LA PATRIA | MANIZALES
13 años y 4 meses de cárcel pagará Jaime Alberto Arias, de 52 años, quien era el asistente de un reconocido médico cardiólogo y ecocardiografista de Manizales. Entre sus labores estaban reclamar los cheques por el valor de los servicios profesionales y arrendamiento de equipos, que prestaba el galeno al Hospital Santa Sofía. Esos dineros debía consignarlos en una cuenta.
Sin embargo, investigaciones de las autoridades determinaron que eso no ocurrió entre 2004 y 2012, y al médico se le extraviaron $714 millones que debía tener consignados.
Arias terminó en un enredo judicial por hurto agravado continuado y en el 2019 el Juzgado Séptimo Penal del Circuito de Manizales lo condenó a 13 años de cárcel.
Lo absolvieron de falsedad material en documento público y falsedad en documento privado. A dos tíos del sentenciado, señalados de cobrar los cheques por ventanilla, los declararon inocentes, pues se cree que fueron engañados por su sobrino.
En abril del 2012, la esposa del galeno verificó el saldo de la cuenta, con el fin de comprar un apartamento, y la encontró con $50 millones. El afectado fue a la tesorería del Santa Sofía para preguntar qué ocurrió con sus honorarios y le explicaron que Arias, cada mes, presentaba un documento de levantamiento de sellos restrictivos (falso) y la autorización para reclamar el salario (autorizado).
No generó sospechas, pues en el hospital sabían que se encargaba de todos los trámites del médico. Sin embargo, ponía a dudar el nivel de vida lujosa que llevaba.
La condena fue apelada y el Tribunal Superior de la capital caldense (TSM) confirmó la sentencia por hurto y le añadió falsedad en documento privado. Sumó cuatro meses y readecuó la pena en 13 años y 4 meses.
El TSM indicó que lo que se pudo probar fue que entre víctima y victimario había una hermandad, hasta el punto de que el médico condonaría la deuda para la compra de la casa de Arias, pues le habría prestado el dinero faltante para adquirirla.
“Esa confianza se generó en tal grado, que era Jaime quien manejaba las tarjetas débito y crédito, conocía las claves. El médico pensaba que no lo defraudaría. Por eso no consultada su saldo. No hay duda de que el acusado perpetraba, mes a mes, falsedades documentales. Sobre los dineros, la Fiscalía se limitó a realizar una sumatoria de los rubros que percibió el médico, pero no dotó al debate de otro tipo de estudios que permitan colegir que el procesado se apropió de todos”.
Para la época de los hechos, Arias era conductor de ambulancia en Santa Sofía. Luego fue separado y se fue a trabajar de lleno con el médico, pues este sufría de una enfermedad.
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