JAVIER GARCÍA
EFE | LA PATRIA | PEKÍN
La tensión entre China y Estados Unidos sube cada día. El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, acusó ayer a Washington de llevar las relaciones entre las dos principales potencias mundiales "al borde de una nueva guerra fría".
Si las relaciones eran ya espinosas antes de la pandemia a causa de la guerra comercial -agravada por la lucha por la supremacía tecnológica-, no deja de deteriorarse tras la aparición del coronavirus, cuyos primeros casos se detectaron en China y que ha causado 100 mil muertos en EE.UU.
Las arremetidas del presidente norteamericano, Donald Trump, que la semana pasada llegó a aseverar que fue "la incompetencia de China lo que provocó esta masiva matanza mundial" llevaron ayer al canciller chino a afirmar que en Estados Unidos, además del covid-19, se propaga "un virus político".
"Algunos políticos menosprecian completamente los hechos fundamentales y han fabricado demasiadas mentiras apuntando a China y urdido demasiadas conspiraciones", afirmó Wang en una rueda de prensa con motivo de la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP), la cumbre política del año en el gigante asiático.
Se trataba de la principal comparecencia anual ante los medios del jefe de la diplomacia china, pero en esta ocasión fue virtual a través de la tecnología 5G china. "La diferencia entre China y algunos políticos de EE.UU. es tan amplia como la que hay entre los hechos y las mentiras, entre la ciencia y el prejuicio", recalcó Wang.
Ante la "devastación" que está causando el virus, el jefe de la diplomacia china instó a EEUU a "no malgastar más un tiempo valioso" para luchar contra la pandemia y "no ignorar las vidas".
"Hay cosas más importantes que hacer entre Estados Unidos y China, lo primero, aprender el uno del otro, compartir la experiencia y ayudarse mutuamente para vencer al virus", dijo.
Una nueva guerra fría
"Nos hemos dado cuenta de que algunas fuerzas políticas en los Estados Unidos están tomando como rehenes a las relaciones chino-norteamericanas y empujando a nuestros dos países al borde de una nueva guerra fría", afirmó.
Insistió en que, en lugar de eso, las dos potencias necesitan empezar a coordinar sus políticas macroeconómicas en beneficio de sus propias economías y de la mundial.
Asimismo, dijo que su país "no tiene intención de cambiar a los Estados Unidos, mucho menos de reemplazarlos", pero añadió que EE.UU. "debe abandonar la ilusión de que puede cambiar a China".
También aseveró que los que quieren que su país pague una compensación por haber sido el primero en sufrir el coronavirus, tal como piden algunos dirigentes de EE.UU., "están soñando despiertos".
Además, advirtió de que Washington "no debe desafiar la línea roja de China" con respecto a Taiwán, territorio al que Pekín considera una provincia díscola bajo su jurisdicción y cuya independencia del gigante asiático EE.UU. apoya abiertamente.
La conferencia de prensa de Wang coincidió con el retorno de las protestas a Hong Kong, donde los ánimos se han exacerbado por la ley de seguridad estatal para la excolonia británica que Pekín anunció el jueves que incluirá en la Asamblea Nacional Popular para su aprobación antes de que concluya el jueves.
Miles de ciudadanos se manifestaron ayer en las calles de la ciudad semiautónoma china para protestar contra esa ley, que el movimiento prodemocrático hongkonés considera contraria a las libertades del antiguo enclave y acabaría con el vigente modelo de un país, dos sistemas.
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