MIGUEL ALGUERO Y JUAN CARLOS LAYTON
LA PATRIA | MANIZALES
¿Qué les dejó un año complejo, marcado por la pandemia?
Según algunos industriales, comerciantes, pequeños negocios, vendedores informales y familias consultadas por LA PATRIA, muchas lecciones.
Entre ellas, la capacidad de enfrentar los cambios, trabajar en equipo, ser solidarios y resilientes, tener una nueva mentalidad laboral, valorar más a los trabajadores, a los clientes, ser disciplinados y tener productos de calidad.
Estos aprendizajes les permitieron adaptarse, resistir y buscar nuevas formas de continuar, en medio de la crisis económica y social, considerada por analistas, como de los mayores desastres epidemiológicos o cisnes negros, como califican a estos eventos inesperados e impredecible que produce consecuencias importantes a gran escala.
Estos cambios son parte de lo que también destacan gremios, analistas económicos, funcionarios públicos y la Cámara de Comercio de Manizales, pese al aumento de la informalidad, el desempleo, la pobreza y las necesidades básicas de los colombianos.
Para algunos empresarios y familias consultadas, quedan enseñanzas y lecciones desde lo personal. Entre ellas que es primordial entender que el ser humano es muy vulnerable e impotente, y que es necesario repensar algunos valores que multiplica a diario esta sociedad.
Además comprender que por encima de lo material, el ser humano es primero, que es necesario cambiar y que esta vida es muy corta y que hay que aprenderla a vivirla con mayor respeto por el medioambiente y los demás.
A continuación, algunos casos de grandes y pequeños empresarios y analistas económicos.
"Empecé a sentir mucho malestar, dolor en todo el cuerpo, perdí el olor y el sabor de los alimentos y hasta tuve unos mareos que me quería morir. Me sentía como en una lavadora o una batidora".
Así relata Luz Helena Mejía Morales, de 55 años edad, lo que vivió desde el 3 de enero de este año, después de resultar contagiada de la covid-19, al igual que su esposo, Luis Fernando Arias. Por fortuna sus dos hijos: Cristian de 24 años, y Jenifer de 20 años, salieron negativos.
Esta aguadeña, y quien lleva 20 años en Manizales, recuerda que tuvo fiebres de hasta casi 40 grados, dolores intensos y la imposibilidad de moverse, por lo que el primer pedido que le hizo a su EPS Sura fue hospitalizarse. La solicitud se la negaron, pues según el concepto médico, no tenía los requerimientos o condiciones necesarias, pues además debía tener insuficiencia respiratoria.
Sin trabajo
Bajo estas circunstancias, su familia acudió a un médico particular, además le hicieron todos los remedios caseros que sugirieron y hasta compraron unas vitaminas costosas, según relata. Sin embargo, el mayor aliciente fue el respaldo de su familia.
La parte económica también se afectó, pues como empresaria independiente, comerciante de mercancías, no pudo volver a salir a vender ni a recibir un peso. Como si fuera poco, les tuvo que suspender los estudios universitarios a sus hijos.
No todo fue malo. Asegura que, pese a estos problemas, el sustento de su esposo, quien labora en Mabe, les permitió salir adelante y enfrentar en parte las afugias económicas.
Además cree que esto le enseñó a valorar más la vida y a sus seres queridos. "Lo primero es tener a Dios en el corazón y ese acompañamiento y guía espiritual. También aprendí a tener un mayor desprendimiento por las cosas materiales", confiesa.
Aunque hoy aún tiene secuelas de la enfermedad, Luz Helena dice que es feliz por estar viva y poder enfrentar nuevos retos, confiando además que todo se vuelva normalizar.
“La pandemia no nos afectó tanto porque se implementó el domicilio, esta fue la gran lección del año”, dice con orgullo Robinson Hernández, administrador de la tienda Gran Sendero, en el barrio Colombia.
