EDUARDO DAVIS
EFE | LA PATRIA | BRASILIA
El ultraderechista Jair Bolsonaro ganó ayer la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, gobernará hasta 2022 y, pese al verbo provocador que marcó su campaña, se mostró conciliador tras la victoria y prometió apego a la Constitución.
"Mi Gobierno será defensor de la Constitución, de la democracia y de la libertad. No es la promesa de un partido, es un juramento a Dios", afirmó Bolsonaro tras confirmarse su victoria con el 55% de los votos, frente al 44% que obtuvo el progresista Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores (PT).
"Lo que ocurrió en las urnas no fue la victoria de un partido, sino la celebración de un país por la libertad", subrayó Bolsonaro, tras una oración rezada por el senador y pastor evangelista Magno Malta, de sus más estrechos colaboradores, quien agradeció a Dios por "librar" a Brasil de los "tentáculos de la izquierda".
En el mismo tono, Bolsonaro citó un pasaje bíblico que fue de los lemas de su campaña. "Juan 8:32: 'Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres'", declaró, para luego agregar que su Gobierno, que asumirá el 1 de enero del 2019, "será para crear un nuevo futuro para los brasileños".
Prometió "estimular las inversiones", "eliminar lo mas rápido posible el déficit público" y reducir el tamaño del Estado, a fin de dar libertades plenas a la iniciativa privada, la cual cree que debe ser el verdadero motor de la economía.
Garantizó que su política exterior acabará con las "tendencias ideológicas", acercará a Brasil a los países más desarrollados y recuperará el "respeto internacional".
Esta vez, dejó de lado el verbo agresivo de la campaña, en la que generó numerosas polémicas con su defensa de la última dictadura (1964-1985) y declaraciones consideradas machistas, racistas y homofóbicas por organismos de derechos humanos.
De hecho, ayer mismo, una vez confirmada su victoria, Amnistía Internacional (AI) y Human Right Watch (HRW) difundieron sendas notas en las que le exigieron respeto a los derechos fundamentales de los brasileños, al tiempo que Greenpeace le subrayó la necesidad de proteger la Amazonía en otro comunicado.
Más tarde, mediante las redes sociales, Bolsonaro bajó todavía más el tono, se comprometió a "buscar pacificar al país" y pidió "acabar con eso de ellos contra nosotros y nosotros contra ellos. Vamos a unirnos todos en un solo Brasil", expresó.
Bolsonaro hizo su primer pronunciamiento desde su residencia en Río de Janeiro, donde permaneció las últimas semanas, tras haber sido dado de alta en un hospital en el que estuvo 23 días después de ser acuchillado durante un mitin el 6 de septiembre.
Como otras veces, agradeció a los médicos que le "salvaron" y dijo que haber sobrevivido a ese ataque supone para él que presidir era "una misión encomendada por Dios".
Frente a la residencia, igual que en muchas ciudades del país, cientos de sus seguidores tomaron las calles para celebraciones que transcurrieron casi sin incidentes, pese a la alta polarización que generó la campaña entre la sociedad.
Haddad, quien hace poco más de un mes sustituyó como candidato del PT a Luiz Inácio Lula da Silva, en la cárcel por corrupción, se comprometió a defender los derechos de los más de 46 millones de personas que le votaron.
Aseguró que mantendrá una oposición seria y responsable, y volvió a afirmar que Bolsonaro puede ser un riesgo para la democracia, que fue de sus principales afirmaciones durante la campaña.
El actual mandatario brasileño, Michel Temer, quien le entregará el poder el 1 de enero, se comunicó con el presidente electo y dijo haber percibido que se propone gobernar el país "con paz y armonía".
América Latina, a la derecha
La elección de Bolsonaro completó el giro hacia la derecha comenzado hace poco por América Latina, región en que la izquierda era hegemónica hace una década y en la que Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia han quedado aisladas.
El triunfo del ultraderechista dejó claramente a la región inclinada a la derecha por el peso y la influencia de Brasil en Sudamérica, de la que representa prácticamente la mitad tanto en población y territorio como en PIB.
Las últimas nueve elecciones presidenciales en América Latina fueron vencidas por candidatos liberales identificados con la derecha (Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Honduras, Paraguay y Perú), con la única excepción del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que ganó en julio en México.
La campaña electoral de Bolsonaro fue totalmente atípica, con poca exposición a medios de comunicación y muy centrada en redes sociales.
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