LA PATRIA | Manizales
Quizás desde los tiempos de César Rincón no se veía un invitado nacional tan necesario en las ferias taurinas colombianas como ahora sucede con Juan de Castilla. La apuesta por el paisa es grande, como el símil anterior, porque en él se han visto y encontrado las cualidades, aptitudes y actitudes justas para tener nuevamente un embajador colombiano en el toreo mundial.
El paso de Juan de Castilla en la temporada colombiana que se cierra hoy es más que satisfactorio. Logró apéndices a franca lid, de Manizales salió a hombros y en Bogotá, el domingo pasado, se enfrentó a ejemplares de Mondoñedo que propusieron una altísima dificultad, por solo enumerar dos casos, más allá de sus visitas a la provincia y un entrenamiento intenso.
El mérito de este joven matador es todavía mayor cuando no huye a encerrarse a castas específicas para torear, sino que se nutre de todas las dificultades y exigencias de los astados para dinamizar su repertorio. Es un hombre sencillo, lo que le convierte en un torero grande.
Víctor Diusabá contó sobre la corrida de hace una semana: “Juan de Castilla se encontró con el mejor toro de la corrida y no lo desperdició. Hubo temple y gusto en el capote. Y tras la buena vara de Rafael Torres, vinieron las series redondas. Por ambos pitones, además. Solo que un desarme enfrió a lo tendidos. Con esa espina salió para lidiar el sexto de la tarde. La movilidad que prometía el ejemplar fue solo una ilusión. Juan echó manos entonces de su propia raza para empujar la faena hasta conseguir el premio de una oreja.”.
De lo que vivió hace una semana en la plaza de toros de Santamaría en Bogotá, Juan contó: “El toro tuvo un buen inicio de faena, repitiendo y bravo, pero en cuanto siento que le pude, se defendió y empezó a quedarse corto”. Agregó que disfrutó su tarde a pesar de las complicaciones que también le llegaron a los otros dos alternantes: los españoles Octavio Chacón y Fernando Robleño. Ayer estuvo en un tentadero que realizó César Rincón a las afueras de Bogotá antes de emprender su viaje a España donde le esperan retos mayores.
Como un espectáculo “nunca antes visto en Colombia” promociona la Corporación Taurina de Bogotá la corrida goyesca de la tarde de hoy con la presentación de Enrique Ponce, Sebastián Castella y Ramsés, este último como cuota colombiana. Toros de Ernesto Gutiérrez para un gran cierre de temporada colombiana que vio cómo se desvaneció la temporada de Medellín hasta no poderse realizar.
38 años después de su última corrida goyesca, Bogotá vuelve a esta especial usanza española. En 1981 fueron Pepe Cáceres, Sebastián 'Palomo Linares' y José Mari Manzanares los que tejieron un cartel de ensueño. Fue la primera corrida goyesca en Colombia, según historiadores del mundo del toro y ahora la novedad está de la mano del arte del maestro Loren Pallatier, artista francés reconocido por grandiosas transformaciones de arenas europeas. El ruedo será un lienzo que también se llevará todos los aplausos. También estará el tenor Valeriano Lanchas para hacer la sincronización lírica y musical de esta tarde histórica.
Con ello se reafirma la vigencia de la temporada taurina colombiana y su fuerza en Bogotá.
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