Recuerda que al principio de la cuarentena repartían las tarjetas a sus clientes y por todas las casas del barrio para que no fueran hasta su tienda y se evitaran las aglomeraciones. “Fue algo complicado porque desde el principio eran muchos pedidos, además de atender a los que se acercaban y responder al teléfono”.
Hoy, Robinson está seguro que algo que creyó temporal, llegó para quedarse. “Tenemos un empleado encargado para eso, lo contratamos durante la pandemia, específicamente para esa labor, se encarga de llevar el pedido hasta la puerta de las casas con factura en mano”.
En su tienda también aprendieron a implementar los protocolos, aunque algunas personas no se acostumbraron. “Para surtir la tienda, los proveedores se contactaron con nosotros y enviaron sus productos. Las ventas se mantuvieron igual, y hasta mejoraron un poco”.
¿Cuál fue la estrategia? Robinson resalta que, en primer lugar, la gente no puede dejar de comer, y lo que gastaba antes en salidas y rumbas lo destinaron para las comidas del día. “Lo que más compraron fue arroz, verduras y carnes. La pandemia nos enseñó a valorar más a los clientes porque hay que tratarlos bien”, reconoce.
Gabriel Moreno Tamayo, vendedor ambulante y líder de los informales del Centro de Manizales, sostiene que las enseñanzas que dejó la pandemia dependen de la actitud de las personas. “En mi caso fue positivo porque en mis 50 años de actividad laboral es la primera vez que me dí unas vacaciones, ese tiempo de confinamiento sirvió para descansar y estar en casa”.
Cuando se reabrió el comercio fueron semanas duras por las restricciones de movilidad y los protocolos, pero poco a poco la clientela regresó. “La pandemia nos enseñó a ser disciplinados con el manejo de los recursos, también con la salubridad, en especial, con el lavado constante de manos, más el distanciamiento físico y el uso de tapabocas”.
Gabriel dice que también conoce a personas que les fue como “a perros en misa”, porque perdieron negocios y tuvieron pérdidas. “Sin embargo, la pandemia nos enseñó a ser resilientes y adaptarnos a los cambios. Por ejemplo, pasamos de vender nuestros productos tradicionales a ofrecer tapabocas, caretas, guantes, gel antibacterial y desinfectantes”.
Tatiana Gómez Idárraga, administradora del café Mi País, y su mamá, Luz Ensueño Idárraga, dicen que la experiencia del confinamiento fue dura y complicada. “Volvimos a abrir en julio, solamente para despachar a domicilio, el negocio no daba para sostenerse, pero logramos mantenerlo gracias al esfuerzo que hizo mi papá, Héctor Gómez”.
Ellos decidieron trabajar duro y estar al frente, ya que no había para cubrir salarios, por lo que pudieron ahorrar gastos. Además continuaron manejando la línea del café para no cerrar.
¿Qué aprendieron? Lo principal, a esperar, que a pesar de que anochezca, pronto saldrá el sol. “Aunque se han reactivado muchos sectores de la economía, todavía no se ve el flujo de antes. “Hay que perseverar y tener paciencia para seguir emprendiendo. En definitiva no cerramos por los clientes, hicimos labores de fidelización, consintiéndolos y a pesar de las restricciones, seguimos atendiéndolos y brindándoles los productos que a ellos les gustan”.
Tatiana recuerda a su papá, quien falleció hace un par de meses. "A pesar de que no murió por covid-19 directamente, hubo otras situaciones de la pandemia que le generaron complicaciones. Por ejemplo, los controles para su hipertensión por teleconsulta, la atención no era igual, los riesgos de llevarlo a una clínica. Esto nos enseñó a valorar más a las personas".
Transformación, en medio de restricciones
Luis Roberto Rivas Montoya, gerente de la Industria Licorera de Caldas.
Hay varios aspectos positivos y es que en medio de lo complicado y del golpe que tuvimos ante el cierre de bares y discotecas, esto nos obligó a cambiar de mentalidad, aprovechar toda esa conectividad y era digital para estar más de cerca de los consumidores.
