MIGUEL ORLANDO ALGUERO
LA PATRIA | ANSERMA-NEIRA
A 20 kilómetros de Neira (Caldas), por vía destapada y tramos con placas huella, está la vereda Felicia, donde se reúnen alrededor de 30 mujeres cafeteras, entre jóvenes, madres cabeza de hogar y otras con experiencia en fincas. En el grupo se destaca Aida Lucía Grajales Bermúdez, cafetera de Caldas, quien considera al café como un “patriarcado”.
Lo llama así porque históricamente este sector ha estado liderado por hombres, tanto en los cultivos como en la dirigencia gremial. Ahora ellas se abren camino para estar al frente, desde la renovación hasta las exportaciones de café.
No ha sido fácil, para ellas, porque los hombres se resisten a que las mujeres cobren más importancia y ganen más espacio. Sin embargo, se han organizado en asociaciones. En Caldas hay tres. Para este informe se habló con la Asociación de Mujeres Cafeteras de Anserma y la Asociación mujeres de otro mundo Mom Coffee, de Neira. Ellas hacen parte de las 9 mil 128 caficultoras del departamento a corte del 2020, según la Federación Nacional de Cafeteros.
Valor agregado
Aida Lucía es la presidenta de la Asociación Mom Coffee, que agremia a mujeres cafeteras de las veredas Felicia, El Cardal, Pan de Azúcar, Zainos y Guacaica, de Neira.
“Solamente nos apoyan nuestras familias y nuestros esposos, los demás cafeteros, hasta el momento, no. Ahora nos estamos dando a conocer como cafeteras, hemos ganado espacios, para nosotros es un triunfo, en medio de un sector machista”, comenta Aida Lucía, mientras busca sombra en la entrada de un cultivo de café.
Ella sostiene que el valor agregado de las mujeres es el amor que le ponen a su trabajo, desde levantarse a las 4:00 a.m. para trabajar todo el día, secar el café, más la ayuda que le brindan a sus esposos.
La asociación en octubre cumplió un año y, según sus integrantes, está dando los primeros pasos, pero son grandes, porque ya exportan a Canadá y España. “Eso es una alegría inmensa, es espectacular”, dice Aidam con una sonrisa.
Ser visibles
En el comedor de una finca cafetera en la vereda Felicia, de fondo se ven las montañas en distintas tonalidades de verde, llenas de palos de café, Aida Lucía hace un llamado: es urgente que las mujeres tomen las riendas. “Ya es hora que haya mujeres tomando decisiones en la caficultura, y no solo en las fincas cultivando el grano, sino con cargos gerenciales y cabezas visibles. Son pocas las que están y debería haber más”.
Sentada en un sillón, cerca de Aida Lucía, está Viviana Quintero, quien llegó de Neira a acompañarlas. Afirma que empezaron la formación en catación, para que reconozcan los atributos de sus tazas, al igual que la producción de café natural, que se seca con la cáscara para que tenga una connotación especial. Una tarea a corto plazo es tener su propio laboratorio, con tostadora y un determinador de humedad.
“Las mujeres se están abriendo camino en el café, un sector agrícola muy machista. Los hombres se resisten a que las mujeres tengan más visibilidad. Estamos mostrando la capacidad que tenemos de administrar bien los recursos”, asegura Viviana Quintero, de la Asociación Mom Coffee.
Dueñas de fincas
En el occidente de Caldas está Luz Marina Restrepo Bustamante, quien vive en la vereda El Poblado, en Anserma, y hace 25 años tiene su finca Los Pinos. Es la líder y presidenta de la Asociación de Mujeres Cafeteras de ese municipio, donde se agremian 11 mujeres que producen café de origen, llamado Café Ansermeñas, un homenaje a la mujer.
Hace un par de semanas cerraron el capítulo de Café Señorial, su antigua marca, por problemas de registro, por eso les tocó cambiar el nombre. La Asociación empezó con 500 palos de cada mujer y cada una donó una arroba de café.
