Fotos | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA
José Arcila, ha vuelto con su renovado estar en la plaza y con unas formas toreras inmensas. A su toro Caperuzo le instrumentó tres naturales superiores. Su faenas se ven más acompasadas en medio de su reconocida seriedad. Una merecida oreja fue su premio. Con su segundo toro, Corredor, realizó igualmente una faena de torero técnico y de valor a un ejemplar que enseñó peligro.
El Molinero
El Pregonero | Manizales
El éxito depende del esfuerzo. Lo aseguró Sófocles y lo demostró José Arcila ayer en su arena, la manizaleña. Regresó a su casa para exhibir los conocimientos que tomó de tentar en campos españoles y torear allí y en México. Arcila fue el primero en encender la fiesta en una tarde de grandes hechuras presentada por la ganadería Santa Bárbara.
Caperuzo fue el toro que ayudó al manizaleño a escribir una historia épica, de lucha y valor. Con ambición se midió a este animal de 450 kilos con tres caleserinas que confirmaron que tiene arrojo y experiencia. La ovación estalló al momento del brindis cuando ofreció al público su faena.
Llegó la música y con ella tres naturales que salieron forzosamente ante un toro que comenzaba a perder el ímpetu del principio. Pero Arcila continuó batallando y con derechazos exprimió lo que pudo. Estaba emocionado y así se lo hacía sentir a su público y con su torear les confirmó que sí se puede ser profeta en su tierra. Aunque la música paró inexplicablemente, el matador continuó con la alegría. Desde los tendidos le gritaron: “Pon la música tú, José”, mientras un pase ponía los argumentos finales a la faena.
El estoque fue hasta la empuñadura y el público jubiloso vio al hijo de la tierra, paisano y amigo triunfar en su redondel. Una oreja fue la recompensa a un torero que se jugó la vida.
Arriesgado
Corredor fue su segundo, el quinto de la tarde. Tres gaoneras y una revolera tejieron la recepción de Arcila a este toro que se tornó tardo y peligroso. El goce se disipó conforme crecieron las alertas de un ejemplar que parecía tener problemas en su vista derecha, el defecto que por suerte salvó al torero de caer entre los pitones por un tropiezo. Pinchó, pero la segunda espada fue mortal. Obtuvo la ovación de la plaza.
Sí, pero no así
José Garrido ejecuta un pinturero pase al toro Desterrado. Verónicas y lances a pies juntos realzaron su labor con la capa. Con su último toro, Malicioso, hubo una gran controversia al solicitar mayoritariamente el público y no concederlo la Presidencia de la corrida. El toro merecía una lidia distinta.
El estreno de José Garrido en Manizales fue polémico. Después del primer toro, Desterrado, con el que expuso su abanico de trucos con el capote y con el que consiguió palmas después de haber descabellado con éxito, el maremágnum de críticas y defensas se dio en el último toro de la tarde.
Malicioso, de 448 kilos, correspondía a todos los llamados de la capa. Con el caballo fue desalentado, pero el toro tomó fuerzas. Galopó el ruedo con gracia y demostró que podía incluso sobrepasar al mismo torero.
Seis derechazos de rodillas adornaron el principio de la última faena. Había música y éxtasis. Dos molinetes levantaron los primeros pañuelos de quienes pedían un indulto para un toro que solo mereció la vuelta al ruedo.
Pero Garrido se precipitó a cerrar la faena. Cuatro minutos de muleta y ya quería pasaportar. El público no tomó bien esa decisión. El plan había funcionado con la precocidad del torero para llevar a cabo la suerte suprema, pero no era otra cosa que un intento de buscar un indulto tempranero y poner al público por encima del toro. La corrida había perdido foco por la controversia y la acertada decisión de la Presidencia de quedarse con el orden natural de las cosas. Oreja para Garrido y vuelta al ruedo para Malicioso. Se apostilla que el torero una vez cambió de espada no exhibió gran cosa.
Honda frustración
Luis Bolívar le instrumenta el inicio de un pase de pecho al toro Rabioso, el cual se corrió en primer lugar. Con la muleta realizó una faena variada y corta. Escuchó un aviso luego de dos intentos y terminó descabellando al toro.
Ayer tampoco fue la tarde de Luis Bolívar. En su segunda presentación consecutiva de esta temporada no logró hilvanar a Rabioso, el primero de la jornada, que se apagó hasta mostrar poca casta. A pesar de los gritos de Bolívar de “vamos toro”, este no respondió. Después de un aviso y un descabello, solo silencio.
Con Camarero, su segundo, Bolívar diseñó un inicio prodigioso con su mano derecha. El toro fue de más a menos, hasta rajarse. Un estoque medio y tendido le dio muerte al toro. El público le reconoció con palmas su actuación.
¿Qué le gustó?
Hermán Giraldo, 70 años
Las faenas de José Arcila y José Garrido.
Simón Zuluaga, 20 años
El último toro.
Daniel Correa, 28 años
Hubo toreros de la tierra que demostraron buenas faenas.
Luisa María Correa, 18 años
El temple de los toreros y el regreso de José Arcila.
Alejandro Salazar, 22 años
El encierro estuvo muy bien presentado y los toreros tuvieron buenos momentos.
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