UNIDAD INVESTIGATIVA| LA PATRIA
A Luis Albeiro Naranjo Grisales, alias Canoso, José Mario Gutiérrez Grisales y al N.N. que las autoridades creen que responde al alias de Pecoso, los mataron a bala por andar metidos en el microtráfico de estupefacientes. Consumidores de bazuco en la vereda La Plata (Palestina), donde ocurrió la matanza el miércoles 23 de octubre, reconocen que Canoso los surtía del estupefaciente.
LA PATRIA visitó la cabecera municipal de Palestina, la zona rural de ese municipio y Pereira, hasta donde llegan las relaciones de las víctimas. "Al Canoso sí lo distinguía yo, no digo que lo conocía ni sé qué más hacía, pero yo le compraba cuando él venía a vender. Después yo me iba para el monte a trabajar y no me daba cuenta qué más hacía él", indica un recolector de café de La Plata.
Otros sí dicen saber qué hacía y cómo operaba. Cambuchaba en las noches a escondidas de los propietarios de fincas y haciendas; es decir, improvisaba cambuches entre cafetales, provisto de papeletas de bazuco, y se dedicaba a venderles a sus clientes. Estos llegaban de predios y veredas cercanas, a pie o en moto. No era un desconocido: "Era el jíbaro de por aquí. Más de uno sabe quién era el tipo", comenta el agregado de una finca.
No se movía solo. Tomaba precauciones. Siempre lo acompañaban dos o más campaneros, personas encargadas de ubicarse en puntos estratégicos y dar la voz de alerta cuando la Policía o capataces o propietarios se acercaban a dar cuenta del cambuche o a detenerlo en flagrancia. Ante el aviso, se escabullía entre la oscuridad y los cultivos, sin dejar más huella que la choza.
Aparte de cambuchar proveía en los alimentaderos de las haciendas, de día, en donde no faltan compradores. "Sobre todo en fincas grandes, y los fines de semana, el menudeo es salvaje. Muchos prefieren consumir antes que comer", revela la dueña de una finca en las afueras de Palestina.
En la cabecera municipal lo distinguían. En el sector de El Morro, conocido lugar de expendio, dieron información sobre él. "¿El Canoso? Era gordito, venía por acá, pero vivía o se mantenía en Chinchiná. A él lo mataron en La Plata en estos días", dice una muchacha de unos 25 años, entre maliciosa y precavida. "A ese man lo mataron la semana pasada en una finca", precisa otro hombre. Una fuente de la Policía señala que a veces Canoso se ocupaba como recolector de café. En Chinchiná se surtía de estupefacientes.
La matanza
Fue pasada la medianoche. No se ha establecido cuántos intervinieron en la acción, pero es claro que tuvieron que ser tres o más; no de otra forma habrían neutralizado al trío que después liquidaron. Los encañonaron, los juntaron y tal como estaban, los condujeron hasta un paraje alejado de las casas-fincas.
José Mario Gutiérrez, uno de los muertos, fue obligado a caminar en chanclas, pantaloneta y esqueleto por el monte; en los bolsillos tenía la cédula y una libreta con teléfonos, entre ellos, el de su hermana, quien después lo reconocería, por llamada de las autoridades, en la morgue del Hospital de Caldas (Manizales). A los otros dos los cogieron descalzos; Gutiérrez y Pecoso serían campaneros de Canoso. Los pescaron con la guardia baja.
Alineados e indefensos los tres, en un punto montañoso donde se bifurcan haciendas repletas de palos de café, los prendieron a bala: y decir los prendieron a bala es poco, si se tiene en cuenta que nada más a Gutiérrez le descerrajaron cuatro balazos en el cráneo y dos más en las costillas.
Cuatro días antes, la Policía allanó tres inmuebles, detuvo a 15 personas y se incautó de un arma de fuego, munición y bazuco listo para comercializarse en Chinchiná. Fue la desarticulación de una banda delincuencial que operaba la olla de Ventiaderos. La lucha por el territorio y el dominio del microtráfico en este municipio y zonas aledañas explican algunos homicidios cometidos con anterioridad, indicó la fuerza policial.
