EFE | LA PATRIA | SAO PAULO
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, volvió a reivindicar ayer la economía frente a las medidas de restricción adoptadas por gobernadores y alcaldes para frenar la pandemia del coronavirus, en medio de fuertes cacerolazos en el país.
En un discurso pronunciado en la red nacional de radio y televisión, el líder de la ultraderecha brasileña resaltó el buen desempeño de la economía durante el primer trimestre de este año, cuando el PIB avanzó un 1,2%, y elogió el proceso de privatizaciones llevado a cabo por su Gobierno, pero evitó mencionar el empeoramiento de la crisis sanitaria.
Pese a lamentar las muertes por covid-19, Bolsonaro, de los líderes más negacionistas sobre la gravedad del virus, subrayó que su Gobierno "no obligó a nadie a quedarse en casa" y que tanto él como sus 22 ministros defienden la "libertad" y el derecho de "ir y venir" de los ciudadanos.
En ese sentido citó la decisión de Brasil de ser sede de la Copa América a partir del 13 de junio, después de que Argentina y Colombia desistieron de realizar el torneo, y recalcó que el Ejecutivo "juega dentro de las cuatro líneas de la Constitución".
La decisión de albergar la Copa América ha generado indignación entre sectores políticos, desde la izquierda al centro-derecha, y los especialistas epidemiológicos, cuando el país vive un nuevo repunte de contagios de covid-19, que ya deja cerca de 468.000 muertes y 16,7 millones de infectados.
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