Diana Vidal
LA PATRIA | MANIZALES
Bajo unas pecas cafés, un delineado entre gamas de púrpura y un cabello morado se esconde un objetivo claro: "Siempre ser la mejor". Este propósito, el de Sindey Carolina Bernal Villamarín, la llevó a convertirse en la mejor docente de Iberoamérica, premio otorgado por la Fundación Fidal, de Ecuador.
Sindey Bernal, Sincarito o profe moradita, como la conocen sus estudiantes, nació hace 37 años en Bogotá. Allí, con la sorpresa de recibir a una mujer en una familia precedida por varones, su padre, en la cola de una registraduría e inspirado en la cantante de rock Cyndi Lauper, creó el nombre de Sindey, hoy reconocido en el mundo de la educación.
Sindey ostenta los títulos de magíster en Tecnologías de la Información aplicadas a la educación, de la Universidad Pedagógica, y el de doctora en Educación Inclusiva, de la Universidad Autónoma de Baja California, de México. En la actualidad es estudiante del doctorado en Formación en Diversidad, de la Universidad de Manizales; docente de Tecnología Informática con énfasis en diseño, del colegio Enrique Olaya Herrera, de Bogotá, y directora de la maestría de Educación Inclusiva en la Universidad del Bosque.
El comienzo en la academia
"Mi papá era 'Chupa', lo que ahora se conoce como policía de tránsito. Por su formación militar era muy riguroso y estricto, lo que me llevó a estudiar en el Colegio femenino Distrital Menorá", relata Sindey.
Agrega: "En el colegio me fue superbién. Recuerdo que con tantas dificultades económicas que pasamos, mi hermano me decía que tenía que estudiar para salir de esa situación, de esa realidad. Sé que hay familias colombianas muy pobres, y nosotros pasamos situaciones muy duras, de hambre".
El colegio Menorá tenía un convenio con el Sena, con el que Sindey pudo certificarse como técnica en Procesamiento de datos contables. "Muchas de mis compañeras del colegio son contadoras o estudiaron Negocios internacionales. Yo quería ser artista plástica", confiesa.
Entre sonrisas, como quien recuerda un buen momento, Bernal cuenta que el gusto por el arte lo heredó de su papá, a quien siempre le gustó dibujar. "El dibujaba increíble, siempre quiso ser artista, pero tuvo una familia y le tocó empezar a trabajar. Él nos hacía concursos de dibujo. Yo era muy buena dibujando y mi hermano pintando. Éramos el equipo perfecto, todavía lo somos".
La universidad no fue un camino recto
"En el colegio encontré una profesora de matemáticas muy importante. Ella me decía: 'lo que se aprende bien nunca se olvida'. Estas palabras marcaron a Sindey, y fueron determinantes en su proceso formativo. Relata que todavía recuerda los casos de factorización, los mismos que más adelante le ayudaron a ingresar a la licenciatura en Diseño Tecnológico .
En el camino por cumplir el sueño de ser artista plástica ingresó a un preparatorio de artes plásticas en la ESAP (Escuela Superior de Administrador Pública). Desafortunadamente no pudo continuar; ese mismo año desapareció la Secretaría de Transporte, lo que implicó que su padre se quedara sin empleo.
" El problema no era conseguir la matrícula del semestre, sino los materiales para ser artista, los lienzos, los óleo, y mi papá no tenía cómo. Entonces me dijo: 'mamita, lo siento pero no me va alcanzar para pagar la carrera'. Yo me sentí muy triste, hasta me pregunté, ¿y ahora que voy a hacer?".
Sincarito asegura que su hermano mayor ha sido una luz en su camino, pues fue él quien le dijo que se presentara a una universidad pública. "Miramos los planes de estudio. Nos encontramos en la Universidad Pedagógica Nacional la
licenciatura en Diseño Tecnológico, ¡qué carrera tarde hermosa!".
La disciplina es el camino al éxito
Los padres de Bernal establecieron una rutina diaria en el hogar. Ella y su hermano debían lavar la loza, lustrar las botas y brillar los botones e insignias. "Creo que todo eso nos llevó a tener una muy buena disciplina. Y otro elemento importante, que les agradezco a mis papás, es que nos enseñaron a terminar lo que iniciamos. Nosotros no dejamos abandonado nada en el camino", relata.
Aunque desde los 17 años Sindey empezó a trabajar como recreacionista, cuando comenzó su proceso universitario se propuso ser la mejor, para poder salir adelante, porque estaba mal económicamente. En segundo semestre se ganó la matrícula de honor y logró rebajar el pago a $8.000. En cuarto semestre le ofrecieron ser joven monitora de investigación en los proyectos de la Universidad, y desde entonces nació la inspiración de ayudar a sus estudiantes por medio de la tecnología.
Gracias a su esfuerzo y constancia Sindey se graduó con el mejor promedio de la carrera, lo que le permitió acceder a una beca de maestría en Tecnologías de la información aplicadas a la educación, en la U. Pedagógica.
"En la maestría salió la convocatoria de jóvenes investigadores del Minciencias. Entonces me presenté con la tesis del programa para estudiantes con discapacidad auditiva y quedé como joven investigadora", cuenta Bernal.
Después de la maestría comenzó el doctorado en Educación Inclusiva en la Universidad de Baja California. "Para ingresar debía presentar una propuesta, como ya había trabajado con comunidades sordas, quería hacer un aula
virtual para apoyar el proceso de lecto-escritura de la comunidad sorda de Pasto, Nariño", añadió.
Gracias a estos estudios, también pudo desarrollar en su colegio el semillero de inclusión y tecnología (Inclutec), en el que los estudiantes del grado 11 apadrinan a los de primaria y a partir de eso los mismos estudiantes, con bases en las necesidades de ellos y sus compañeros, crean propuestas de soluciones de acuerdo a su contexto.
El futuro
Como tesis para su doctorado en Formación en diversidad, la docente está desarrollando un proyecto para niños con depresión. "La idea es fortalecer las narrativas transmedia para contar las historias de depresión más allá de los diagnósticos", agrega.
La llegada a Manizales
La motivación de darle un plus a su carrera trajo a la bogotana a estudiar en la Universidad de Manizales. "Yo podría haber hecho un doctorado en Bogotá porque yo soy de Bogotá y vivo allá, pero a mí me gusta lo diferente y no
quería hacer otro doctorado en educación. Encontrar el doctorado en Formación en diversidad fue una oportunidad de crecer".
La historia en frases
*Esta historia empezó en Ciudad Bolívar con ese estudiante que ayudé para que aprendiera lengua de señas colombianas. Todos deberíamos saber, porque uno tiene que estar preparado.
*La creatividad da solución a muchos problemas. Los estudiantes desarrollan mi creatividad.
*Si yo construyo un mejor mundo, si hago que los jóvenes sean mejores personas le puedo dar a mi hijo una mejor sociedad en su futuro.
*Hay que sembrar una semilla de creación en los niños. Mi lema es el de ser prosumidores y hacer un trabajo de coocreación.
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