¿Intentaban Canoso y sus secuaces ganarse el espacio que dejaron las capturas en Ventiaderos? ¿actuaban de forma independiente o eran parte de una banda grande? Son hipótesis que se plantean las autoridades, mucho más porque Luis Albeiro Naranjo, Canoso, provenía de la comuna Villa Santana (barrio Monserrate) de Pereira, reconocida por su alta criminalidad y por ser un lugar de acción para el grupo delincuencial Cordillera.
A las 7:00 de la noche de ese 23 de octubre finalizó el levantamiento de los tres cuerpos, al lado de los cuales encontraron recortes de papel, los mismos que se usan para envolver bazuco. O las armas se dispararon con silenciador o el temor de la gente les cerró la boca, porque los habitantes de las zonas aledañas coinciden en que no escucharon nada.
Quienes cometieron la matanza ya se la jugaron con tres muertos, una cantidad que no se presentaba en Caldas hace por lo menos tres años (en 2011, 2012 y 2013 no se había presentado un triple homicidio. Solo en abril del 2011 hubo un doble asesinato). Lo que se debe hacer es definir quiénes fueron los autores de la matanza y que las autoridades incrementen el control efectivo en la cadena del microtráfico, para evitar que en el futuro más personas vayan al mismo lugar en el que acabaron Canoso y sus compinches: el cementerio.
Las autoridades
El comandante de la Policía Caldas, coronel David Benavides, señaló que los asesinatos son materia de investigación de la Fiscalía y que aún no se puede afirmar que los hechos estén relacionados con el desmonte de una banda delincuencial en Chinchiná. Descartó que los homicidios tengan algo que ver con el grupo Cordillera de Pereira y aclaró que los muertos no tenían residencia fija.
Por su parte el gobernador de Caldas, Julián Gutiérrez, expresó: "En Caldas también nos golpea el microtráfico, pero ahí están las autoridades para controlar las ollas y el expendio; son acciones para proteger a la juventud".
Preocupación de los habitantes
Coinciden los pobladores de la vereda La Plata en señalar que nunca, ni en ese territorio ni en el pueblo se había presentado una matanza similar. "Hace 20 años vivo por aquí y jamás había escuchado nada parecido", cuenta una habitante de la zona. "Nací aquí, he vivido toda la vida en estas tierras y no sé de algo igual aquí", agrega un mayordomo.
Sin antecedentes de hechos similares, es apenas lógico que más de uno exprese nerviosismo y preocupación por lo que pudiera suceder en adelante: "A uno siempre le da susto eso que pasó. Que no se vaya a repetir y que la Policía esté muy pendiente", requirió la esposa de un agregado.
Los muertos
-Luis Albeiro Naranjo Grisales, alias Canoso, tenía 43 años, nació en Pueblo Rico (Risaralda) y vivió en el barrio Monserrate (comuna Villa Santana) de Pereira. No presenta antecedentes judiciales. Era padre de dos hijas de 18 y 12 años. Separado. Característica física: gordo. Lo enterraron el 25 de octubre en Pereira.
-José Mario Gutiérrez Grisales tenía 50 años y nació en Pereira. No presenta antecedentes judiciales. Su familia vive en el barrio San Marcos de la ciudadela Cuba (Pereira), pero él no tenía residencia en ese lugar. Era soltero y desde los 15 años se fue de la casa. Vivió en Ibagué en varias temporadas, donde según su familia, se dedicaba a cuidar carros. En la capital risaraldense hizo lo mismo en los sectores de la Gobernación, 30 de agosto y el Estadio. El 14 de septiembre celebró su cumpleaños y el 20 de octubre visitó por última vez a sus familiares. Lo caracterizaba su gusto por las bebidas alcohólicas y tendencia a la pelea. Aspecto físico: contextura delgada, pelo negro y crespo, bigote, moreno, mueco, 1,65 centímetros de estatura. Lo enterraron el 25 de octubre en el cementerio Valles del Recuerdo de su ciudad natal.
-N.N.: hombre de 19 años, denominado alias Pecoso.
Masacre, según Derecho Internacional Humanitario
Para la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, constituye una masacre o matanza: la ejecución de tres o más personas en un mismo evento, o en eventos relacionados por la autoría, el lugar y el tiempo. Bajos esos términos, lo ocurrido en la vereda La Plata (Palestina) entra en esa definición.
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