LA PATRIA | Manizales
Quienes no gustan de la fiesta brava aseguran que el fin de la tauromaquia está cerca. Pero, después de lo visto y sentido el pasado puente festivo en Manizales, el horizonte puede ser otro. Hay afición y para rato. Fue grato ver tantos aficionados nuevos en los tendidos de la plaza de toros, niños conversando con sus abuelos, 'parches' de amigos disfrutando sanamente, además de familias y generaciones, unas comenzando y otras liderando el gusto por los toros.
La pasada XIX Feria de Toros y Ciudad fue la analogía de los exámenes académicos para quienes buscan obtener su título, pasar a una mejor categoría, si se le puede llamar así, o reafirmar sus habilidades profesionales. Al final, las menciones de honor se las llevaron Juan Sebastián Hernández y David Martínez.
Toros y Ciudad es un evento heterogéneo, que presenta el universo taurino, desde el novillero que aún lucha contra sus miedos y enjundias, como el que sabe leer la embestida del toro y sacar el mejor provecho de ella. Además, con el ingrediente este año de una torera y un indulto en la novillada con picadores. Por eso, varias páginas se pueden escribir sobre esta feria, exitosa gracias a la coordinación de Cormanizales y a un público que se sabe comportar en una plaza de toros.
De la novillada sin picadores del viernes hay que destacar el avance de novilleros locales, pero se necesitan guías para muchos de estos jóvenes que a veces se embriagan en la adrenalina y la cabeza caliente, por lo que terminan perdiendo el control de sus respectivas lidias. No obstante, hay futuro. Mucho.
La novillada con picadores del sábado dejó un buen sabor gracias a tres novilleros cuajados, con experiencia, que han aprendido en sus años aspirando a ser toreros. Juan Sebastián Hernández y Julián Mateo dejaron el listón en lo alto. También la presentación de Juan Gómez Dinastía fue reflejo de seriedad.
La corrida de cierre dejó entrever las múltiples variables del toreo nacional, la vida del toreo femenino y la oportunidad de buenas banderillas. Eso sí, es hora de que varios subalternos se pongan en forma y pierdan peso corporal. Sin embargo, el protagonismo del domingo se lo llevó la afición, que acudió masivamente y llenó la plaza otra vez. Una tarde alegre que, para quienes fueron por primera vez a la plaza de toros, seguramente será inolvidable.
El ganadero Jorge Gutiérrez escribió una interesante explicación sobre el indulto del sábado y que se premió con una oreja al novillero manizaleño Julián Mateo. Jorge dice: “A mi juicio habla bien de la presidencia el hecho que diferencie el comportamiento del toro del Torero. No es correcto amarrar el comportamiento que haya podido tener un toro en el ruedo a la calidad de la faena que a él haya sido capaz de realizarle el matador”.
Agrega: “El toro destacado se debe premiar, si lo merece, de manera independiente a como se premie al torero. Vale decir un toro sobresaliente, puede recibir una faena sobresaliente, buena, mediocre o mala. Y el toro triunfará y, de pronto, el torero no, porque no estuvo a la altura que la calidad del toro le requería. Y entonces no se hace acreedor a trofeos. (Y esto también puede suceder a la inversa) A un toro no lo indulta el torero”.
Cierra diciendo que: “el indulto lo pide el público y lo concede la presidencia. El torero se limita a torearlo y a mostrar sus condiciones y de acuerdo a la forma como lo haga se le premiará o no. No es condición imprescindible que un indulto signifique automáticamente el premio de las dos orejas del toro, o dos y rabo donde este concede. La faena debe premiarse de acuerdo a la calidad de la misma”.
Van los agradecimientos al ganadero por esta aclaración.
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