
EFE | LA PATRIA | KATMANDÚ
A los equipos de rescate se les acaba el tiempo para encontrar milagros en Nepal cinco días después de que un terremoto tumbara como fichas de dominó miles de edificios en los que quedó atrapado un número de gente aún imposible de saber.
Ayer, sin embargo, un niño de 15 años, Pemba Tamang, fue rescatado entre aplausos 120 horas después de quedar aprisionado en las ruinas del hotel Hilton de siete plantas en el que trabajaba en el área capitalina de Gongabu.
En los últimos días, además se han encontrado con vida a varias personas en situaciones inverosímiles, alegrías que han hecho cambiar el semblante en rostros cansados de recibir malas noticias.
La cuenta de muertos sigue subiendo de manera inexorable y supera ya los 6.000, una cifra que la ONU da por seguro que aumentará una vez se llegue a las zonas rurales del país.
El último balance oficial de muertos alcanzó ya los 6.166 y el de heridos los 13.232, registros que confirman día a día las dimensiones devastadoras de una catástrofe que mantiene a decenas de equipos de rescate movilizados en busca de milagros bajo los escombros.
"En las zonas remotas donde el terremoto fue realmente más violento el sufrimiento es mayor de lo que estamos viendo aquí; además la infraestructura allí no tiene la misma robustez que aquí, así que puedes imaginar que las víctimas son mucho más altas", indicó Jamie McGoldrick, máximo responsable de la ONU en Nepal.
El responsable de la ONU restó importancia a las críticas por los problemas en el reparto de ayuda a la población, entendiendo que algunas críticas pueden obedecer al momento.
En Katmandú el drama continúa, al igual que la vida y ayer los comercios empezaron a retomar su pulso habitual, aunque se resienten por la salida de la ciudad de cientos de miles de personas que trabajaban en el sector.
El presidente en funciones de la Federación de Cámara de Comercio e Industria de Nepal (FNCCI), Pashupati Murarka, indicó que muchos comerciantes temen aún entrar a sus tiendas.
Sin embargo, alertó de que alrededor de 400.000 personas pueden haber abandonado Katmandú, la mayoría de ellos trabajadores, con lo que ello implica para estabilizar el sector.
El suministro eléctrico en el valle de Katmandú se recuperó casi en su totalidad y ya llega al 90% de los usuarios, pero el miedo a nuevas réplicas o a brotes de epidemias empujó a 10.126 vehículos a abandonar Katmandú en las últimas 24 horas, según la Policía nepalí.
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