
Diego Salgado
LA PATRIA | Aranzazu
Los ocho vestidos púrpura estuvieron guardados un año. Ahora son doblados cuidadosamente por las manos fuertes de Hernando Botero, Pelos, quien los empaca en una bolsa. El vestuario está listo de nuevo para que lo utilicen él y quienes en el viacrucis de Semana Santa unen fuerzas cargando, por las calles de Aranzazu, a Jesús, el Cirineo y dos soldados romanos.En el pueblo, ubicado en el norte de Caldas, los conocen por su actividad como coteros. Son quienes cada día ponen los hombros para cargar y descargar los camiones que salen y llegan con mercancía al municipio.
El Viernes Santo en la mañana Pelos sale de su casa, en el barrio El Progreso, con los vestidos perfectamente planchados. Cerca de allí, en el sector La Congoja, Alexander Ocampo, el Topo, desayuna, como dicen popularmente, “trancao”, para tener energía suficiente, pues más tarde lo espera un gran esfuerzo físico.
En otros sitios también se alistan William 'Caremacho', Fernando 'Simón', Abelardo 'Chatarrero', Absalón 'Cañengue', Juan Carlos 'Bogadera' y Rubén 'el Caleño'.
Riqueza interior
Su costumbre es encontrarse a las 9:00 de la mañana en el Parque de Bolívar. Se les nota ansiosos porque llevan esperando 365 días por la que consideran carga más importante del año. “Nos da una riqueza interior difícil de comprar con dinero”, dicen como si fuera su lema.
La tarea matinal, antes del viacrucis, está destinada para ellos que son fuertes de músculo y grandes de corazón. En cada estación ubican a la Virgen, Herodes, María Magdalena y su hermana Marta, soldados romanos, el Cirineo, la Verónica...
Pelos es el líder del grupo que hace ocho años, como penitencia, recorre a paso lento el kilómetro del viacrucis en Aranzazu. “Los vestidos nos los donó don Octavio Zuluaga. Me encargo de distribuir los puestos de los cargueros y de coordinar los movimientos del grupo durante el recorrido”.
A las 11:00 de la mañana se escenifica la Sentencia en el atrio del templo de Nuestra Señora del Rosario. Luego comienza el viacrucis por la carrera quinta.
Los coteros llevan en su anda (armazón de madera donde cargan santos) a Jesús con su cruz y dos soldados romanos. A lo lejos parece una barca sobre un río humano. El peso para el grupo aumenta en la estación de Bomberos. Allí, la multitud ayuda a subir a un niño, quien protagoniza al Cirineo.
“En total alzamos casi 300 kilos”, comenta Pelos. En su trabajo diario levantan bultos de hasta 50 kilos.
Subiendo y sudando
Son dos cuadras en el ascenso entre Bomberos y la Galería. El sudor brota por los poros y baña a los coteros. El tramo se aplana al bajar a la carrera sexta. Sin embargo, se siente el cansancio.
La llegada está cerca y ya se ve el templo; en poco tiempo quedan unidos centenares de personas que participaron en la procesión y que esperaban en el parque.
Los ocho señores concluyen exhaustos. “Este día lo consagramos al Señor”. La frase es su mejor pago y parece que les basta para recuperar energía.
Aprovechan el momento de descanso para recordar a compañeros que ya no están. Por ejemplo, a el Mascón, que se fue para Bucaramanga hace seis años, y a Albóndiga, quien falleció el año pasado.
Apenas termina el descanso, cada uno entrega su vestido a Pelos, que los lleva a guardar hasta el próximo año, hasta el próximo viacrucis. Los ocho ahora piensan en que el Lunes de Pascua llegue con muchos camiones cargados de mercancía.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015