EFE | LA PATRIA | TULTEPEC
Impotentes y sin conseguir respuestas, decenas de personas se agolpan en los alrededores del mercado pirotécnico de San Pablito, en el municipio mexicano de Tultepec, anhelantes por saber el paradero de sus familiares desaparecidos tras las explosiones en las que murieron 32 personas.
Los que han acudido al lugar del incidente, desencadenado la tarde del martes, permanecen en un pequeño puesto de venta de muebles ubicado frente al mercado, cobijados por la sombra de unas lonas.
Algunos lloran ante la desesperación de no encontrar a sus seres queridos; también se ve a gente desmayada que es atendida por los médicos.
La familia de Concepción Hernández está dividida: unos se han repartido por los hospitales, otros fueron a Toluca, capital del central Estado de México, donde les dijeron que se habían llevado a algunos heridos.
Ella ha acudido al mercado de San Pablito para conseguir información sobre su madre, de 65 años, y su hermano de 29, ambos desaparecidos.
"Nuestra esperanza es que nos digan que aquí está el carro, bueno, mi esperanza es que me digan que no está, porque si no está, es que mi hermano anda en él", afirma.
Su madre, su hermano y su sobrina fueron a San Pablito por primera vez para comprar cohetes y abastecer el negocio en el que trabajan de septiembre a diciembre, temporada en la que se da el grueso de ventas de la actividad pirotécnica.
Esto pese a que habitualmente tienen proveedores que les surten sin que tengan que desplazarse.
Cada uno estaba en un puesto cuando se iniciaron las explosiones. La sobrina, embarazada de siete meses alcanzó a correr y la sacaron algunas personas. "Y ya no llegó donde estaban mi mamá y mi hermano".
Lo último que la sobrina alcanzó a ver antes de que la sacaran del mercado fue que el hermano de Concepción fue corriendo hacia su madre y la agarró.
A su sobrina los médicos le han dicho que la salud de su bebé no corre riesgo. "Ella no se puede ni imaginar que mi mamá se le escapara de las manos y que ella no estuviera del lado de mi mamá", dice Concepción.
También recuerda al borde del llanto un temor de su madre: "Mi mamá tenía mucho miedo, siempre me decía que era horrible que fuera a morir quemada, siempre platicábamos".
De acuerdo con las últimas cifras proporcionadas por el Gobierno del Estado de México, de las 59 personas lesionadas, 47 permanecen hospitalizadas, y hay 12 desaparecidas.
Los problemas para reconocer a los cadáveres y los heridos graves por las quemaduras hacen aún más difícil la búsqueda de los familiares.
El número de emergencia habilitado por las autoridades estatales para dar información sobre la tragedia no ayuda a resolver la incertidumbre.
Al llamar remiten a los familiares a los teléfonos de los hospitales, de los cuales unos contestan y otros no, porque las líneas están saturadas. Desde el número de emergencia también les piden que vayan al lugar de los hechos, para que sean atendidos en los módulos que se han instalado, como lo hizo la familia de Concepción Hernández.
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