EFE | LA PATRIA | Ciudad de México
El torero peruano Andrés Roca Rey cortó dos orejas al último toro de la jornada para salir el miércoles, día de la Virgen de Guadalupe, por la puerta grande en la corrida Guadalupana de la Plaza México que convocó a unos 40 mil espectadores.
Joselito Adame y Sergio Flores, ambos mexicanos, y el español Morante de la Puebla se fueron con las manos vacías en esta corrida en la que se lidiaron toros de ocho ganaderías distintas que, salvo el sexto y el octavo, provocaron continuas protestas; es más, el quinto fue devuelto.
El peruano
La faena de Roca Rey a un toro sin casta de la ganadería Jaral Peñas obtuvo la puerta grande gracias a una certera estocada y momentos de vértigo que enardecieron al público, hasta entonces mayoritariamente molesto por el ganado que había salido por la puerta de toriles.
Tras unos ajustados lances al capote por gaoneras, Roca Rey inició la faena de muleta con las rodillas echadas en la arena.
El resto de su desempeño fue por momentos atropellado, llegando el peruano a ser desarmado por el toro, y todo el tiempo sin fijeza en la ligazón, recuperando terreno y citando las embestidas del toro con el pico.
Con la mano izquierda, Roca Rey interrumpió bruscamente la tanda en el segundo pase a pesar de que el toro tenía más transmisión por ese pitón. Unas bernardinas finales y la estocada le facilitaron su primera puerta grande en la capital mexicana.
Malos
El que abrió plaza, de la ganadería Xajay, se llevó una tanda de putos en el arrastre. Morante no pasó de un trasteo y algún amago de pase. Finiquitó rápido.
El segundo de la tarde, del hierro mexicano de Santa Bárbara, le correspondió a Joselito Adame, y fue recibido con protestas. El torero hizo un gran esfuerzo estando en la corrida Guadalupana tras haber sido empitonado la semana pasada toreando en los campos de la ganadería de Teófilo Gómez. Falló con la espada tras una faena de muleta tosca, incitando al toro con zapatillazos en el albero y a voces, lo que gustó a parte del público.
Los dos siguientes, de Sergio Flores y Andrés Roca Rey, no dejaron nada para el recuerdo.
Segunda parte
Especialmente intensa fue la bronca que recibió el segundo toro de Morante, de la ganadería de Teófilo Gómez, un animal sin trapío y con escasas defensas, nada que no se haya toreado en esta plaza antes, que fue devuelto. Con el tercero, del sello de Los Encinos, con casi peor presentación que el toro devuelto, Morante renunció a torearlo ante su peligrosa falta de casta. El matador se llevó una sonora rechifla final.
El segundo de Joselito, del hierro de Barralva, fue el mejor de la corrida por su bravura, pero el torero de Aguascalientes no logró meterlo suficientemente en la muleta y el toro se acabó dispersando. Flores nada pudo hacer con el séptimo, de Campo Hermoso.
El éxito a última hora de Roca Rey alivió la decepción del público por el ganado, en un encierro de casi cuatro horas y que mantuvo la capacidad de convocatoria de las dos últimas ediciones de la Corrida Guadalupana.
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