LA PATRIA | Manizales
Seis tardes y una noche de toros son la esencia del presente taurino de Manizales. La afición local, nacional e internacional acudió como ya es tradición a los tendidos para observar y, eventualmente emocionarse, con las combinaciones toros – toreros que propuso Cormanizales para el 2019. El balance es favorable, a pesar de dos tardes que generaron disgusto entre los asistentes porque los toros no cumplieron y que sirven de llamado de atención a los ganaderos.
Fue una temporada difícil, pero tan taurina como todas. Mal sería calificar una ciclo anual por la cantidad de orejas cortadas, pues este es solo ese plus que ofrece el triunfo, pero no es el camino real por donde pasan las verdaderas esencias alrededor de la tauromaquia. A la plaza se asiste a ver el toro, estudiar su comportamiento y/o evaluar su fenotipo. Se analizan los recursos de cada torero para medirse al nivel de complejidad de cada astado, la forma en la que se ejecuta cada suerte y el respeto que se da al ritual taurino.
Es todo este evento el que agrupa a los miles de taurinos que tarde a tarde acudieron de forma generosa a la plaza, como juez último de la bondad torera de cada integrante de la lidia.
Aunque varios aficionados a través de redes sociales se mostraron inconformes con la repetición del Mano a Mano entre Enrique Ponce y Julián López El Juli, la taquilla demostró que hay suficiente afición para disfrutar de este encuentro. Fue una corrida cómoda porque los toros de Ernesto Gutiérrez embistieron al gusto de todos los presentes, pese a que ningún astado fue ofensivo de los pitones, reduciendo un poco el grado de dificultad de los alternantes.
La inclusión de toreros como Cristóbal Pardo y Álvaro Lorenzo (a última hora por la lesión de Ponce) en el Festival causó inmensa satisfacción.
Los recortadores que fueron la novedad esta temporada le mostraron a la afición otra arista de la tauromaquia y dejaron de sensación de quererles volver a ver.
El encierro de Paíspamba fue sobresaliente y por algo el mejor de la temporada. Fue una buena tarde, sobre todo para el novillero Juan Sebastián Hernández, que revalidó todos sus créditos.
El rendimiento de los toros de Dosgutiérrez, que por otro año consecutivo tuvo un desempeño insuficiente, se mantiene como un punto a examinar por la empresa porque lo de este 2019 fue pobre. Quizá sea tiempo de un concurso de ganaderías dentro de la feria para perfilar otros hierros.
La presencia de rejoneadores que no ajustan larga experiencia es un riesgo. La exhibición de Andrés Rozo este año pasó de la expectativa al lamento porque sus dos salidas al ruedo estuvieron entre la preocupación y el tedio. Se recuperó gran parte de la seriedad del segundo tercio, pero es fundamental que dos banderilleros se pongan en forma y bajen de peso. Colombia está en mora de nuevos puntilleros, más sagaces a la hora de esta ejecución.
Entre todos los participantes de la fiesta está en conocer mejor el reglamento, sobre todo en puntos sobre cambios de toros por deficiencias o por conductas impropias para la lidia, como sucedió con el toro que saltó en dos ocasiones al callejón, lo que causó confusión y crítica.
Deben regresar Emilio de Justo, Álvaro Lorenzo y Román Collado. Cristóbal Pardo aprovechó su oportunidad y merece la representación nacional junto a Juan de Castilla. La novillada debe mantenerse con los tres mejores novilleros en el país para que mantenga el listón donde quedó.
Mantener la afición porque es una sociedad taurina de oro. Las asistencias masivas todos los días dan muestra de la buena salud de la Manizales taurina.
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