LA PATRIA| MANIZALES
A la Justicia Penal Militar pasó el caso del teniente de la Policía Yeison Leandro Mejía Vásquez, excomandante de la Policía de Belalcázar, señalado, entre otras cosas, de ocultar la muerte de Andrés Felipe Córdoba Tamaniza, de 17 años, comunero del Resguardo Indígena Totumal, asesinado el 22 de mayo pasado.
Su cuerpo lo hallaron el 29 del mismo mes, en el río Cauca, a su paso por la vereda La Bastilla, sector El Calvario, de Arauca (Palestina).
Inicialmente, por este crimen, detuvieron al campesino Juan Víctor Salinas Jaramillo, señalado de disparar y desaparecer el cuerpo; y al oficial.
Al teniente lo procesaron por encubrimiento por favorecimiento, alteración o destrucción de elemento material probatorio y abuso de autoridad por omisión de denuncia, en concurso.
En días pasados, ambos buscaron un preacuerdo con la Fiscalía para aceptar cargos y obtener rebajas en la pena. Lo acordado con Juan Víctor fue avalado por el Juzgado Penal del Circuito de Riosucio, su sentencia se conocerá el 17 de enero próximo y podría estar entre los 13 y 14 años. Se estableció que no fue el que mató al indígena, sino que ayudó a desaparecer el cuerpo.
Colaboró con la justicia y de paso dio información para dar con los otros dos comprometidos en el asesinato, quienes ya fueron capturados (ver recuadro El que habría disparado).
Las cosas para el uniformado cambiaron, pese a que había preacordado una pena final de 35 meses (tras el descuento del 50%) sin subrogados. El Juzgado Penal del Circuito de Riosucio consideró que el caso del policía debe pasar al Juzgado 57 de Instrucción Penal Militar.
El juez expresó que en Colombia, además de la justicia ordinaria penal, existe una justicia penal especial encargada de investigar y juzgar a los miembros de la fuerza pública (militares y policías), quienes en servicio activo lleven a cabo conductas reprochables penalmente que se deriven de la labor o misión endilgada en la Carta Política, en las leyes o reglamentos.
“Bajo tal panorama se avizora un motivo de incompetencia que me disuade para proseguir con el conocimiento de las diligencias en fase final”, concluyó.
El 9 de noviembre, la Policía reportó dos nuevas capturas por ese caso en la vereda La Graciela, de Belalcázar. Se trata de dos personas, de 60 y 72 años.
Les hallaron dos escopetas calibre 16, una pistola de fabricación artesanal calibre 38, con dos cartuchos del mismo calibre y dos celulares. Uno de ellos sería el que le disparó al menor indígena, al parecer, porque estaba robando frutas de un árbol. El otro ayudó a desaparecer el cuerpo.
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