Gallardo, El Padrino, fundador del primer cartel de Guadalajara (México).
Entonces, sin apenas estudios, el Chapo diseñó una estrategia para transportar cocaína y marihuana desde Colombia a Estados Unidos en aviones, que hacían el viaje de vuelta a México cargados de dólares.
En la década de los noventa, con la detención en 1989 de Félix-Gallardo, el Chapo decidió crear el cartel de Sinaloa, que luchó contra sus rivales para hacerse con el control del narcotráfico en Guadalajara y que desde comienzos de los noventa transportó la droga entre EE.UU. y México a través de túneles.
Conocido y admirado por su excéntrica vida de lujo, Guzmán amasó tal popularidad en su región que se convirtió en el protagonista de decenas de canciones, lo que no impidió que fuera arrestado por primera vez en 1993 y condenado a 20 años de prisión, desde donde siguió estando al cargo del cartel.
El poder y dinero acaparados por el emperador mexicano de las drogas llevaron a la revista Time a situarlo en 2009 entre las 100 personas más influyentes del planeta y a la publicación Forbes a incluirlo a partir del 2012 en la lista de las personas más ricas del mundo.
Más tarde saltó a la fama internacional con la serie televisiva que le dedicó Netflix en la que se narra su ascenso y caída como traficante, además de sus escandalosas fugas carcelarias.
La primera, la de la prisión de Puente Grande el 19 de enero del 2001, y la segunda y más conocida, del penal de El Altiplano el 11 de julio del 2015, de donde salió a través de un túnel al que se accedía desde su propia celda.
Su último arresto, que desembocó en su extradición a EE.UU. en enero del 2017, le ha llevado ya a pasar dos años en una unidad de aislamiento del Centro Correccional Metropolitano, en Manhattan, donde las estrictas condiciones de su encierro paradójicamente le han dado todavía más visibilidad.
Y es que las autoridades estadounidenses han impuesto un gran número de medidas para evitar que el narco dejara en evidencia a sus fuerzas de seguridad, como ya hizo con las mexicanas.
Desde que llegara a Nueva York, los abogados del Chapo han presentado quejas formales ante los tribunales, ya que se le ha negado cualquier tipo de comunicación con el exterior, a excepción de su defensa y alguna visita de sus hijas gemelas de siete años, aunque todo a través de un cristal.
Tampoco se le permite salir del edificio en el que está confinado, por lo que la única oportunidad que tiene de ver la luz del sol es durante sus traslados de la prisión a la corte, momento en el que le escolta un convoy de una docena de vehículos policiales, cuya marcha vigilan además helicópteros desde el aire y lanchas desde el río que cruzan.
El cúmulo de circunstancias llevó a que el juicio del capo se convirtiera en una atracción turística más de Nueva York, adonde se desplazaban personas para asistir al juicio y ver en vivo y en directo al mexicano y a su joven y llamativa esposa, Emma Coronel, que acudió a casi todas las vistas.
"No le dejen escapar, háganle pagar por todos sus crímenes, declárenlo culpable de todos los cargos", dijo la fiscal Andrea Goldbarg en su contundente alegato final, de más de seis horas y media de duración.
Una petición a la que los 12 miembros del jurado respondieron afirmativamente, dejando tras rejas al más famoso capo de la droga después de Pablo Escobar Gaviria tras un largo, mediático y costoso proceso judicial.
Tras conocerse el veredicto, la corte se abarrotó de fuerzas de seguridad, entre francotiradores y especialistas de la unidad canina, así como los propios alguaciles de la corte.
El juicio atrajo a curiosos, tanto locales como turistas, que quisieron conocer a quien se convirtió prácticamente en un mito por sus fugas al estilo de Hollywood de cárceles de máxima seguridad en Méxiaco, como por sus años evadiendo la Justicia.
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