A pesar de ser una empresa pública, que está en permanente competencia con el sector privado, la ILC y su equipo de trabajo lograron adaptarse rápidamente, cambiar la estrategia de mercadeo y buscar nuevas herramientas para permanecer en la mente, en la mesa y en los momentos alegres de los consumidores. Eso nos ayudó a tener una caída menos dramática en ventas frente a lo que preveíamos inicialmente en el 2020.
Otro aspecto positivo fue la capacidad adaptarse, trabajar desde la casa, y entender que en muchos casos no se requiere la presencia física, que se puede hacer la labor desde el hogar y hacerlo bien. Además, algo interesante, en muchos desde que están laborando en casa, le están dedicando inclusive mayor tiempo al que podían cuando iban a las oficinas.
Es positiva la capacidad de reacción de los equipos de trabajo, porque esto evidencia que durante estos cinco años de administración y de gestión y de un trabajo intenso en el manejo organizacional consolidamos este grupo, bajo la premisa de la solidaridad, la cooperación y la autogestión. Fue importante ver cómo esos equipos se fueron conformando, transmitieron y le dieron confianza, tranquilidad y seguridad a los trabajadores y a quienes debían seguir en la planta de producción.
Pudimos adaptarnos con nuevos esquemas de bioseguridad y modificar los turnos en las líneas de producción para no generar congestiones. Esa adaptabilidad, la capacidad de cambio, el trabajo en equipo, la solidaridad y la nueva mentalidad de trabajo, fueron fundamentales. Esto nos aceleró y generó una transformación de unos cinco años.
La velocidad y capacidad de reacción
Lina María Ramírez, presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio de Manizales.
Sin duda este año de pandemia ha generado importantes retos e incertidumbres para cada uno de los habitantes de este planeta, ha sido un verdadero caos, pero no olvidemos que el caos es al mismo tiempo una inmejorable oportunidad para la creatividad y la innovación.
Aspectos positivos:
1. La velocidad y eficiencia con la que la ciencia logró encontrar vacunas.
2. La importancia para las empresas, hogares, gobiernos de contar con internet y con herramientas tecnológicas que hicieron funcionales estas nuevas formas de interacción.
3. La capacidad de reacción de las economías, pues si bien aún persisten sectores muy golpeados, los empresarios se adaptaron rápidamente y todas las eficiencias que lograron serán absolutamente valiosas hacia adelante. Así mismo vale la pena resaltar el rol de la agroindustria ya que no se presentaron problemas graves de desabastecimiento, lo que hubiera sido muy complejo de manejar.
4. Cambios que normalmente nos hubieran llevado años hacerlos se lograron en días, esa capacidad adaptativa mostrada hay que atesorarla como una ganancia de la covid-19, muchos cambios de “no se puede” a “cómo se puede”.
5. El incremento de las capacidades médicas y los esfuerzos de sus equipos humanos que no han dejado colapsar el sistema de salud localmente.
Temas por resolver, de carácter urgente:
1. El aumento del desempleo y la pobreza, aspectos muy dolorosos porque afectan directamente la calidad de vida de las personas.
2. La informalidad que invisibiliza y disminuye la posibilidad de recibir apoyo.
3. La paradoja del nivel de autoridad adecuado contra la disciplina social.
4. Lo que nos ha costado conseguir una normalidad viable en actividades educativas, culturales y algunas empresariales
5. La velocidad del proceso de vacunación, nada más importante para la normalización y reactivación.
Una desigualdad que persiste
Carmenza Saldías Barreneche, economista y magíster en Planificación y Administración del Desarrollo Regional.
