El 11 de octubre del 2018, los médicos dijeron que Paco Ureña, el torero de Murcia (España), perdería la visión por el ojo izquierdo. Su pronóstico fue desalentador para muchos personajes del mundo del toro, pero, para el matador, fue únicamente otro capítulo, de una larga recuperación que derivó en su regreso a los ruedos el jueves pasado en Sevilla.
Paco Ureña sufrió una gravísima cornada en su ojo izquierdo en una corrida celebrada el pasado 14 de septiembre, en Albacete (España). Un toro del hierro de Alcurrucén lo alzó de lleno y lo hirió en el ojo mientras él lo recibía con el capote.
A Ureña le atendieron de urgencia en el callejón, pero, por su alma fuerte de torero, volvió al ruedo, con el ojo inflamado y ya lastimado. Dio final a la faena y de urgencia lo trasladaron al hospital donde lo intervinieron quirúrgicamente al día siguiente.
El murciano pasó por la misma clínica en donde fue atendido el torero Juan José Padilla, quien también perdió el ojo izquierdo tras una impresionante cogida en Zaragoza. El parche que lleva en su ojo se ha convertido en parte de su identidad como matador, ahora que está en gira de retiro.
No fue el retorno ideal a los ruedos de Paco Ureña porque los astados no le dieron buen juego. Ante toros de Santiago Domecq, él llevó con la zona más gris del lote. Vestido de coral y oro, Ureña intentó por cuanto pudo en su primero y logró ovación y saludo. En su segundo no hubo mucho de dónde transformar materia y salió en silencio de la plaza sevillana.
Aunque el animal ponía todo un poco más difícil, Ureña hizo lo posible para encerrar a toro dentro de la muleta, dictarle los tiempo y colocarlo donde es debido. Era el debut de una ganadería que dejó buen semblante, también porque significó la despedida de Manuel Jesús El Cid, quien está de gira por América y Europa despidiéndose de las plazas en las que construyó su fama.
Otra de las noticias de la semana vino el pasado viernes 10 de mayo de la mano de Pablo Aguado, un torero que quizás tuvo la tarde de su vida al cortar cuatro orejas y salir por la Puerta del Príncipe. La de hace dos días se puede decir que es el fruto de una fuerte preparación de invierno. Al toro Cafetero, su primero de lote, le hizo una faena al natural y vertical. Fue de gran medición con una estocada clara que le dio las dos orejas; tanto fue así que el palco accedió al mérito sin rehusarse. Lo de Oceánico, el último toro de la tarde, también fue un gusto porque al torero se le vio pasión de principio a fin. Dos orejas para Aguado y meses de fama por mantener.
Morante de la Puebla, quien ya parece salir de su zona de confort, logró una oreja tras aviso y Andrés Roca Rey oreja y ovación en quizás la mejor tarde de la Feria de Abril de este año, gracias a unos toros de Jandilla que dieron todo el juego necesario.
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