Fernando-Alonso Ramírez
LA PATRIA | Manizales
La literatura y la historia son unidas. Stefan Zweig, Colleen McCullough, Santiago Posteguillo o Juan Gabriel Vásquez han mostrado cómo se puede contar los hechos históricos atrapando el interés de los lectores con buena pluma y con vuelo literario.
En Caldas varios autores literarios, a través del tiempo, han intentado narrar con base histórica. Ahora es un reconocido historiador el que se metió a probar la literatura. El presidente de la Academia Caldense de Historia acaba de publicar Nostalgia de los Balcones, versión novelada de la colonización antioqueña y particularmente de la gestación de Marquetalia.
La obra se da en tres momentos y tiene todo que ver con los orígenes genealógicos de la familia del autor y, por supuesto, con la vida cotidiana de la población del oriente de Caldas, cuna del reconocido autor.
Sin ataduras
- El temor de los novelistas con los historiadores es que se pongan tan estrictos con la historia que se sienten maniatados para el vuelo literario. ¿Se sintió usted maniatado?
Debo advertir al lector que poseo un recorrido ya muy extenso estudiando la historia del país y, en particular, de la región caldense, lo que no me da derecho a posar de historiador, pero sí a reconocer que en este campo tengo más experiencia que en el terreno de la novela. Sin embargo, no considero haberme sentido condicionado por la perspectiva historicista en detrimento de lo creativo. El ejercicio que realicé fue muy simple: Después de indagar por varios años mis raíces familiares en las poblaciones antioqueñas de Sonsón, Guarne y Rionegro, y de ubicar mis ancestros en el escenario del siglo XIX, me di a la tarea de tejer una narración en la que lo histórico quedó como un mero fondo de los sucesos imaginarios protagonizados por esos personajes que fueron mis tatarabuelos, bisabuelos y abuelos.
- Habla de tres momentos clave: la colonización antioqueña, los años de la violencia bipartidista y la pandemia. Cuando hablaba de la pandemia sentí un poco más al ensayista que al novelista. ¿Lo cree así?
Siempre he pensado que el artista de la palabra debe hacerse vocero, de alguna manera, de los que no tienen voz. La pandemia dejó al desnudo las debilidades y limitaciones de la sociedad en que vivimos. Sin embargo, no era mi pretensión hacer de panfletista o de ensayista. La estructura de la novela fue montada sobre una coyuntura del momento real en que estuve escribiéndola y consideré pertinente dejar en ella el testimonio de lo más relevante que sucedió en los primeros meses de la cuarentena en que nos vimos sumidos los colombianos, encerrados en nuestras casas, sólo recibiendo las no muy estimulantes noticias de los sucesos políticos y sociales del país. Un amigo mío, al leer Nostalgia de los Balcones me dijo que, por las referencias al coronavirus, mi obra también se podría titular “El desamor en los tiempos del covid”.
- ¿Qué tanto hay de Ángel María Ocampo entre los personajes de la novela? ¿Qué tanto es verdad, qué tanto es ficción?
La novela está inspirada en los recuerdos de mi infancia y primera juventud en Marquetalia. Por ello, su título: Nostalgia de los Balcones. Sin embargo, no todo ahí es real. Quise dejarles a los lectores el reto de identificar lo ficticio de lo real, porque mi pretensión era hacer ante todo novela histórica. Creo que la novela histórica es eso: Una historia fundamentada en hechos reales, cuyos cabos sueltos son suplidos con sucesos imaginarios para lograr un todo verosímil, en el que el lector podrá juzgar hasta dónde la realidad conocida se hace coherente con las soluciones de la fantasía, creadas por el autor, o viceversa.
- Hay denuncia social y fuerte en estas páginas. Sobre el gamonalismo en algunos municipios, sobre la torpeza de la modernidad que no respeta nostalgias ni patrimonios y sobre la tramitomanía que ahoga los derechos de muchos ciudadanos, entre otros. ¿Se sintió cómodo hablando de estos temas?
Sí, pienso que la novela histórica debe tener una buena dosis de denuncia social. El papel del historiador, tanto como del novelista, es hacer consciente al lector de las sinrazones de nuestra cultura y por ello en mi novela trato de hacer una descripción intensa de los avatares de los colombianos en medio de este conflicto que parece el mito del eterno retorno del cual hablaba Nietzsche.
- ¿Cómo han recibido lo novelado sus colegas historiadores? ¿Le han hecho correcciones?
Para nada. Al contrario, ha habido unanimidad entre los historiadores que han leído mi novela, al calificarla como una obra con rigor histórico. Me siento muy halagado con opiniones como las de los reconocidos historiadores Rodrigo Llano Isaza, miembro de la Academia Colombiana de Historia; de Víctor Zuluaga Gómez, miembro de las academias de Historia de Caldas y de Pereira; José Jaramillo Mejía y José Miguel Alzate, de la Academia Caldense de Historia; de Óscar Jaramillo, de la Academia Pereirana de Historia; de Giovanni Di Filippo Echeverri, del Centro de Historia de Sonsón (Antioquia); de Jesús Tiberio Giraldo, del Centro de Historia de Ambalema. Y muchos historiadores más de la Red de Historiadores de Colombia han enviado sus comentarios muy positivos acerca de mi obra.
Los interesados en adquirir la novela Nostalgia de los Balcones, comunicarse con el autor. Teléfono: 3105112271.
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