LA PATRIA | Madrid (España)
Aparte del picador Luis Viloria, que actuó dos tardes a las órdenes de Curro Díaz, solo un matador colombiano hizo el paseíllo en la pasada feria de San Isidro. Se trata de Sebastián Ritter.
El paisa de 26 años, que tomó la alternativa en Las Ventas durante la Feria de Otoño de 2013, abrió la última semana del ciclo isidril con una desagradable corrida de El Ventorrillo, tan destartalada y complicada que puso en serios aprietos a la terna.
Lo cierto es que Sebastián estuvo realmente bien con un toro áspero y de serie presencia, al que plantó cara con tal firmeza que, no solo terminó dominándole, sino que, además, le terminó toreando con suavidad y empaque por naturales, justo cuando nadie se esperaba que un toro tan bronco fuera a terminar deslizándose en la muleta del colombiano, que le ganó la pelea gracias a la apuesta firme y sincera.
Una ovación dejó el terreno abonado para el que debió ser su segundo toro de la tarde, el sexto, pero no pudo ser. Movido por su ambición, la misma que le hizo entrar en un apretado quite por gaoneras en el primero de la tarde, que correspondía a Eugenio de Mora, le llevó a volver a intentar el lucimiento por chicuelinas en el cuarto, también del lote del toledano, con la mala suerte de que tropezó a la salida de un lance y cayó a merced del toro, que le corneó gravemente en la pierna derecha, teniendo que ser trasladado a la enfermería, de la que ya no pudo volver a salir para lidiar aquel sexto toro. A la postre, aquel toro fue el mejor de la corrida y Eugenio de Mora, que cubrió la baja de Sebastián, le cortó una oreja, mientras el paisa era operado.
Diez días después, el 20 de junio, Ritter recibió el alta de la Clínica de La Fraternidad de Madrid, donde se recuperaba de una cornada de 20 centímetros en la pierna derecha que produjo grandes destrozos en el gemelo, lesionó vena safena interna y contusionó arteria y nervio tibiales, así como otra herida superficial en el pliegue inguinal derecho.
“Estoy mucho mejor, ahora que ya pudo ir a caca –confesó el colombiano a LA PATRIA, justo antes de abandonar el hospital–. Afortunadamente, los últimos exámenes han salido bien y, aunque he pasado estos días con fiebre, dolores y muchas molestias, espero empezar a rehabilitarme pronto, para no perder algunos compromisos que tengo y que tanto están costando conseguir”.
Y es que no está fácil para nadie que no sea figura el entrar en las ferias y conseguir contratos, mucho menos para un extranjero y no se trata de discriminación, a la vista está que es un peruano el que comanda el escalafón, sino de la dificultad de labrarse un nombre de interés para el público y los empresarios. En ese sentido, los colombianos, después de César Rincón y el tirón que tuvo Luis Bolívar como novillero, y que estiró algunos años como matador en España, no han tenido aún un relevo que genere tal interés.
“Ya me habría gustado a mí que en la feria más importante del mundo hubiéramos entrado varios colombianos –reflexiona Sebastián–. Todavía no entiendo que no estuviera anunciado un torerazo como Luis Bolívar, que en Colombia da la talla en todas las ferias y se mide con los mejores, y que aquí en Europa ha logrado cosas importantísimas, sobre todo después de que hace un año estuvo tremendo en las dos corridas que toreó en Madrid. Y creo que toreros como Juan de Castilla o Luis Miguel Castrillón, por nombrar algunos de los que han hecho temporada en Europa, tienen un nivel importante como para sobresalir en una feria como estas. Además, Colombia necesita nuevos toreros que animen el ambiente local, sería lo mejor para todos, y el mejor escaparate para esto es Madrid. Creo que las empresas colombianas saben valorar el esfuerzo de los que venimos aquí a dar la cara”.
“Hombre –interpela–, creo que no se me ha dado mal. Hubo momentos en los que sentí al público de Madrid muy metido en la faena y me valoró muy bien, con lo exigentes que son. Si entré en el segundo quite fue porque pensé que podía poner todo aún mejor para mi último turno, pero a veces la suerte es así y lo que no es para uno, no lo será. No me queda la espina del último toro, que al final fue el mejor de la corrida, porque esa oportunidad no era para mí, era para Eugenio, que la supo aprovechar. Espero que la que es para mí llegue pronto y no la deje escapar. Creo que estoy preparado para dar ese paso y Madrid fue testigo de eso”.
La verdad es que, tanto la prensa especializada como los aficionados de Madrid han hablado muy bien de la actuación del colombiano, en una feria que terminó en triunfo total con la emocionante Puerta Grande obtenida por Paco Ureña.
Fue el sábado 15, con los toros de Victoriano del Río. Hubo que esperar hasta el último toro de la corrida, pues, aunque le correspondía el quinto, el murciano debió correr turno, ya que se encontraba en la enfermería siendo atendido de una fuerte contusión costal. Después se supo que Ureña toreó ese último toro con una costilla rota. Sin embargo, eso no fue obstáculo para que Paco dibujara una de esas faenas que llevan el sello de su pureza y naturalidad propias.
Pocas veces Madrid se entrega con un torero como lo hizo con él, rugiendo en cada natural y en cada embestida que pasaba arrancando los hilos de oro del vestido de Ureña, que no le importó jugarse el tipo con el fin de obtener la gloria en Madrid, esa que soñó tantas veces y que le ha costado tanto sacrificio alcanzar. Por eso la plaza entera se fue tras la espada con Paco y le izó a hombros con las dos orejas que le coronaron como gran triunfador de la feria. De momento, ya se sabe que está en conversaciones con la plaza de toros de Cali para actuar en Colombia. Ojalá no sea la única.
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