Batalla contra el cáncer plasmada en fotografías

Angelo Merendino documentó en imágenes la batalla que su esposa terminó perdiendo contra el cáncer: "Lo más importante de todo fue que nos mantuvimos unidos. 

TEXTO Y FOTOS  TOMADAS DE LA PÁGINA WEB DE ANGELO MERENDINO:

 La primera vez que vi a Jennifer sabía. Yo sabía que ella era la elegida. Yo sabía, al igual que mi papá cuando cantó a sus hermanas en el invierno de 1951 después de conocer a mi mamá por primera vez, "la encontré."

Un mes más tarde Jen consiguió un trabajo en Manhattan. Yo iría a la ciudad - a ver a mi hermano, pero realmente quería ver Jen. En cada visita mi corazón gritaba en mi cerebro " le digo!", pero no podía reunir el valor para decirle que no podía vivir sin ella. Mi corazón finalmente se impuso y, como un escolar, le dije:  "Estoy enamorado de ti." Para el alivio de los latidos de mi corazón, los ojos hermosos de Jen se iluminaron y repsondió : "¡Yo también!"

Seis meses más tarde recogí mis pertenencias y viajé a Nueva York con un anillo de compromiso. Esa noche, en el restaurante italiano favorito de ella, me puse de rodillas y le pedí que se casara conmigo. Un año más tarde nos casamos en Central Park, rodeados de nuestros familiares y amigos. Más tarde, esa noche, bailamos nuestro primer baile como marido y mujer, acompañado por mi padre y su acordeón - ♫ ♫ "Estoy en el humor para el amor ..."

Cinco meses más tarde Jen fue diagnosticada con cáncer de mama. Recuerdo el momento exacto ... La voz de Jen y la sensación de entumecimiento que me envolvía. Ese sentimiento nunca se ha ido. Nunca voy a olvidar cómo nos miramos a los ojos y sostuvimos las manos uno con el  otro. "Estamos juntos, vamos a estar bien", dijimos.

Con cada desafío que se acercaban las palabras se volvieron menos importantes. Una noche Jen acababa de ser admitida en el hospital, el dolor estaba fuera de control. Ella me agarró del brazo, con los ojos llorosos: "Hay que mirar a los ojos, esa es la única manera que puedo manejar este dolor." Nos amábamos con cada pedacito de nuestras almas.

Jen me enseñó a amar, a escuchar, a dar y creer en los demás y para mí. Nunca he sido tan feliz como lo era durante este tiempo.

A lo largo de nuestra batalla tuvimos la suerte de tener un fuerte grupo de apoyo, pero aún luchaba por conseguir que la gente entendiera nuestro día a día la vida y las dificultades que enfrentamos. Jen estaba en el dolor crónico de los efectos secundarios de casi 4 años de tratamiento y medicamentos. A los 39 años comenzó a usar un andador y estaba agotada de estar constantemente al tanto de todos los golpes y moretones. La estancia hospitalaria de más de 10 días no eran suficientes. El miedo, la ansiedad y las preocupaciones eran constantes.

Lamentablemente, la mayoría de la gente no quiere escuchar estas realidades y en ciertos puntos, creíamos que el desvanecimiento del apoyo era inmediato. Otros sobrevivientes de cáncer comparten esta pérdida. La gente asume que el tratamiento te hace mejor, que las cosas se hacen bien, que la vida vuelve a la "normalidad". Sin embargo, no existe una normal en el cáncer de la tierra. Los sobrevivientes de cáncer tienen que definir un nuevo sentido de la normalidad, con frecuencia diaria. ¿Y cómo pueden los demás a comprender lo que teníamos que vivir todos los días?

Mis fotografías muestran la vida cotidiana. Humanizan el rostro de cáncer en la cara de mi esposa. Muestran el reto, la dificultad, el miedo, la tristeza y la soledad a la que nos enfrentamos, a la que Jennifer se enfrentó mientras luchaba con esta enfermedad. Lo más importante de todo, mostrar nuestro amor. Estas fotografías no nos definen, sino que somos nosotros.

El cáncer está en las noticias todos los días, y tal vez, a través de estas fotografías, la próxima vez no se le pregunte a un paciente de cáncer cómo él o ella está haciendo, sino que se junten la escucha, el conocimiento, la empatía, la comprensión más profunda, sincera y cariñosa y una preocupación sincera por este ser.

"Amar a cada paso las personas en su vida", fue la frase que  Jennifer Merendino nos dejó.