LA PATRIA| MANIZALES
"El señor tiene problemas de salud y ansiedad, generados por la situación que está viviendo. Renunció a su derecho a comparecer", se expresó el lunes, durante el inicio del juicio contra un tendero de Samaná, señalado de los delitos de lavado de activos, testaferrato, concierto para delinquir agravado, enriquecimiento ilícito y rebelión.
A él, de 68 años, lo sindican de trabajar para los frentes 9 y 47 de las Farc, durante la época del conflicto armado. Según lo narrado por el ente acusador, esta persona era conocida por los guerrilleros como Viejo Alpino.
"Varios declarantes de este grupo armado dan cuenta de la relación entre él y la guerrilla, con apoyo logístico, económico y de movimiento de base de coca. Hacía alucinógenos y los comercializaba para las Farc en el oriente de Caldas", anotó la Fiscalía seccional.
Las investigaciones en contra del Viejo Alpino van del 2002 al 2016. Se anotó esta semana que se cuenta con informes de proveedores y comerciantes que indicaron los montos adquiridos por el señalado durante ese periodo.
"Esta persona era de muy bajos recursos, pues tenía una tienda en Encimadas (Samaná), y en menos 14 años atesoró riqueza. Se le acusa en calidad de coautor", se añadió.
Durante el juicio de la semana que terminó, que solo tuvo sesiones (lunes y viernes), un investigador del ente acusador contó que se adelantaron requerimientos a entidades bancarias para conocer los movimientos financieros del señalado. Además, se conoció que hizo compras a Nutresa por $92 millones; Casa Lúker, $229 millones, solo en el 2016; Granero La Mazorca, $13 millones; Distribuidora Altipal Bogotá, $134 millones, en el 2016.
Se habló de algunos testigos que lo relacionan con las Farc. A uno lo mataron en Bogotá el 1º de enero del 2012; otro, alias Felipe, pereció en la capital de la República, en el 2009; y uno más, apodado el Mono, pereció en el 2008, en Pensilvania. El juicio seguirá en fecha por definir.
A las autoridades les llamó la atención que atesoró una gran fortuna, con una sola tienda. Lo vinculan con los frentes 47 y Noveno de las Farc. "Obedecía a Kadafi y el Zarco".
Foto| LA PATRIA
Las primeras imágenes de Javier de Jesús Cadavid Palacios en libertad se conocieron en la tarde del 12 de enero pasado, el mismo día en que sus familiares lo vieron salir de la cárcel de Itagüí (Antioquia), donde estuvo por 12 años, condenado por un juzgado de Manizales.
Se recuerda que el proceso contra este antioqueño se originó a raíz de unas extorsiones de las Farc a ciudadanos de municipios de Caldas. Específicamente los frentes que operaban entre el oriente de Caldas y Suroriente de Antioquia.
Su libertad figura como condicionada, en un procedimiento de revocatoria de la prisión, conforme a los lineamientos de la justicia transicional.
Así lo dejó claro la JEP, que avocó desde el año pasado el conocimiento del proceso y luego de revisarlo otorgó la anhelada libertad que por diferentes medios buscó la familia durante varios años.
El por qué se vio involucrado en el proceso penal tiene que ver con que diversas personas confiaban en este comerciante, asentado en Nariño (Antioquia), para recibir consignaciones a través de una cuenta bancaria de su propiedad.
Sin embargo, el frente 47 de las Farc supo de la misma y comenzó a exigir el pago de extorsiones a ciudadanos de Pácora y Aguadas. Un desmovilizado del mismo grupo mencionó la cuenta en una declaración y ahí comenzó el suplicio de Javier, que terminó en una condena a 23 años de prisión. Lo señalaron de prestarse para recibir giros, producto de las intimidaciones a comerciantes.
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