PEDRO ALONSO
EFE | LA PATRIA | CLEVELAND
Quién le iba a decir a la candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, que se erigiría en la unificadora del Partido Republicano, dividido en torno a su polémico nominado a la Presidencia de EE.UU., Donald Trump.
Clinton ha estado muy presente en la diana de los dardos envenenados que han lanzado dirigentes y delegados conservadores.
Desde su arranque el pasado lunes, la convención se ha visto salpicada por protestas de compromisarios rebeldes de la facción "Nunca Trump" y la frialdad del sector tradicional del partido hacia el magnate, al que apoya muy a regañadientes pese a sus polémicas y la demagogia de algunas de sus propuestas.
En ese ambiente de clara fractura interna, los republicanos solo han encontrado la unión en las críticas furibundas a la exsecretaria de Estado, que la próxima semana será oficialmente elegida candidata demócrata a la Presidencia en Filadelfia.
Tanto es así, que la consigna más coreada en las gradas del Quicken Loans Arena no ha sido "Hacer a EE.UU. grande de nuevo", el lema de la campaña de Trump, sino "¡Encarcelenla, encarcelenla!", un grito favorable a meter en prisión a Clinton.
Los republicanos sueñan con ver a la ex primera dama en la cárcel por, entre otras cuestiones, exponer información clasificada en su manejo de las comunicaciones cuando era secretaria de Estado (2009-2013), un escándalo investigado por el Buró Federal de Investigación (FBI), que a comienzos de mes dio carpetazo al caso.
"Como antiguo fiscal federal, doy la bienvenida a la oportunidad de que ella rinda cuentas por sus actuaciones", afirmó el martes el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, estrecho aliado de Trump, ante el plenario de la convención.
"¡Culpable, culpable!", vocearon los delegados, mientras Christie, exrival de Trump en la carrera por la nominación presidencial, repasaba casos polémicos de Clinton como jefa de la diplomacia estadounidense y preguntaba por un veredicto.
También cargó el martes contra la candidata el líder de mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, al advertir de que su triunfo en las elecciones del 8 de noviembre supondría "cuatro años de escándalos que siguen a los Clinton como moscas a la miel".
Obstinación
La obsesión republicana con la exsecretaria de Estado es tal, que el martes el nombre de Trump sonó 61 veces en los discursos ante el plenario, mientras que el de Clinton se mencionó nada menos que en 79 ocasiones, según el recuento de la cadena CNN.
Durante el cónclave, el excandidato a la nominación presidencial republicana, el neurocirujano retirado Ben Carson, ha llegado incluso a asociar a la ex primera dama con "Lucifer".
Y, por si fuera poco, el legislador de la Cámara Baja de Nuevo Hampshire Al Baldasaro, asesor de Trump en materia de veteranos de guerra, afirmó esta semana que "Hillary Clinton debería ser colocada ante un pelotón de fusilamiento y tiroteada por traición".
Ni la mercadotecnia republicana tiene piedad con la aspirante demócrata, como se aprecia en chapas y camisetas con comentarios que acompañan a fotos poco favorecedoras de Clinton y a veces rayan en la grosería, como "La vida es una puta. No votes a una".
Algunos dirigentes republicanos creen, no obstante, que las arremetidas contra Hillary Clinton no son un aglutinante del partido a falta de un consenso sobre Trump, sino que se trata del juego político de las convenciones.
Aunque ayer el senador por Texas Ted Cruz, el principal rival de Trump en el proceso de primarias republicanas, defendió que no apoya al candidato del partido a la Presidencia de EE.UU. por sus ataques a su familia.
"No voy a dar mi apoyo a aquellos que atacan a mi esposa y a mi padre", afirmó el senador, que durante las primarias protagonizó duros enfrentamientos y cruce de insultos con Trump.
"Donald Trump me pidió que hablara en la Convención Nacional Republicana, pero no me pidió que apoyara su candidatura", explicó Cruz.
En su intervención en la convención, en la noche del miércoles, Cruz solo mencionó a Trump para felicitarlo por la nominación como candidato del partido, pero no expresó su apoyo a la candidatura del magnate neoyorquino, por lo que fue abucheado por los asistentes.
Pese a que muchos delegados e invitados coreaban "dilo, dilo", instándole a finalmente pedir el voto para Trump, Cruz lo que hizo fue pedir a los republicanos que voten según lo que dicte su conciencia.
Trump clausuró anoche el cónclave republicano de Cleveland con el tradicional discurso de aceptación de la nominación como candidato a la Casa Blanca en el que dijo que su rival demócrata, Hillary Clinton, dejó un legado de "muerte, destrucción y debilidad", tras su paso por el Gobierno como secretaria de Estado (2009-2013).
Propuso suspender apenas llegue a la Presidencia la inmigración de todos los países afectados por el terrorismo yihadista hasta que EE.UU. tenga un sistema de escrutinio riguroso.
El discurso de aceptación de Donald Trump cerró la Convención Republicana de Cleveland, un cónclave atípico marcado por la negativa a asistir de grandes figuras del partido, el desplante del senador Ted Cruz y la polémica por las similitudes del discurso de la esposa del magnate, Melania, con uno de Michelle Obama en 2008.
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