EFE | LA PATRIA | LA PAZ
La normal calma que a nivel diplomático se vive a fin de año se rompió ayer con el choque de Bolivia con México y España que terminó con la expulsión recíproca de diplomáticos por un incidente ocurrido el viernes en la embajada mexicana en La Paz.
En medio de la tensión vivida desde hace semanas por la presencia de nueve personas asiladas, entre ellos exfuncionarios del Gobierno del expresidente Evo Morales, en la embajada de México en La Paz, la visita de una diplomática española a esa legación terminó con la acusación del Ejecutivo interino de Jeanine Áñez de que habían intentado "atropellar" la soberanía de Bolivia.
Todo porque, según las autoridades bolivianas, el cónsul español, Álvaro Fernández, y la encargada de Negocios, Cristina Borreguero, intentaron ingresar de forma "clandestina" y acompañados de individuos "encapuchados" y "presumiblemente armados", al parecer para facilitar la "fuga" de exministros de Morales.
Pese a los esfuerzos del fin de semana para superar el impase, el Ejecutivo boliviano declaró ayer como personas no gratas a la embajadora mexicana, María Teresa Mercado, y a los diplomáticos españoles Fernández y Borreguero, junto a un grupo de funcionarios, a quienes dio 72 horas para salir del país.
Una medida que, aunque "no implica la ruptura de las relaciones diplomáticas", causó la lógica molestia de los otros dos países involucrados, que respondieron con medidas recíprocas o con llamados de atención para una situación que ya era difícil.
México retira a embajadora
México, que no vive su mejor relación con Bolivia después de que concedió asilo a Morales dos días después de que renunciara al poder el pasado 10 de noviembre, defendió a Mercado, a quien ordenó regresar a su país para "resguardar su seguridad e integridad" y dijo que la decisión del Gobierno de Áñez es de "carácter político".
"Cuando le eres incómoda a un Gobierno que llegó al poder mediante un golpe de Estado, significa que hiciste un gran papel", aseguró ayer en Twitter el director general de organismos y mecanismos regionales americanos de la Cancillería mexicana, Efraín Guadarrama, en referencia al presunto golpe de Estado que dio fin a casi 14 años del Gobierno de Morales, como reclama el propio exmandatario.
Pese a este panorama, México destacó que su representación en Bolivia seguirá operando con normalidad y no ha anunciado ningún tipo de represalia y, por el contrario, "se utilizarán las vías diplomáticas para encontrar acuerdos y soluciones", según la Cancillería mexicana.
Sin embargo, la semana pasada, el Gobierno mexicano detalló que solicitaría medidas cautelares a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de las Naciones Unidas para que cesara en cuanto antes el asedio a las instalaciones diplomáticas en La Paz.
La canciller interina de Bolivia, Karen Longaric, aclaró recientemente que fue precisamente la embajadora mexicana quien pidió mayor refuerzo policial en sus sedes diplomáticas en La Paz.
España responde
Más contundente fue la reacción española, que a las pocas horas del anuncio desde La Paz declaró personas no gratas a tres diplomáticos bolivianos para que salgan del país en 72 horas, "en reciprocidad al gesto hostil" boliviano.
En un comunicado oficial, España exigió que el Gobierno interino de Bolivia "reconduzca y desescale los contenidos de sus afirmaciones y se recupere cuanto antes el buen sentido de confianza y cooperación" entre ambos países.
España, además, "rechaza tajantemente cualquier insinuación sobre una supuesta voluntad de injerencia en los asuntos políticos internos" de Bolivia y aclara que "cualquier afirmación en este sentido" constituye "una calumnia dirigida a dañar" las relaciones bilaterales entre ambos países "con falsas teorías conspiratorias".
Una situación que a la espera de su conclusión ya se ha convertido en la crisis diplomática más grave que enfrenta España en Latinoamérica desde el controvertido episodio que se vivió en 2007, durante la XVII Cumbre Iberoamericana de Chile, cuando el rey Juan Carlos I espetó al expresidente venezolano Hugo Chávez "¿por qué no te callas?", algo que dio la vuelta al mundo y puso en el congelador las relaciones bilaterales hasta julio del 2008.
Activo en redes
Evo Morales, que llegó a Buenos Aires el 12 de diciembre, dos días después de que el peronista Alberto Fernández asumiera la Presidencia de Argentina, y pidiera ser acogido como refugiado, se ha mantenido activo políticamente en su cuenta de Twitter y ha sostenido reuniones con líderes de su Movimiento al Socialismo (MAS) de cara a las próximas elecciones en Bolivia.
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