LA PATRIA | MANIALES
María Cristina García Arias, de 41 años, ofendió, según la Fiscalía, a su tío Javier Humberto Arias Ospina. Terminó condenada. Así lo confirmó el Tribunal Superior de Manizales, al resolver el recurso de apelación presentado por la señora.
Los hechos fueron en la finca La Palmera, ubicada en la vereda Argelia Alta, jurisdicción de Manizales, propiedad de Arias Ospina.
El señor contrató en el 2017 a Eduardo Ramírez Franco para que le sembrara 700 colinos de café, lo que en efecto empezó a hacer, pero cuando volvía a darle vuelta al sembrado encontraba los huecos vacíos y las matas a un lado, extraídas e inservibles.
Esa situación la observó el administrador de la finca colindante de nombre Maranata, quien afirmó que la que hacía esos daños era María Cristina. Se lo informó a la hermana de Javier Humberto y este a su vez denunció penalmente el hecho. Los daños causados fueron estimados en $6 millones.
En febrero del 2019 se hizo la primera audiencia, donde la acusada no aceptó los cargos por daño en bien ajeno. El juicio terminó con fallo condenatorio.
En el proceso se señaló que las matas de café no quedaban sirviendo y que las que no alcanzaban a ser sembradas también eran destruidas o maltratadas. Incluso se dijo que cubrían los huecos que el trabajador previamente cavaba para sembrar.
“Plantaban, daban la vuelta a otras actividades, volvían y ya estaba todo removido, encontrando los huecos cubiertos con basura u otras malezas”, se explicó. Al parecer, María Cristina cometía estos actos en compañía de otra persona, que no pudo ser identificada.
“Las matas eran extraídas con la mano y a veces con un palín. La vi los días 20 y 24 de marzo del 2017, pero eso ocurrió durante todo el año”.
Al parecer, la hoy condenada, cuando le reclamaban, decía lo siguiente, según el expediente: “Todo lo que se siembre en ese predio será arruinado por mí, ese terruño es mío. El tío Javier Humberto, quien dice ser el propietario, nunca va a la finca y jamás ha comprado una puntilla para la misma. Mi madre y yo hemos cuidado y organizado el predio por dos años. Me aterra que me acusen de daño en bien ajeno”.
Para el Tribunal, como lo fue para la juez de instancia, no se puede vacilar en afirmar que esa testificación es confiable y merecedora de entera credibilidad.
“Cristina sí se me oponía mucho, ella me tomaba fotos y me decía que por qué iba sembrar café, que porque la finca era propiedad de ella, que era propiedad privada. La última vez conté 133 árboles dañados”, testigo.
De un año y cuatro meses fue la condena. Quedó con una afectación en su hoja de vida y debe mostrar buen comportamiento. La pena se extingue el 22 de septiembre del 2023.
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