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Sergio Villamizar
COLPRENSA | LA PATRIA | Bogotá.
Son 45 años desde la creación del Festival Internacional de Teatro de Manizales, de los cuales se cumplen 30 de realización ininterrumpida, en una actividad ardua, pues al ser anual, sus organizadores deben estar planeando con qué van a sorprender a su público cautivo para 2014 e incluso 2015.
La edición 2013 que se realizará a partir del 30 de agosto y hasta el 8 de septiembre, es la número 35, siendo el festival, en su género, el más antiguo del continente, contando con una nutrida programación de sala y calle, con mucho talento nacional, además de invitados internacionales de España, Turquía, México, República Dominicana, Brasil, Bolivia, Ecuador y Chile.
Además, tiene como ciudad invitada a Montevideo (Uruguay), declarada Capital Iberoamericana de la Cultura 2013.
Colprensa dialogó con Octavio Arbeláez, director del Festival, que esta semana comienza su edición número 35 con 53 compañías de 16 países.
-¿Cómo ha sido la labor, año tras año, de realizar este festival?
La enorme dificultad es realizarlo cada año, teniendo la capacidad de innovar y reinventarse. Por eso, siempre que empezamos a trabajar en una nueva edición nos preguntamos el porqué de un Festival y por qué Manizales, si 45 años después tiene sentido seguir realizándolo en ese contexto. Cada vez hay que repensarlo más.
- Con estas preguntas, ¿cómo se ha transformado este festival a lo largo de los años?
Este festival nació al calor de los años sesenta, con tu contexto político fuerte dentro del teatro, con la revolución a la vuelta de la esquina, lo que le daba un sentido, más cuando era el único festival en América Latina. Además, se debe tener en cuenta que Colombia, en ese momento en la región, era el único país en democracia, donde se podía tomar la palabra, con discursos plurales.
La recurrencia de repensar el evento cada año es ver si tiene sentido en pleno siglo XXI, si aún tiene vigencia una forma de expresarse como es el teatro, con formas hermosamente arcaicas y con una tradición milenaria, con la velocidad de los nuevos medios.
-¿Cómo inició su relación con el festival?
Cuando empecé a trabajar en el año 1983, tuve que reconstruir toda la historia del evento, porque yo no heredé nada, venía de un periodo de silencio muy largo, pero se vivía el surgimiento de un movimiento teatral latinoamericano muy interesante.
Irrumpían movimientos interesantes de calle, así como la post-dramaturgia, que son formas teatrales que se relacionan con otras manifestaciones, como la danza-teatro, por lo que nos dimos cuenta de que la función del festival giraba entorno a lo que estaba ocurriendo en ese momento.
-¿De qué dará testimonio el festival este 2013?
Lo que debe dar cuenta es precisamente de lo que pasa aquí y ahora, para mostrar los jóvenes creadores, quiénes son los que reciben el testimonio de todas esas generaciones que han pasado y qué están proponiendo.
En este mundo tan cambiante de hoy, ver cómo algunos grupos cuestionan la llamada sociedad del confort. Es un poco lo que pensamos mostrar en esta edición, lo que está y que nos da una luz para dónde va.
Por eso, esta vez nos involucramos con el circo y lo que quisimos hacer es permitir que el nuevo circo se presente, pero dialogando con el circo tradicional, junto a la consolidación de las artes de la calle, que no solo es el viejo teatro de zancos y tambores, sino que ahora hay unas acciones que suelen hacerse muy particulares en diversos espacios.
- Todo esto entorno a la ciudad...
Es importante esa relación, porque los discursos de ciudad se han ido transformando, quizás más que el propio teatro, con todo lo del marketing de ciudad, pero en especial, hay que cuidar la relación profunda de la ciudad con este evento, porque el festival hace parte del ADN de Manizales, en la medida en que la gente se lo apropia y lo espera, siendo un orgullo del caldense.
- Gran aporte del festival a la ciudad...
Había un chiste que decía que en Manizales lo único importante que había pasado era Luz Marina Zuluaga como Miss Universo y el Once Caldas Campeón (risas), pero eso no es así, Manizales es una ciudad universitaria, inteligente, siendo una de las ciudades intermedias con mayor actividad cultural del país.
-¿Cómo fue tomar las riendas de un festival, hace 30 años, casi extinguido?
Tenía la irreverencia e irresponsabilidad de un joven de 24 años que además era decano de la Facultad de Artes de la Universidad de Caldas, por lo que enfrenté el reto con mucha alegría, pensándolo desde la dimensión de ciudad y la necesidad de resignificar el evento y apropiárselo.
- ¿Cómo se relaciona la escena local con el festival?
Hay una escena que tiene una importancia regional, que ha mantenido una relación fluida, y en ese sentido hemos mantenido una relación con la Escuela de Teatro de la Universidad de Caldas, con una colaboración muy cercana.
- Recuperación de la calle…
Nosotros por razones de presupuesto debimos hacer hace algunos años un recorte, pero ahora queremos cumplir con nuestro compromiso y hacer un festival de gran impacto en la calle.
- ¿El circo será clave en esta edición?
Vamos a tener una carpa de circo con la participación de diferentes países de Iberoamérica y con un encuentro internacional de circo. La idea es ayudar a construir todo un discurso entorno a la política del trabajo del circo en el continente. Todo esto con una rueda de negocios.
-¿Los jóvenes tendrán una participación activa en el festival?
Si alguien quiere saber lo que están haciendo los jóvenes en Latinoamérica, en Manizales se presentarán 16 espectáculos dirigidas por muchachos entre 26 y 30 años, entre ellos seis colombianos.
-¿Cómo será la participación de Montevideo, invitada especial este año?
Traen cuatro espectáculos, de los cuales, dos de ellos se presentan en espacios no convencionales, uno de ellos bastante difícil de montar, pero que dará mucho de qué hablar, que se llama “Bienvenido a casa”.
Se ve en dos funciones. Desde las tradicionales butacas frente al escenario, y al siguiente día se ve de lado, para poder ir viendo lo que ocurre detrás del escenario, lo que permite que se vea todo el contexto. Para esto, tuvimos que montar un teatro especial.
-¿Un teatro de gran tradición?
Es un teatro de gran tradición con alta calidad y formación profunda. En los últimos años han empezado a emerger un grupo de jóvenes que han reformado la escena teatral uruguaya.
“La otra mitad de Dios”, una de las obras uruguayas que se estrenarán en Manizales, es una muestra de las formas diferentes que han empezado a cuestionar su pasado y por qué pasó lo que pasó.
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