SERGIO VILLAMIZAR
COLPRENSA | LA PATRIA
Una apretada agenda empezó a cumplir el Premio Nobel de Literatura peruano, Mario Vargas Llosa, como invitado a la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo).
En las instalaciones de la renovada Biblioteca del Gimnasio Moderno de Bogotá se encontró con la prensa nacional e internacional invitada para hablar de su más reciente libro de ensayos La llamada de la tribu, el cual ha sido definido como “la autobiografía intelectual y política del Premio Nobel”, donde las verdaderas protagonistas son las lecturas que moldearon su forma de pensar y de ver el mundo en los últimos 50 años.
“Es un libro que trata sobre el liberalismo a través de una experiencia personal, sobre una evolución en marcada por el marxismo, que en cierta forma suavizaba el existencialismo, con un desencanto que me llevó a revalorizar la democracia, y luego poco a poco, por medio de un esfuerzo intelectual me fue llevando hacia el liberalismo. Esta es la historia que cuenta este ensayo”, afirmó.
Argumento
Según el Nobel, el texto está sostenido por siete pensadores liberales que más lo marcaron y que lo ayudaron a salir de una confusión e incertidumbre intelectual. Por ello, se le ocurrió escribir el libro empezando en el pueblo escocés donde nace Adam Smith, el padre del liberalismo, y mostrar así todo lo que ha significado el liberalismo para la democracia.
Asimismo, indicó que es un libro que quiere rescatar al liberalismo de todas las mentiras, tergiversaciones y caricaturas que se han hecho de él, pero en especial en América Latina.
“La extrema izquierda ha sentido que el liberalismo era un enemigo radical y que debía combatirlo, distorsionándolo, transformándolo en algo que no es. Por ejemplo, mi generación en América Latina, nació creyendo que el liberalismo era una mascara para la explotación, que detrás de él estaba el imperialismo, pero nada de eso es cierto, porque el liberalismo está relacionado con la idea de la libertad. Probablemente sea, dentro de todas las doctrinas y tendencias de la cultura democrática, la que más ha hecho avanzar a la sociedad en normas profundas”, manifestó.
Relación con la política
La relación de Vargas Llosa con los temas políticos viene comenzó a los 12 años, cuando el general Manuel A. Odría dio el golpe de estado al presidente José Luis Bustamante, quien era pariente por su familia paterna.
Siendo universitario pasó por una militancia comunista que apoyó la Revolución Cubana, y más adelante, en 1962, llegó a Cuba en medio de la crisis de los misiles, con la idea de que la revolución se proponía combatir las injusticias sin socavar las libertades individuales.
Fue allí que se desencantó al enterarse de la existencia de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción, donde eran recluidos los homosexuales. Luego vendría el encarcelamiento del poeta Heberto Padilla, quien hacía parte del grupo de poetas que criticaban el régimen cubano.
“En mi juventud América Latina era un paraíso de dictadores. Pasé mi infancia y adolescencia bajo una dictadura militar con censura y sin libertad de expresión, viviendo en la opresión y la mentira. Frente a eso, te encuentras con un joven latinoamericano con cierta sensibilidad, viendo los problemas sociales, era muy difícil que no fuera de izquierda y que no fuera marxista. Para nosotros el comunismo parecía la antípoda de todo el horror que vivíamos, lo asociábamos con la idea de la sociedad más justa y la igualdad”, recordó.
Frases
La charla del escritor duró una hora. A continuación algunas de sus frases
“La literatura tiene que competir con muchas otras formas de entretenimiento que han surgido con la gran revolución audiovisual de nuestro tiempo. Mi esperanza es que la literatura sobreviva a esta competencia y siga siendo en el futuro, como ha sido en el pasado, la fuente principal para el cultivo de la sensibilidad y el gran estímulo de la imaginación”.
“La respuesta a la pregunta de que si el libro sobrevivirá, depende enteramente de nosotros, no hay una ley que determine el camino. Es una decisión nuestra y lo que queramos del futuro de nuestra sociedad”.
“Vivir en una sociedad donde las pantallas derroten al libro yo no la quiero, y no solo por una deformación profesional, sino porque estoy convencido de que aunque producen un extraordinario entretenimiento, las pantallas no son capaces de dejar un efecto tan profundo y permanente como el que dejan los libros”.
“Las democracias son imperfectas y por eso, necesitan constantemente el ejercicio de la crítica para ir superando sus propias imperfecciones”.
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