EFE | LA PATRIA | Tacloban
El número de muertos por el tifón Haiyan, que arrasó el centro de Filipinas, supera ya los 1.744, según fuentes oficiales, mientras aumenta la desesperación entre los supervivientes, para quienes la ONU pidió ayer a la comunidad internacional ayuda por valor de 224 millones de euros.
Cuatro días después del paso del tifón, escasean el agua potable, la comida y los supervivientes no encuentran cobijo, en especial en la ciudad de Tacloban, en la isla de Leyte.
Las provisiones llegan con cuentagotas a las provincias centrales de Samar, Leyte y el norte de Cebú, las más afectadas por Haiyán (bautizado como Yolanda por las autoridades locales), aunque las agencias nacionales e internacionales han empezado a desplegarse en la zona.
Cadáveres en calles
Según pudo observar Efe, prácticamente nada de la ayuda internacional ha llegado a Tacloban, donde los cadáveres se descomponen en las calles y las autoridades temen que se declare una epidemia.
En Tacloban apenas queda en pie un 30% de los edificios, la mayoría en situación deplorable, y hay toneladas de desperdicios por las calles después de que el tifón arrasó la localidad, con ráfagas de hasta 300 kilómetros por hora.
Para velar por la seguridad, hay desplegados 500 soldados y agentes y cuatro vehículos blindados Simba patrullan la ciudad.
Ante esta situación, se espera la llegada de ayuda internacional a la zona, adonde se dirigen el portaaviones USS George Washington, flanqueado por otros barcos de la Armada estadounidense, y el buque de guerra británico HMS Daring, mientras que Médico Sin Fronteras tiene un equipo en la región desde el sábado.
Por su parte, Naciones Unidas instó ayer a la comunidad internacional a enviar ayuda por valor de 224 millones de euros a Filipinas, cantidad que las agencias de la ONU llamaron a conseguir para la respuesta de emergencia durante seis meses.
En concreto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pidió 24 millones de dólares para aliviar los graves daños causados en la agricultura y la pesca.
Y es que, según la representante especial de la ONU para la reducción del riesgo por desastres, Margareta Wahlström, lo ocurrido en Filipinas "es una tragedia comparable al tsunami del 2004, que cambió la aproximación hacia la prevención del riesgo de desastres", y equiparó la gravedad y el nivel de devastación de ambos fenómenos.
De momento, la comunidad internacional ha ofrecido a Filipinas unos 40 millones de euros en asistencia de emergencia, que incluye dinero, equipos médicos y de rescate, y material de primeros auxilios, según el Departamento de Asuntos Exteriores filipino.
Las aportaciones proceden de una treintena de países, organizaciones internacionales y la Unión Europea (UE), que ayer anunció una ayuda adicional de 10 millones de euros para rehabilitar las zonas afectadas por el paso de Haiyan.
Nuevas ayudas
La nueva ayuda se suma a los 3 millones de euros ya previstos por la UE, los 8 millones destinados a la recuperación socioeconómica del área de Mindanao y los dispositivos de emergencias y rescate desplegados por los países comunitarios, según Bruselas, que prevé un incremento "significativo" de la asistencia humanitaria cuando la información sobre las necesidades sea "más clara".
También el papa Francisco ha dispuesto una primera donación de 150.000 euros, que distribuirá a las iglesias católicas locales.
Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se comprometió a enviar un cargamento de medicinas para cubrir las necesidades básicas de 120.000 personas durante un mes y suministros para 400 intervenciones quirúrgicas.
La aerolínea comercial filipina Cebú Pacific, por su parte, canceló ayer algunas rutas comerciales para que sus aviones ayuden en la evacuación de los damnificados, que se agolpan en las proximidades del aeropuerto de Tacloban.
El Gobierno de China -país donde Haiyan ha dejado al menos siete muertos y daños superiores a los 700 millones de dólares- está dispuesto a considerar un aumento de la ayuda prometida a Filipinas, pese a las tensas relaciones entre ambos Estados.
Mientras tanto, el número de víctimas no deja de aumentar y el Gobierno filipino ha cifrado en 1.744 los muertos hasta el cierre de esta edición, aunque datos extraoficiales e informes de campo hablan de decenas de miles de fallecidos.
Naciones Unidas estimó en más de 10.000 el número de víctimas mortales provocadas por el fenómeno meteorológico.
En cuanto a los heridos, el Consejo para la Gestión y Reducción de Desastres filipino habla de 2.487.
Cerca de 10 millones de filipinos se han visto afectados por los estragos causados por el tifón, de los que al menos 660.000 son desplazados, según el recuento oficial.
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