LA PATRIA| MANIZALES
El Tribunal Superior de Manizales desató el recurso de apelación elevado por la Fiscalía y la defensa de José Gregorio Orozco Guarín, frente a la sentencia emitida por el Juzgado Penal del Circuito de La Dorada, por medio de la cual lo absolvió de acceso carnal abusivo con menor de catorce años y lo condenó por actos sexuales con menor de catorce años.
El ente acusador pedía sentencia y, el abogado, doble absolución. Finalmente el Tribunal confirmó lo decidido en primera instancia, por lo que el sujeto pagará 9 años de cárcel. La supuesta violación no se demostró.
Los hechos investigados ocurrieron en la noche del 7 de marzo del 2015. Orozco Guarín aprovechó que era vecino y conocido de una señora e invitó a la hija de esta, de 13 años, a que lo acompañara hasta su casa "para preguntarle una cosa".
Cuando entraron al inmueble la haló hasta una habitación donde le dio besos en el cuello y la boca, le acarició las partes íntimas, la obligó a sentarse en la cama y le desabotonó la blusa. Al escuchar que la progenitora de la menor llegó, se detuvo y le dijo que se metiera debajo de la cama, luego salió del lugar. La mamá de la afectada lo vio egresar de la vivienda, organizándose la ropa. Luego se dio cuenta de que su hija estaba en ese sitio.
En audiencia en Puerto Boyacá, el imputado no aceptó su responsabilidad y fue afectado con medida de detención preventiva intramural. Luego quedó libre por vencimiento de los términos. El caso pasó al Juzgado Penal de Circuito de
La Dorada y se conoció después que el tipo estaba detenido por otro proceso.
El juicio oral por el delito sexual culminó el 13 de mayo de 2021. Se expresó que el condenado sabía la edad de la menor, pues era allegada a la familia. Se demostró que la tocó, pero no que la accedió.
"Le decía palabras bonitas y trataba de ingresarla a la fuerza, pero ella salía corriendo. Un día sus padres estaban en una reunión política, mientras ella permanecía en su casa con la hermana y unos primos. Llegó el acusado en una moto y le dijo que debía entregarle un motor a su padre, por lo que fue hasta su casa, que estaba como a dos cuadras, pero no le logró hacer nada porque su madre llegó y él la hizo meter debajo de la cama. La primera vez la haló para la pieza y le intentaba bajar los pantalones a la fuerza. Y en la segunda la trató de besar, la manoseó e intentó quitarle los pantalones hasta que paró porque arribó la mamá", se relató en el proceso.
La menor se mostró afectada porque sus compañeros de estudio le decían gorda, pero el procesado la hacía sentir bien, aprovechándose de esa situación.
La víctima adujo haber consentido una penetración, pero eso no pudo demostrarse.
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