LUCÍA LEAL
EFE | LA PATRIA | WASHINGTON
El primer aniversario del asalto al Capitolio ilustró ayer las profundas divisiones en EE.UU. sobre uno de los sucesos más graves de su historia, con los demócratas unidos en su condena y la mayoría de los republicanos sumidos en el negacionismo.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pronunció su discurso más duro hasta ahora contra su predecesor, Donald Trump (2017-2021), a quien acusó de "crear y difundir una red de mentiras sobre las elecciones del 2020" que incitó a cientos de sus seguidores a atacar el Capitolio hace un año.
"Su ego herido le importa más que nuestra democracia y nuestra Constitución. No puede aceptar que perdió", dijo Biden desde la solemne Sala de las Estatuas del Capitolio estadounidense.
Un alegato contra Trump
Sin pronunciar nunca el nombre de Trump, Biden convirtió su discurso en un alegato contra el exmandatario, que un año después del asalto mantiene en sus manos las riendas del Partido Republicano y tiene convencidos a la mayoría de los votantes conservadores de que le robaron las elecciones del 2020.
"Él no solo es un expresidente. Es un expresidente derrotado, por un margen de más de 7 millones de votos, en unas elecciones completas, libres y justas", zanjó Biden.
Tanto el mandatario como la vicepresidenta Kamala Harris advirtieron que la democracia estadounidense es "frágil" y está "en riesgo", en parte debido a las restricciones al voto que los republicanos han aprobado en 19 estados en el último año.
Biden prometió mantenerse alerta ante la posibilidad de que esas medidas puedan ayudar a los republicanos a dar la vuelta a un posible resultado que no les favorezca en los próximos ciclos electorales: las legislativas de noviembre de este año y las presidenciales del 2024.
"Defenderé esta nación. No dejaré que nadie ponga una daga en la garganta de la democracia", advirtió.
La reacción de Trump
Trump, que había cancelado una rueda de prensa en su residencia de Mar-a-Lago (Florida), no pudo resistir la tentación de responder a Biden después de su discurso, y lo acusó de haber usado su nombre "para tratar de dividir aún más a Estados Unidos".
En una serie de tres comunicados emitidos a través de su grupo de acción política, el expresidente volvió a insistir en su teoría sin pruebas de que hubo un fraude electoral en 2020, y en que la atención debería centrarse en ese tema en lugar de en el asalto, que dejó 5 muertos y 140 agentes heridos.
La única voz conservadora que quiso dejar clara su oposición a ese argumento fue la de Dick Cheney, que fue vicepresidente durante el mandato de George W. Bush (2001-2009) y que acudió al Congreso junto a su hija, la congresista republicana Liz Cheney, relegada al ostracismo en su partido.
"Estoy profundamente decepcionado porque no tengamos mejores líderes en el Partido Republicano, que quieran restaurar (lo que dice) la Constitución", dijo Dick Cheney a la cadena televisiva ABC News.
La ausencia de los republicanos
La jornada de conmemoración en el Congreso dejó claro que los republicanos no comparten esa tesis de Biden: ninguno de los líderes del partido asistieron a las sesiones convocadas por la mayoría demócrata en ambas cámaras y varios insistieron en minimizar lo ocurrido.
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