El festival organizado por la Fundación Salvi llega a su tercera edición y propone para este año un viaje entre las músicas del Archipiélago de San Andrés y las de Nariño. Les compartimos a continuación un repaso de lo ocurrirá en la capital musical de Colombia entre el 15 y el 18 de septiembre.
Érika Gallego Becerra*
Las calles enmarcadas por ocobos rosas y amarillos, una amplia media torta rodeada de un bosque refrescante y el bellísimo conservatorio del Tolima donde siempre se escuchan violines, trompetas y pianos. Las expectativas eran altas: estaba allí para la primera edición del Ibagué Festival, que se presentaba como un festival sin precedentes porque tenía el reto de juntar, en plural, las músicas que somos. Ocurrió en agosto de 2019 y tuvo un cartel de alto nivel: Teresita Gómez, Omer Quartet, Puerto Candelaria, Los Gaiteros de San Jacinto, Guafa Trío, Alkilados, Tood Palmer, Ali A.K.A Mind, tres cantadoras tradicionales de los Llanos, Caribe y Pacífico y Monsieur Periné que inauguró el festival en el Teatro Tolima.
Después de un año en quietud, obligados por la contingencia de la pandemia, en 2021 regresó con una mirada un poco más intimista hacia las músicas originadas en el Tolima. Entre los sonidos campesinos que bajan del nevado hasta los más urbanos y atrevidos que crecen desde el barrio. Tuvo como novedad llevar conciertos - ya no solo hasta canchas y plazas - sino hasta municipios como Chaparral y Villa Restrepo, donde huele a pandebono recién hecho y la punta del nevado se asoma por las tardes. En esa ocasión se rindió homenaje a Hugo Candelario, que tocó con el Grupo Bahía. Destacaron también el maestro Edy Martínez, Dúo Villa.Lobos, Jam G, Yeison Jiménez, Santa Cecilia Ensamble. Hubo además teatro, circo, danza, papayera y batucada.
El festival realizado por la Fundación Salvi, así como el Cartagena Festival Internacional de Música, cuenta también con talleres de luthería, conversatorios, intercambios, laboratorios, clases magistrales, entre otras actividades, todas convocadas por el encuentro natural y maravilloso entre las músicas académicas y las tradicionales. En Ibagué cada versión también ha contado con una exposición de artesanías de la región y el programa A cuatro manos, que invita a dos reconocidos chefs a preparar una ruta gastronómica por distintos sitios de la ciudad.
Foto/Cortesía/Papel Salmón
En esta tercera edición los sonidos llegarán de extremo a extremo: músicas del Archipiélago de San Andrés y músicas de Nariño, un contraste definitivamente interesante. Algo así como un viaje sonoro entre montañas y playas, entre un mar brillante por el sol y una tierra que hiela a fuerza de un volcán. Y esos contrastes impensables es lo que precisamente distingue a este joven festival de otros tantos que se realizan en el país. Allí ya han compartido tarima la orquesta 33 de Colombia y el Omer String Quartet de Estados Unidos. Y también desde la experiencia de público: salir de la sala Alberto Castilla después de deleitarse con la maestra Teresita Gómez con su interpretación al piano de alguna pieza clásica para enseguida llegar muy cerca a una plaza en el centro de la ciudad a escuchar la propuesta de pop tropical de Martina la Peligrosa.
Probablemente cuando uno piensa en Nariño piensa también en poblaciones indígenas y en la frontera con el Ecuador. Se viene a la mente los Andes, el imponente volcán y la expresión achichay para decir que qué frío. Todo distinto de San Andrés, donde el imaginario es más cálido, más azul, más afro y hasta más anglosajón. Desde la cuerda pulsada y el viento, hasta los cueros de las percusiones que recuerdan al agua salada. Sin embargo, serán los diferentes conciertos programados para esta edición del festival lo que nos permitirá descubrir una vez más que cuando nos referimos a las músicas que somos las fronteras tienden a perderse un poco: ni toda la música de Nariño es indígena ni toda la isla de Providencia se mueve a ritmo caribeño.
Bejuco, una agrupación de Tumaco, nos enseñará que las raíces negras del Pacífico y la marimba de chonta también echaron raíces en una porción considerable del departamento de Nariño. Raizal Crew usa mandolina, guitarras y maracas para enmarcar el canto en español y francés que se escucha en toda la isla. Siguiendo la herencia de las músicas insulares, Elkin Robinson es quizá el exponente más importante y conocido de ese territorio ubicado en la América Insular que además de canciones playeras y alegres que recuerdan al sol reflejado en el mar, entona también guitarras lentas y tranquilas acompañadas de un tono dulce, casi arrullador, tipo folk.
Y en medio de esta invitación de frontera a frontera habrá también músicas urbanas, electrónicas y caribeñas con Lydia Aguas y Systema Solar; ritmos andinos con Apalau, estrenos contemporáneos, directores invitados, orquestas y formatos de cámara (énfasis a la Filarmónica de Música Colombiana), cuerdas pulsadas, hip hop, ensambles, solistas destacados como el colombiano Santiago Cañón Valencia y mucho más. Además, este año se estrenará un nuevo escenario dentro del antiguo panóptico de Ibagué, ahora convertido en museo. Todas las entradas a conciertos, talleres y conversatorios son gratuitas.
Foto/Cortesía/Papel Salmón
*IG: @voyag_er
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