Con el programa Origen Caldas de la Gobernación, recibirán 1.000 bolsas con la nueva marca y diseño, tuvieron apoyo en mercadeo digital, chaleco, cachucha y un pendón con la foto de todas. “Nosotras estamos ahí, para cuando la gente llegue y vean ese pendón, y digan yo quiero ir a esas fincas. Y se les tiene para que se enamoren de nuestro café porque somos reales”, dicen.
Cuentas
Hasta para ser cuentas Luz Marina es exacta y lo hace sentada en el comedor de su finca. De fondo se escucha música de una emisora y detrás está un cuadro del Sagrado Corazón. Calcula que un bulto de abono alcanza para 500 palos de café, antes costaba $100 mil, ahora vale entre $165 mil y $170 mil. “Una cafetera bien fertilizada da buen café”, apunta. Sobre estos aumentos, comenta que todo el gremio caficultor está preocupado porque el día que caiga nuevamente el precio, no habrá recursos para fertilizar ni renovar.
“Nosotras somos dueñas de fincas, unas con cinco o seis cuadras, otras con media cuadra. Hacemos todo el proceso cafetero, con eso nos defendemos”, afirma Luz Marina en medio de carcajadas.
A unos escasos metros, apoyada en un muro, está Rosalba Polanco, vicepresidente de la Asociación. En la finca de ella está la tostadora. Dice que lo aprendido en el Sena lo han puesto en práctica.
Antes la Cooperativa de Caficultores de Anserma les tostaba el café hasta que, según ellas, los hombres agremiados se dieron cuenta que estaban llevando mucho café y pretendían cobrarles. Por ello, lo hicieron por sus propios medios.
El significado
Cuando se le pregunta: ¿qué significa la mujer en el café?, Luz Marina precisa que aunque tradicionalmente ha sido un negocio de hombres, e incluso la figura de la marca es un hombre (Juan Valdez), ahora con la liberación femenina están de igual a igual. "Usted no veía a una mujer trabajando en empresas, solo en su casa. Nosotros aprendimos que así como el hombre trabaja en la finca, nosotras también podemos trabajar y por eso nos asociamos”.
La Asociación se compone de madres cabezas de familia, mujeres rurales y víctimas del conflicto armado. “Nosotras somos recolectoras del campo, despulpamos, lavamos, revolvemos, secamos y empacamos. Esta es una muestra de que ganaremos más terreno en el café, porque trabajamos con amor y dedicación”.
Luz Marina resalta que el café les ha traído muchos beneficios, como un viaje a Corea del Sur en representación de los cafeteros del país.
¿Qué quiere con el Café Ansermeñas? “Dejar ese legado de mujeres dueñas de finca, que manejamos todo el proceso de producción hasta que llega a la taza para que lo degusten y se enamoren de ese sabor”, asegura, golpeando la mesa como si fuera una meta urgente de la Asociación.
Ellas y ellos
El anhelo de estas mujeres cafeteras es tener una cafetería en el casco urbano de Anserma, donde residentes y visitantes lleguen a probar café de mujeres ansermeñas y otros productos.
Durante la charla Luz Marina expresa que hay un recelo entre los hombres. ¿Cómo ha sido la relación con los hombres cafeteros? “Ellos nos admiran porque estamos haciendo una transformación, ya no es solo café, ahora de la pulpa de café estamos haciendo cerecitas de café, arequipes, vamos tras las aromáticas de plantas medicinales con cascaritas de café ya deshidratadas, vino de café”.
Rosalba Polanco, ahora recostada a un poste de madera, agrega que sus esposos las apoyan y acompañan porque ven el potencial del producto y su valor agregado.
Techo de cristal
La historia de esas asociaciones nació en los Consejos Participativos en Caldas, en las que el área de Equidad de Género las reúne. Allí intercambiaban experiencias. Unas se centraron en el cultivo y otras en la reforestación.
