Efe | LA PATRIA | Panamá
El Canal de Panamá conmemoró ayer sus cien años con una ceremonia en la que no faltaron ni la torta ni la música típica y en la que se rindió homenaje a sus 10.000 trabajadores y al sacrificio de los que participaron en la construcción de la obra para unir el Atlántico con el Pacífico.
El acto tuvo lugar en las esclusas de Miraflores, en el sector Pacífico, y estuvo encabezado por el administrador del Canal de Panamá, Jorge Luis Quijano, y el ministro de Asuntos del Canal y presidente de su junta directiva, Roberto Roy.
Dos remolcadores del canal, el "Cerro Pando" y el "Cerro Punta", pasaron por Miraflores haciendo sonar sus sirenas en coincidencia con la ceremonia para conmemorar el centenario.
"Son cien años de innovaciones (...) pero hoy de lo que se trata es de honrar al ser humano, por las numerosas pérdidas que hubo de los que hicieron el máximo sacrificio para hacer realidad esta obra", dijo Quijano a un canal de televisión.
Roy también rindió homenaje a los trabajadores. "Hay que agradecer a los que dieron su vida, sin ellos no sería posible esta obra".
En esta conmemoración se celebran no solo los cien años de operación, sino también, y realmente, que los panameños lo controlan y que son ellos los que van a concretar la ampliación de una de las mayores obras de infraestructura del mundo.
Opacados
Esta celebración también estuvo marcada por la ambiciosa ampliación que realizan los panameños, quienes administran la vía interoceánica desde 1999, y los desacuerdos que estos mantienen con el contratista internacional de la faraónica obra.
La corporación estatal autónoma Autoridad del Canal de Panamá (ACP), heredera de la estadounidense Panama Canal Comission, emprendió una ampliación de la vía en el 2007 que duplicará la capacidad de movimiento de carga, a partir del 2016, de los 300 millones de toneladas anuales a los 600 millones de toneladas.
El principal proyecto de la ampliación del canal, con unos 3.200 millones de dólares de presupuesto, es la construcción de un tercer juego de esclusas, tanto en el extremo pacífico como en el atlántico, que permitirá el paso de barcos de hasta 12.000 contenedores.
Actualmente, los buques que transitan por el canal panameño solo pueden llevar 4.000 contenedores y pagan una media de 50.000 dólares por usar el atajo continental. Todavía no se ha decidido cuál será el peaje que deberán abonar los barcos más grandes.
Pero este proyecto se convirtió en la pesadilla de la ACP por sus desacuerdos con el consorcio contratista, Grupo Unido Por el Canal (GUPC), quien alegó que se había quedado sin liquidez, al experimentar unos sobrecostos de unos 1.600 millones de dólares, que serían consecuencia de que el basalto que usa el grupo para fabricar el hormigón, procedente de una mina aledaña a las esclusas del Pacífico, no es de la calidad esperada y su procesamiento ha encarecido notablemente el proyecto, explicó el grupo contratista.
A principios de este año, las obras de ampliación quedaron suspendidas 18 días porque GUPC alegó que se había quedado sin liquidez, al haber experimentado unos sobrecostes de unos 1.600 millones de dólares.
Pero el acuerdo con el que se consiguió la reanudación de las obras no se firmó en aquel momento, y el intercambio de acusaciones de incumplimiento y la tensión por la permanente amenaza de un nuevo paro de las obras ha continuado hasta la actualidad.
El Canal de Panamá, inaugurado oficialmente el 15 de agosto de 1914 y en manos panameñas desde el 31 de diciembre de 1999.
Destacado
En los 85 años de gestión estadounidense, el Estado panameño recibió de la instalación 1.878 millones de dólares, mientras que en los últimos 15 años de administración local la vía ha generado a las arcas del país unos 10.572 millones de dólares.
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