Laura F. Palomo
Efe | LA PATRIA | Jerusalén
A partir de 2021, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, tendrá que acudir tres veces por semana como acusado al juicio por corrupción que ayer tuvo su segunda vista, mientras en la calle crecen las protestas contra su gestión de la segunda ola de coronavirus.
La vista de ayer sigue a la celebrada en mayo, cuando Netanyahu no pudo evitar la foto sentado en el banquillo, acusado de cohecho, fraude y abuso de confianza en tres casos separados de corrupción.
Su abogado defensor, Yossi Segev, solicitó un aplazamiento del juicio, argumentando: "Será difícil para mí enfrentarme a un testigo con mascarilla y ver si está diciendo la verdad".
La fiscal general del Estado adjunta, Liat Ben Ari, reprochó a los letrados que durante los meses previos no solicitaron ver el material de la investigación, por lo que consideró que la petición no estaba justificada.
Netanyahu se enfrenta a tres casos de corrupción por recepción de regalos a cambio de favores y por supuestos tratos para recibir una cobertura positiva de los medios; y está acusado de cohecho -por el que la ley contempla hasta 10 años de prisión- y de fraude y abuso de confianza, que está penado con hasta tres años de cárcel.
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