César Valencia
LA PATRIA | MANIZALES
Una de las fiestas tradicionales del país más largas es la que se celebra en Riosucio, perversamente interpretada Carnaval del Diablo, para quienes desconocen y confunden el significado de lo simbólico de esta legendaria figura, que se instauró en el año 1740, desde donde viene la primera advocación visible del Diablo del Carnaval.
En el transcurso de este festejo se instaura como primer acto la República del Carnaval, que se traduce básicamente en la manera como el pueblo de Riosucio dirigido por la Junta del Carnaval, sus comités, cuadrilleros y matachines, comienzan a ejercer, a manera de parodia y burlesca, la organización político-religiosa de la localidad.
La apertura se llevó a cabo el 17 de julio. Se proyectó un video mapping con las expresiones culturales de la fiesta, lo que muestra que lo tradicional no riñe con lo contemporáneo.
Lo que sigue
Después se realizará cada mes un Decreto, con el que se critica o elogia lo divino y humano a través de versos inspirados por poetas populares y escritores consagrados. Y a 15 días de la celebración del Carnaval se organiza el Convite, una especie de obra de teatro que mezcla distintos formatos de expresión oral, música, canto y proyecciones visuales, donde los hacedores se declaran maduros para llegar a la realización del festejo, que en la edición 2017, se iniciará al amanecer del 6 de enero y finalizará el 11.
La instalación de la República Carnavalera estuvo rodeada de miles de personas que se reunieron para escuchar los distintos mensajes que entregaron 60 actores. Entre diseñadores, agrupaciones musicales, prosistas, elaboradoras de vestuarios y técnicos de sonido y montaje demostraron que el Carnaval es un acto esencialmente colectivo. Todo ello sumado a que en esta oportunidad la organización, por carecer de recursos económicos, fue financiado por cada uno de los protagonistas, quienes lucieron impecables y hermosos disfraces.
El gran desafío
La actual y renovada Junta del Carnaval y la Alcaldía Municipal en las próximas carnestolendas tendrán grandes retos, como es estudiar la programación, descentralizar las diferentes actividades y ritualidades, hacer respetar los parques y espacios públicos, contratar empresas de logística, tener habilidad para comercializar espacios y publicidad, exaltar las artesanías y la gastronomía locales y conceder mayor participación a las agrupaciones folclóricas terrígenas, como expresiones de una fiesta esencialmente local-regional, que por sus valiosas expresiones tiene destacada presencia nacional.
Esta Junta Directiva sin antecedente en la historia del Carnaval tiene el mayor respaldo de sus pobladores, probablemente acentuará la identidad pluricultural y mestiza de los raizales y tendrá en avance programaciones alternas y contemporáneas, pensando que la tradición no es estática.
En consecuencia, la consigna debe ser contribuir a salvaguardar la esencia del Carnaval y prolongar la protección de este admirable Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional incluido en la lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, que engrandece los sentidos de vida caldense y riosuceña, que también celebra la Fiesta de la Candelaria, el Encuentro de la Palabra y la colombianidad.
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