De acuerdo con la Federacafé, existe un “techo de cristal” en la participación femenina en la caficultura, como lo evidencia la ausencia de mujeres en el Comité Directivo del gremio. En el caso de Caldas, solo dos mujeres están en el Comité Departamental en calidad de suplentes, ellas son Angélica María Escobar y María Amparo Jaramillo.
Hoy estas mujeres avanzan poco a poco en medio de hombres miembros de cooperativas y de comités de cafeteros, buscando ser visibles, incluso llegar a los puestos gerenciales. “Ya es hora que también las mujeres vayamos teniendo esos cargos, también debemos estar en igualdad de condiciones, ya demostramos que podemos”, concluye Luz Marina, quien hace parte del Consejo del Comité de Cafeteros de Anserma.
Sembrando sostenibilidad
El proyecto Mujeres Cafeteras Sembrando Sostenibilidad es una alianza público-privada, liderada desde el 2014 por la Federación Nacional de Cafeteros y el Comité de Cafeteros de Caldas, con la finalidad de contribuir a la sostenibilidad ambiental, económica y social, el arraigo en la caficultura y la generación de ingresos de las mujeres caficultoras.
Durante estos siete años, han logrado que fortalezcan sus competencias en la actividad cafetera de manera rentable y sostenible, al igual que aumentar su participación, liderazgo, representatividad y equidad de género.
Entre las actividades está la producción de árboles de especies nativas en viveros comunitarios, y posteriormente la siembra en microcuencas que abastecen acueductos rurales cafeteros en 18 municipios de Caldas.
Hoy existen 20 Consejos Participativos de Mujeres Cafeteras, conformados por 380 mujeres, provenientes de Aguadas, Anserma, Belalcázar, Bolivia (corregimiento de Pensilvania), Chinchiná, La Merced, Manizales, Manzanares, Marquetalia, Neira, Palestina, Pensilvania, Riosucio, Risaralda, Salamina, Samaná, San José, Villamaría y Viterbo.
A través del proyecto, desde el 2020 hasta mayo del 2021, 296 mujeres, integradas en 48 viveros forestales, realizaron el mantenimiento de 108 mil árboles, y sembraron 83 mil árboles de especies nativas forestales en 48 microcuencas. Hasta ese mes se invirtieron $411 millones, de ese total, las caficultoras percibieron $231 millones 600 mil, como incentivo por su labor. Pero la suma total desde el 2014 asciende a $1.327 millones.
Están vinculadas al proyecto: Chec Grupo EPM, Corpocaldas, las cooperativas de Caficultores de Manizales, Aguadas, Alto Occidente y del Norte; la Fundación Ecológica Cafetera, la Gobernación de Caldas y la Alcaldía de Neira.
Mauricio Arango, jefe del área de Gestión Operativa de la Chec, dice que se comprometieron $220 millones hasta el 2022, con el fin de promover la gestión de temas ambientales y sociales, mediante el esquema de Pago por Servicios Ambientales, iniciativa que promueve la equidad de género y el fortalecimiento de las capacidades de la mujer rural.
En cifras
*Según datos del Sistema de Información Cafetera (Sica) de la Federacafé, se registraron 159 mil 478 mujeres productoras al cierre del 2020, lo que equivale al 30% de los caficultores del país, que suman 523 mil 961.
*La mayoría de las mujeres cafeteras se concentra en Cauca (30 mil 499), Huila (24 mil 427), Tolima (19 mil 31), Antioquia (16 mil 422) y Nariño (13 mil 109).
*En promedio, cada una de las mujeres cafeteras tiene 1,1 hectáreas.
*Entre 2011 y 2020, por cada cinco productores que ingresaron a la caficultura, dos fueron mujeres.
*Según la Dirección de Investigaciones Económicas de la Federacafé, los rangos de edad que concentran la mayor fuerza laboral femenina son: de 29 a 44 años, con 20,9%; de 7 a 17 años, con 19,8%; y de 45 a 59 años, con 19,6%.
*Precisó que el 24,7% de los hogares cafeteros tiene jefatura femenina.
*La participación de las caficultoras asciende al 15% en los comités departamentales y al 24% en los Municipales.
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