En realidad, las inversiones no realizadas de manera oportuna y suficiente para proteger la salud pública son la causa y la verdadera razón de los efectos sobre la economía, más que la pandemia misma. La precariedad para prevenir los contagios y atender oportuna, amplia y efectivamente a la población, causada por la insuficiencia e inadecuación de la inversión pública en el sector salud, explican mejor las consecuencias sobre los sectores y actividades. Las malas inversiones y decisiones se hacen más visibles en tiempos de crisis.
Después de 200 años de Estado-Nación, la ciudadanía sigue indefensa. En medio de la peor crisis, probablemente, la ciudadanía ha comprobado que el Estado no la cuida ni protege, y que el sector empresarial más poderoso fue el favorecido por las generosas y oportunas ayudas, mientras millones de familias reciben migajas o esperan alguna limosna de caridad.
La economía está en deuda con la esfera doméstica y del cuidado, y debe valorar mejor la economía esencial, que incluye sectores como el doméstico, agropecuario, de transporte, servicios públicos, salud, educación, seguridad, comercio de bienes básicos y servicios de alimentación, entre otros.
La actividad doméstica y las labores del cuidado en el hogar se ampliaron y fenómenos tan novedosos y masivos como la virtualización laboral, de la educación, la salud, etc., tiene como escenario las viviendas familiares, convertidas en espacios de producción y reproducción, al tiempo que las mujeres encargadas de las labores domésticas y del cuidado han pasado a proveer además los servicios generales a quienes utilizan las plataformas virtuales.
Urge reconocer la productividad y el aporte socioeconómico de este sector, así como evaluar las posibilidades de establecer una renta básica que favorezca la autonomía y la preservación de condiciones básicas de vida, entre otras, para quienes realizan y están a cargo de estos sectores económicos.
El problema no es solamente que quienes sufren el mayor impacto de la pandemia son los pobres, sino que la pandemia en sí misma agudiza la desigualdad y la pobreza. Esto significa que, quienes gobiernan, deben reforzar las políticas no solamente para atenuar los efectos inmediatos de la pandemia. La experiencia debe llevar a medidas de fondo en el entendido de que lo que no es bueno para una abeja tampoco es bueno para la colmena.
De la incertidumbre al optimismo
Jaime Alberto Valencia Ramos, secretario de Hacienda de Caldas.
La situación económica y social vivida durante el 2020 ha sido comparable con las crisis de los años 30, la característica fue una recesión profunda y aumento sustancial del desempleo. En la práctica, las medidas sanitarias adoptadas durante este año impusieron un freno de mano a la dinámica económica del país y la región.
En la administración pública fue un año inédito, lleno de incertidumbre que implicó el reto en materia de finanzas públicas, tomar medidas de corto plazo pensando en el largo plazo, un dilema fundamental, mantener el equilibrio fiscal, pero actuando en procura de la reactivación económica.
La Secretaría de Hacienda logró ajustarse administrativamente a las realidades del trabajo virtual y en casa, lo cual fue un proceso de enseñanzas y aprendizajes, dado que implicó mayor trabajo colaborativo, flexibilidad en el uso de la tecnología, recursividad para trabajar con los medios disponibles y sobre todo una mentalidad organizacional abierta al cambio.
Con base en esto fue fundamental mantener y mejorar el servicio directo al ciudadano en los diferentes canales de la Secretaría.
A nivel personal, como secretario de Hacienda, los mayores temores estuvieron asociados a las posibilidades de una caída dramática en el recaudo de los impuestos, la generación de un déficit fiscal y una calificación de riesgo desfavorable.
Con satisfacción, según el cierre financiero del 2020, podemos decir que el Departamento logró sortear de la mejor forma dicha situación, dado que el recaudo se comportó de manera óptima, no se generó déficit fiscal y la calificación de riesgo se ratifica en AAA.
Si bien en el 2020 el propósito a corto plazo fue sortear y maniobrar financieramente en un escenario de incertidumbre, para este 2021, con positivismo y esperanza, asistimos a un año donde la reactivación será determinante para consolidar un departamento competitivo.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015