LA PATRIA | MANIZALES
“Hay estadísticas que demuestran que muchos de los abusadores son los padrastros, los abuelos, los tíos, los primos, los padrinos, los hermanos, e incluso, los mismos padres. No obstante, también pueden ser profesores, vecinos, entrenadores, cuidadores o personas que tienen un contacto constante los niños”, advirtió el ICBF, que abrió 14.032 procesos para restablecer los derechos de menores víctimas de violencia sexual en el 2019.
De estos casos, un alto porcentaje de los delitos ocurrió en los entornos más próximos a los menores de edad: sus hogares, sus barrios, sus colegios y otros lugares que normalmente frecuentan. Y peor aún, la mayoría de los actos de violencia sexual son cometidos por personas muy cercanas a ellos, incluso de su misma familia.
Así pasó en la siguiente historia, en la que un hombre fue condenado por actos sexuales abusivos con menor de catorce años, agravado. La víctima: su nieta.
Ocurrió el 19 de octubre del 2019, en un camino de herradura de una vereda de San Lorenzo (Riosucio). La menor, que para esa época contaba con seis años, se disponía buscar a una de sus hermanas, pero fue interceptada por su
abuelo, de 68, quien aprovechó dicha situación para tocarle sus partes íntimas, por encima de su ropa, insinuándole guardar silencio a cambio de darle un choco cono.
Sin embargo, la víctima le contó ese episodio a su progenitora, buscaron ayuda en el centro de salud, la enviaron al hospital de Riosucio y arrancó el proceso judicial.
La mamá de la niña expresó que le tenía mucha desconfianza a su papá, porque hace tiempo accedió a una de sus hermanas, dejándola embarazada.
Añadió que su hija comenzó a tener malos comportamientos, incluso recibió atención psicológica del ICBF y en el hospital. Le reclamó a su papá, pero siempre lo negó rotundamente. El señalado expresó en las audiencias que solo quieren perjudicarlo.
Tras el juicio se le dio sentido de fallo condenatorio y el Juzgado Penal del Circuito de Riosucio lo condenó a 12 años de prisión. La sentencia fue apelada ante el Tribunal Superior de Manizales.
"El despacho encuentra que, en efecto, la psicóloga encargada de valorar a la menor víctima aportó datos y conclusiones periciales de harta connotación probatoria para fortalecer que la menor, en lugar de fantasear, ser mendaz o inventiva, relató de manera uniforme, sin callarse nada, aquellas vivencias negativas en su crecimiento personal y desarrollo de su libre sexualidad", expresó el juez.
A la par, instó a la Fiscalía a investigar la otra denuncia escuchada sobre el acceso carnal del que fue víctima una hija del condenado y que terminó en embarazo.
ICBF expresó que es fundamental que madres y padres aprendan a identificar cuáles son esas señales que pueden prender las alarmas sobre la posible presencia de un agresor sexual en la familia o cercano a esta, de manera tal que puedan actuar a tiempo y mitigar el riesgo.
Existen algunas conductas del sujeto que pueden levantar sospecha y a las que se debe prestar atención como por ejemplo:
No se muestra ni se da el nombre del condenado para evitar revictimizar a la menor afectada.
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